31/05/19

2º TENIENTE ABELARDO MARTÍN DE LA MONJA.

   Abelardo Martín de la Monja era descendiente directo -tataranieto- del héroe antequerano y gloria de la Patria española, el Capitán de la 5ª Compañía del primer Batallón del Regimiento de Málaga D. Vicente Moreno Baptista, asesinado por los franceses en Agosto de 1810 por defender a España, al Rey y al Pueblo.

   Nació nuestro Abelardo en la ciudad de Granada, el diez de Julio de 1877,siendo bautizado el siguiente día dieciséis en la iglesia parroquial de San Matías de esa ciudad y era hijo del Capitán de Caballería retirado D. Antonio Martín Catalán, poseedor de la Placa de San Hermenegildo, y que el primero de Septiembre de 1890 pasó a situación de retirado con residencia en Madrid, falleciendo el quince de Junio del año de 1896.

   Fue su madre Dª. Aurora de la Monja Moreno, bisnieta del héroe antequerano, quien en la mañana del ocho de Febrero de 1909 fue recibida junto con dos de sus hijas, Blanca y Aurora, por la Reina María Cristina, que la atendió con mucha amabilidad y deferencia. También participó Dª. Aurora en los actos organizados en Antequera con motivo del centenario de la muerte de su egregio bisabuelo, acompañada de sus hijas y de un sobrino del Capitán Moreno, D. José Moreno Sánchez.

   Desconocemos todo sobre la infancia y adolescencia de Abelardo, aunque si sabemos que desde 1888 hasta 1894, estuvo cursando sus estudios en el colegio de San Fernando de Madrid, de donde salió para preparar las pruebas de acceso a la Academia de Infantería y posteriores estudios en ella una vez admitido. 

Aunque no sabemos el motivo, si sabemos también que la familia de Abelardo debía tener algún tipo de relación con S. M. la Reina Regente doña María Cristina, pues dicha Señora le ahijó y le costeó la carrera militar, de la misma manera que intervino para que a su hermana Aurora la admitieran en el colegio de Santa Isabel de Madrid, recomendándola para su ingreso. Esta Aurora acabó siendo Maestra nacional.

   Así pues, el joven Abelardo se prepara para las pruebas de admisión en la Academia de Infantería, pruebas que supera con éxito el 14 de Agosto, pasando a sentar plaza como alumno el día 28 de Agosto siguiente, en virtud de Real Orden de 14 del mismo mes, procurando desde el principio aprovechar al máximo el tiempo aplicándose en los estudios.

   El día 5 de julio de 1895 es designado, junto a otros compañeros Cadetes, para ocupar una vacante de pensión de segunda categoría en la Academia, percibiendo 1,50 ptas.

   Permaneció como alumno de la academia hasta fin de Febrero de 1896, cuando habiendo terminado con aprovechamiento sus estudios, correspondientes al plan de enseñanza de cursos abreviados, obtuvo el empleo de Segundo Teniente del arma de Infantería por Real Orden de 21 de ese mes de Febrero y con la antigüedad de dicho día, siendo de inmediato destinado al Regimiento de Infantería de Saboya Nº 6, al cual se incorporó en Madrid, donde permaneció prestando el servicio de su clase, familiarizándose con los procedimientos militares y a tratar con la tropa. Acababa de comenzar su aventura militar.

   En Madrid se hallaba hasta que en fin de Diciembre siguiente, recibe la noticia de causar baja en ese Regimiento, pues por Real Decreto del nueve anterior es destinado al Batallón de Cazadores Expedicionario para Filipinas Nº 15, adscrito a la segunda Brigada al mando del General Don José Marina Vega, trasladándose de inmediato a Barcelona, donde sin dilación embarcó en el vapor Montevideo con destino a aquel archipiélago asiático.

   Llega el barco al archipiélago filipino, entrando en el puerto de Manila el dieciséis de Enero, desembarcando y quedando en situación de campaña a la espera de órdenes de marcha, la cual llegó comunicando que deberían las tropas llegadas de la Península ponerse en marcha para la localidad de Cabuyao, en la provincia de La Laguna, el siguiente siete de Febrero, lo que se verificó de inmediato, quedando nada más llegar a dicho punto prestando el servicio de campaña

Escudo de las posesiones españolas de las Indias Orientales en la época de D. Abelardo
   El diecisiete de Febrero y por orden recibida, se pone el Batallón en movimiento, encaminando sus pasos en dirección Montyng Ylo, en Santo Domingo, llegando a dicha localidad sobre las siete de la tarde de ese mismo día, habiendo conseguido las tropas nacionales desalojar al enemigo que se hallaba atrincherado en las inmediaciones del camino que siguieron nuestros hombres.

   A la mañana siguiente se puso en marcha el Batallón, uniéndose a la Brigada que mandaba el General Marina, con el fin de tomar parte en el asedio y asalto del pueblo de Silang, cosa que se verificó con éxito a las diez de la mañana del día diecinueve, quedando nuestras tropas acampadas en las nmediaciones, prestando el servicio de avanzada hasta el siguiente día veinticuatro, que partió el Batallón junto con la Brigada del General Marina en dirección al monte Ybar, lugar donde sostuvo un nutrido fuego con los rebeldes filipinos allí apostados, que habían pretendido rebasar la línea establecida por las tropas nacionales en aquel sector, consiguiendo batirlos y ponerlos en fuga.

   Sin apenas descansar, a las seis de la mañana del día siguiente -veinticinco de Febrero-, partió el batallón con dirección a Das Mariñas, a treinta quilómetros de Manila, sosteniendo en aquel punto un durísimo combate contra los rebeldes allí establecidos, pero tras varias horas de intenso fuego fueron desalojados de sus posiciones, estableciendo nuestras tropas allí el campamento, lugar en el que permanecieron hasta el día seis de Marzo, que tras desayunar y recoger emprendieron la marcha hacia Salitrán, cerca de Das Mariñas, donde el Batallón de Abelardo estuvo operando y donde se consiguió batir al enemigo allí parapetado, desalojándolo y ocupando los nuestro esas posiciones y estableciendo allí el campamento.

   El siguiente día nueve, partieron nuestras tropas a las tres de la tarde con la Brigada a la presa de San Nicolás, haciendo noche en un bosque que próximo se hallaba. Al día siguiente, bien temprano, continuaron la marcha hasta llegar a situarse a unos quinientos metros de la presa, defendida por elementos rebeldes que allí se hallaban atrincherados, pero haciendo gala una vez más nuestros hombres de valor y arrojo, se lanzaron decididamente a tomarla, lo que se consiguió. Tras ocupar las trincheras y limpiar la zona, acamparon, quedando en servicio de avanzada.

Zona donde actuó Abelardo, al sur de Cavite
   El siguiente once prosigue la marcha sin descanso, hasta que llegaron al fuerte de Zapote y acampan en sus inmediaciones hasta el día veintitrés, que partió la columna en dirección a Ymus, donde tras un vivo tiroteo y demostraciones de valor por parte de las tropas nacionales se consigue asaltar las trincheras y  desalojar a los rebeldes de sus posiciones, quedando los nuestros dueños del campo y estableciendo allí mismo el campamento.

   No se relajan Abelardo y sus compañeros, pues el veinticinco por la mañana, después de haber marchado sin descanso, tomaron otra trinchera, tras lo cual procedieron al asalto de Ymus, donde quedaron pernoctando, para al día siguiente, con las primeras luces del día, partir hacia el pueblo de Bacaor, donde acamparon.

   Desde Bacaor, partieron el día treinta y uno en orden de marcha con destino al pueblo o barrio de Banibá, quedando acampados en las llanuras que allí había, pues teníase al enemigo a la vista y se pretendía batirlo a primeras horas de la jornada siguiente, primero de Abril de 1897.

   Efectivamente, todavía no estaba el sol asomando su corona, cuando desde el campamento y con el objetivo de la toma de Cavite, avanzaron Abelardo y los suyos, formando parte de la Compañía de vanguardia, dispuso su Capitán que la Sección de Abelardo se situase en primera línea. A pesar del nutridísimo fuego de los rebeldes, los cuales, en número muy superior, les hacían frente desde unos ochocientos metros muy bien atrincherados y en una posición muy ventajosa, lo cual no detuvo a Abelardo, quien con sus hombres continuó avanzando en tan difícil situación, manteniendo la total serenidad y control de la situación, hasta que cuando ya se hallaban a unos sesenta metros de las trincheras rebeldes, el fuego enemigo hizo diana en el cuerpo de nuestro Abelardo, pero despreciando su vida y anteponiendo el deber, continuó avanzando hasta que la rápida pérdida de sangre dio con el en el suelo, siendo recogido su cuerpo entre la lluvia de balas por el Soldado Rodríguez Duque, quien lo trasladó a la ambulancia, donde acabó muriendo el joven Oficial al poco rato de las heridas recibidas. Ocurría esto en las inmediaciones de Noveleta.
   
   Murió como solo lo sabe hacer un español en el campo de batalla: con arrojo y valor.

   Suponemos que fue enterrado en aquel sitio, dejando un triste recuerdo entre sus Superiores, compañeros y subordinados. Las operaciones militares continuaron, pero eso ya no forma parte de esta biografía.

   Por informaciones, sabemos que en la capilla del Colegio de San Fernando de Madrid, donde estudió seis años, se ofició una misa de réquiem por el eterno descanso de su alma.

   De conformidad con lo expuesto por el Consejo Supremo de Guerra y Marina el 25 de Mayo de 1899, el catorce de Junio de 1899 se le concede a su madre, Dª. Aurora, viuda, la pensión de 821, 25 ptas. anuales que pasaría a cobrar a partir del veinticuatro de Diciembre de 1897, dejando a partir de ese día de percibir las 625 pesetas al año que percibía como viuda de Oficial del Ejército. Un alivio dado que era el único dinero que percibía para vivir. Ignoramos si poseía alguna propiedad

   Como recompensa a sus servicios por la Patria, se le concede el diecinueve de Julio de 1898 la Cruz del Mérito Militar de primera clase. Este es el documento que da fe de ello:


DON ALFONSO XIII

POR LA GRACIA DE DIOS REY CONSTITUCIONAL DE ESPAÑA, Y EN SU NOMBRE
    Y DURANTE SU MENOR EDAD LA REINA REGENTE DEL REINO:

      POR CUANTO en observancia de la establecido en el Real decreto de tres de agosto de mil ochocientos sesenta y cuatro, instituyendo la Orden del Mérito Militar, y en atención al comportamiento observado por Don Abelardo Martín de la Monja segundo Teniente de Ynfantería en la tomo de Presa del Molino el diez de Marzo del año prosimo pasado;

Vine por MI resolución de veinticuatro de Julio siguiente en concederle la Cruz de primera clase de la referida Orden, con el uso del distintivo señalado para la recompensa de servicios de guerra.

   POR TANTO, mando á los Capitanes y Comandantes generales, Gobernadores Militares, Oficiales y soldados de los Ejércitos de mar y tierra, Tribunales, Justicias y demás autoridades, así civiles como militares, y á cualesquiera otras personas de todas clases, fueros y condiciones, que le hayan y tengan por Caballero de primera clase de la Orden del Mérito Militar, guardándole todas las distinciones y prerrogativas que le deben ser guardadas; y que se tome razón de esta cédula en las oficinas de la Administración Militar. Y para que se cumpla y ejecute todo lo referido, mando expedir la presente cédula firmada y con el sello correspondiente y refrendada por el Ministro de la Guerra
   Dada en Palacio á diez y nueve de Julio de mil ochocientos noventa y ocho
                                                                  Yo la Reina Regente
                                             Miguel Correa

         V. M. nombra Caballero de primera clase de la Orden del Merito Militar á Don Abelardo Martin de la Monja, segundo Teniente de Ynfanteria                                  


    Como se puede comprender, grande fue la pena de su madre y hermanas tras conocer tan trágica noticia, pero ello no fue óbice para que aquella iniciase los procedimientos necesarios para que a su hijo se le concediera la Cruz de San Fernando, pero tras realizado el juicio contradictorio, consideró el Consejo Supremo de Guerra y Marina que su acción no quedaba comprendida en los supuestos que marcaba la ley, de modo que el veintisiete de Diciembre de 1901 se desestimó su petición.

   Ya se había barruntado Doña Aurora que lo de la Cruz de San Fernando iba a ser muy difícil, de modo que dispuesta a que la muerte de su hijo en defensa de los intereses de la Patria no quedaran sin premio, ni corta ni perezosa escribió carta a S. M. la Reina Regente Doña María Cristina, a quien unía cierta relación, por la cual le solicitaba se dignase concederle la cruz de María Cristina. Esta es la carta que escribió el catorce de Diciembre de 1901:

   Señora

   Doña Aurora de la Monja y Moreno, de estado viuda, domiciliada en esta Corte, calle de Alcalá ciento trece, piso primero izquierda, con cédula personal de novena clase, número veintiocho mil seiscientos seis, expedida en veintisiete de Junio último, y madre del segundo Teniente que fue del Batallón Expedicionario número quince Don Abelardo Martín de la Monja, á V. M. con el debido respeto expone:

   Que su citado hijo embarcó para las Islas Filipinas en quince de Diciembre de mil ochocientos noventa y seis, cobrando sueldo de primer Teniente, según en aquella fecha estaba dispuesto por la ley. Al desembarcar en Manila fue destinado su Batallón á operaciones de campaña con la División mandada por el Excmo. Señor General Don José Lachambre y Brigada del Excmo. Señor General Marina, la cual iba siempre á la vanguardia; asistió a las acciones de Monte-ibo, Silang y Pérez Dasmariñas, en este último punto con su compañía recorrió el pueblo persiguiendo al enemigo y al que hicieron numerosas bajas; siguió después a Salitrán y Lomas de San Nicolás en donde con su Compañía asisió a la toma de una trinchera, la cual fue tomada al enemigo a la voz de ¡a la bayoneta, ánimo Cazadores! Y al grito de ¡viva España! Dado por su Capitán, todos subieron á la trinchera desalojando de ella al enemigo; continuó después operando en Ymús, Río Zapote y, Noveleta donde falleció heróicamente al ir á tomar otra trinchera al enemigo el día primero de Abril de mil ochocientos noventa y siete. No se le ha concedido por estos hechos de armas mas que una Cruz roja del Mérito Militar sencilla. Por lo que,

   A V. M. suplica en virtud de los hechos mencionados, se digne conceder al mencionado hijo de la recurrente Don Abelardo Martín de la Monja, la Cruz de María Cristina correspondiente al empleo de Capitán (toda vez que como queda dicho cobraba sueldo de primer Teniente), por una de las acciones anteriores á la fecha de la de Noveleta, con el fin de que sean recompensados  los buenos servicios que prestó á su querida Patria.

   Gracia que espera alcanzar del bondadoso corazón de V. M., cuya vida guarde Dios muchos años.
   Madrid catorce de Diciembre de mil novecientos uno.

Señora
A. L. R. P. de V. M.

                                     Aurora de la monja y Moreno

   Bueno, ni que decir tiene que esta carta surtió su efecto, pues el tres de Abril de 1902 se le concede, lo cual podemos leer en el siguiente documento:


DON ALFONSO XIII
POR LA GRACIA DE DIOS REY CONSTITUCIONAL DE ESPAÑA, Y EN SU NOMBRE
    Y DURANTE SU MENOR EDAD LA REINA REGENTE DEL REINO:

      POR CUANTO en observancia de la establecido en el Real decreto de treinta de enero de mil ochocientos noventa, instituyendo la Orden  Militar de María Cristina, y en atención á los servicios de campaña prestados en Filipinas desde el once al veinticuatro de marzo de mil ochocientos noventa y siete por Don Abelardo Martín de la Monja segundo Teniente de Ynfantería  fallecido y muy especialmente por su comportamiento en la toma de Ymus, ocurrida el dia veinticinco de marzo citado.

Vine por Mi resolución de trece  de febrero del año actual en concederle la Cruz de primera clase de dicha Orden, pensionada con la diferencia entre el sueldo de su empleo y el de primer Teniente según determina el artículo séptimo del vigente reglamento.

   POR TANTO, mando á los Capitanes y Comandantes generales, Gobernadores Militares, Oficiales y soldados de los Ejércitos de mar y tierra, Tribunales, Justicias y demás autoridades, así civiles como militares, y á cualesquiera otras personas de todas clases, fueros y condiciones, que le hayan y tengan por Caballero de primera clase de la Orden del Mérito Militar, guardándole todas las distinciones y prerrogativas que le deben ser guardadas; y que se tome razón de esta cédula en las oficinas de la Administración Militar. Y para que se cumpla y ejecute todo lo referido, mando expedir la presente cédula firmada y con el sello correspondiente y refrendada por el Ministro de la Guerra.

   Dada en Palacio á tres de Abril de mil novecientos dos

                                                                  Yo la Reina Regente
                                            
   V. M. nombra Caballero de primera clase de la Orden Militar de María Cristina á Don Abelardo Martín de la Monja, segundo Teniente de Ynfantería fallecido.

   Registrado al nº 1644

   Cúmplase lo que mandado por S. M.

                         Madris 29 Abril 1902

                           Antº  Malli


   Bien, por fin ha conseguido que a su hijo se le reconozcan los méritos contraídos por amor a la Patria, pero la realidad se impone y la necesidad de vivir cada día en unas condiciones que ella considera decorosas para su posición, la llevan a pedir que se le mejore la pensión que percibe por Abelardo, fundándose en que se le concedió la Cruz de María Cristina de primera clase, pero la Administración, lamentablemente, deniega su petición.  


Genealogía del joven Abelardo


1- Juan Moreno Márquez, hijo de Estanislao Moreno Texada y de Águeda Márquez Romero
                casados en Antequera el 1-10-1770
     Petronila Baptista Ruiz, hija de Cristóbal Baptista Vázquez y de Ana Ruiz Carbonero
                                        I
                                        I
                                       V

2- Vicente Moreno Baptista, Héroe Nacional, hijo de Juan Moreno y de Petronila Baptista
                casados en Málaga el 9-12-1800
     Teresa Velasco García, hija de José Velasco y de Agustina García
                                        I
                                        I
                                       V

3- Juan Moreno Velasco, hijo de Vicente Moreno y de Teresa Velasco
                + casados en Málaga
     Francisca de Suárez
                                        I
                                        I
                                       V

4- Manuel de la Monja de los Reyes, hijo de Juan de la Monja y de Apolonia de los Reyes
                + casados en Málaga el 6-12-1847
     Rosario Moreno Suárez, hija de Juan Moreno y de Francisca Suárez
                                        I
                                        I
                                       V

5- Antonio Martín Catalán, hijo de Manuel Martín y de Manuela Catalán
                + casados en Málaga el 30-4-1870
     María Aurora de la Monja Moreno, hija de Manuel de la Monja y de Rosario Moreno
                                        I
                                        I
                                       V

6- Abelardo Martin de la Monja, hijo de Antonio Martín y de María Aurora de la Monja

Soldado Español
Málaga - 2019

01/05/19

TENIENTE ANTONIO CAMPUZANO Y SALAZAR

   Esta pretende ser la muy breve biografía de una vocación marinera frustrada por culpa de la deficiente salud del individuo que habiendo puesto sus juveniles ilusiones en llegar a ser, en los días de su invierno, un Brigadier de la Armada que, junto al fuego de la chimenea, contara a sus nietos sus aventuras a lo largo y ancho de la mar oceana,  hubo de conformarse, por decisión inapelable del Destino, con ser “solo” Teniente de Navío, terminando su carrera militar como funcionario en el dique seco.

   Lástima de capital humano, pues podía haber logrado grandes metas pateando arriba y abajo las cubiertas de las orgullosas naves españolas, surcando los océanos y  contribuyendo a que el pabellón de la gloriosa nación española ondeara, orgulloso, en los altos mástiles de los barcos del Rey.

   Pero como ya se sabe que “el hombre propone y Dios dispone”, pues quiso la fatalidad que Antonio honrara el siempre supremo nombre de España desde la mesa de su despacho, entre estantes repletos de documentos, legajos y libros relativos a la mar, y en los que, añorando las tempestades del mar y los combates contra los enemigos de la Patria y del Rey, le hubiera gustado sumergirse en ellos y revivir sus años en la mar, olvidando, aunque solo fuera a ratos, la mala suerte que le privó de sentir el sabor del salitre al batir las olas contra los barcos.

   Vino Antonio al mundo a las once y media de la fría noche del dieciocho de Diciembre de 1769, en Cuzcurrita de Río Tirón, provincia de La Rioja, siendo bautizado el siguiente día veinte, en la Parroquia de San Miguel de dicha localidad, por el cura beneficiado de ella Don Bonifacio de Cobos. Tuvo por padrino a D. Martín de Salaya.

   Fueron sus padres Joaquín de Campuzano y Salamanca, Regidor perpetuo de Santo Domingo de la Calzada, y de Manuela Rosa de Salazar y Salcedo.

   Fueron sus abuelos paternos Diego José de Campuzano y Vico y Manuela Bernardina de Salamanca y Ochoa. Fueron sus abuelos maternos Pedro Antonio de Salazar y Óñez y Maria Antonia  de Salcedo y Turres.

   Tuvo, que sepamos, cinco hermanos: Francisco -Gobernador de las Aduanas de Cantabria y Regidor Perpetuo -también- de Santo Domingo de la Calzada-, Joaquín -Abogado y Oficial de la Primera Secretaría de Estado-, Tomasa, Gregoria y Maria Ramona.

   Pero, ¿cómo era la España que vio nacer a Antonio? Para ello retrocederemos en el tiempo, hasta 1733 y 1743, cuando España firma los llamados Pactos de Familia con Francia, por los cuales se hace más presente la influencia de esta sobre la política exterior española. No obstante esto, España empieza a ser una nación próspera, a la vez que se incrementa el centralismo, quedando el Estado definido como una estructura político - administrativa  centralizada y uniforme.

   Es cuando Ministros de la talla de Patiño, Ensenada y Eslava proceden a realizar importantes reformas en el aparato del Estado, prestando especial atención a las reformas del Ejército y de la Marina, tanto mercante como militar.

   Es una época en la que España se ve beneficiada por el espíritu de reformas que implantan tanto estos Ministros primero como Grimaldi, Esquilache, Aranda, Campomanes y Floridablanca después, los cuales tuvieron la visión y el acierto de encauzar las potencialidades económicas del Estado y de la ciudadanía para transformar las costumbres y llevar a la modernidad a la sociedad española, reintroduciéndola en la corriente europea.
   Debido a un nuevo Pacto de Familia firmado con Francia en 1761, España interviene en la llamada Guerra de los Siete Años y en la de la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica, la cual terminó en 1783 con la Paz de Versalles y por la cual España recuperaba Menorca y recibía la península de La Florida y la colonia del Sacramento. Esta vez le tocaba perder a Inglaterra.

   Es decir, la España a la que se vino a vivir Antonio era una España que prosperaba económicamente,  que era respetada en el concierto de las naciones, así como poseedora de una Armada lo suficientemente potente como para asegurar el dominio de sus mares y el comercio marítimo entre sus colonias de Ultramar y la Península, teniendo a Cádiz como una de las ciudades más importantes del mundo.


   Convencido de que su vida estaba en el mar, entró Antonio a cursar los estudios elementales como Guardia Marina, tomando asiento en Cádiz probablemente en 1783, y tras haberlos superado con éxito, tuvo su primer embarque el 26 de Abril de 1785, verificando a partir de entonces diversos embarques, en los que ejecutó navegaciones, cruceros y comisiones, tanto en los mares de América como en los de Europa, bien en buques individuales, bien en las Escuadras mandadas por los Generales D. Félix de Tejada –conde de Morales-, D. Francisco de Borja  y D. Juan de Lángara, obteniendo en cualquiera de sus regresos su patente de Oficial del Cuerpo General.

   Tras mucho trabajar, estudiar y aplicarse con tesón en la profesión, pudo enviar carta a sus padres comunicándoles, con orgullo, que había sido acreedor al ascenso al empleo de Alférez de Fragata el seis de Marzo de 1787. Ante el se abría un futuro lleno de ilusiones y esperanzas.

   En 1789 estuvo embarcado primero en el bergantín “Flecha” y después en el navío “Paula”, ascendiendo el 12 de Julio de 1790 al empleo de Alférez de Navío y pasando a desempeñar su nuevo empleo embarcado en la fragata “Rosario”, con la cual pasó a América del Norte y donde estuvo ejerciendo labores de vigilancia de aquellas aguas, previniendo las fechorías que los piratas ingleses tenían por costumbre cometer, disuadiéndolos, bien por la fuerza de las armas, bien por la mera presencia de las naves, de cometerlas, y tras pasar en aquellos mares el tiempo que la superioridad había determinado regresó a la Península en la fragata “Rosa” al año siguiente, pasando entonces a ejecutar algunas comisiones por el Mediterráneo, hasta Octubre de 1792, mes en que debe ser baja debido a una afección bucal severa, que le obliga a dejar toda actividad.

   Una vez repuesto y retornado al servicio activo, desde Febrero de 1793 hasta Agosto de 1796 estuvo en los navíos “Pelayo”, “San José”, “Serio”, “San Nicolás”, “San Fernando”, “Real Carlos”, “Concepción”, “Santa Ana”, “San Fermín” y “Atlante” y en el bergantín “Infante”, verificando en este tiempo algunos cruceros en las Escuadras que, al mando de D. Francisco de Borja y D. Juan de Lángara, realizaron por el Mediterráneo y el Océano. Además, ejerció también de Ayudante del Jefe de Escuadra D. Antonio Chacón y en los intermedios de sus desembarcos ejerció en tierra el servicio de Ayudante de la Mayoría General del Ferrol, en arsenales y buques desarmados, pasando desde el 26 de Abril de 1796 hasta Julio de 1798 a ejercer sus funciones como Ayudante de la Compañía de Guarda Mar.

   Tras unos años de noviazgo, deciden el y su novia contraer matrimonio, solicitando para ello la preceptiva Real Licencia, la cual les es concedida el tres de Mayo de 1796, pero por alguna razón que desconocemos, ni su mujer ni sus hijos disfrutarían del Monte Pío militar, a no ser que el muriera en acción de guerra o a sus resultas. Casó, pues, en ese mismo mes de Mayo, en la Parroquia castrense de San Francisco, sita en la ciudad de San Fernando, Cádiz, con Maria Luisa González y Sarraoa, hija del célebre marino Felipe González de Haedo, Jefe de Escuadra de la Real Armada. Tuvo al menos dos hijos: Ramón -quien realizó sus pruebas de nobleza en 1827- y Joaquina, la cual casó con Serafín de Sotto y Abach, conde de Clonard y Oficial de Infantería del Ejército.  

   El 27 de Agosto de ese año es ascendido a Teniente de Fragata.

   En Julio de 1798 se da de baja, nuevamente, del servicio, debido a unos problemas en los tarsos de la mano, según parte facultativo.

   El 16 de Mayo de 1800 se le concede la Subdelegación Militar de la Isla de León y el cinco de Octubre de 1802 es ascendido a Teniente de Navío.

   El 8 de Julio de 1803 y por R. O. es nombrado Ayudante de Matrículas del mismo destino, cargo en el que estuvo hasta el 25 de Marzo del año siguiente, cuando gracias a los buenos informes acerca de su excelente conducta, su aplicación constante y sus conocimientos capaces, se le confió el empleo de Segundo Ayudante  Secretario de la Capitanía General del Departamento de Cádiz, cargo que estuvo ejerciendo hasta el 24 de Febrero del año siguiente en que nuevamente debió solicitar la baja, pues padecía una afección estomacal, yéndose a pasarla a su pueblo y aunque se recuperó, ya estando nuevamente en el servicio activo, en Febrero de 1805 volvió a causar baja, durante los meses de Julio a Noviembre, que los pasó en su pueblo, y tras los cuales volvió ocupar su destino hasta mediados de 1807, que por nueva enfermedad se le concedió prórroga de licencia por la misma y para pasarla en Madrid, advirtiéndosele el 29 de ese mes y en la séptima prórroga, que sería la última y con la condición de que si no se curaba debía pedir el retiro. Las temporadas de convalecencia que pasaba en su pueblo, lo hacía en la casa que allí tenía, la cual estaba situada en la Plaza Mayor, habiendo encima de la puerta el escudo de los Campuzano - Salazar.

   Tras su recuperación, el 7 de Enero de 1808 es nombrado Ayudante de Guardias Marinas, pasando a continuar su mérito en las Brigadas de Artillería, hasta el 21 de Enero de 1809, día que es nombrado Ayudante del Jefe de Escuadra y Mayor General de la Armada D. Francisco Javier Uriarte y aunque el 26 del mismo mes se le destinó a los Batallones de Campaña, no pudo hacerlo, pues su mal estado de salud no le permitía soportar aquellas fatigas, lo cual le obligó a solicitar nuevamente la baja el 8 de Febrero siguiente, pasando a restablecerse a su pueblo, volviendo posteriormente a desempeñar su cargo en la Ayudantía y destino pasivo como Teniente de Navío.

   En 1812 es nombrado Oficial en la Secretaría del Despacho de Marina, y donde pasó los siguientes diecisiete años, siendo por el camino nombrado Oficial Archivero de la Secretaría de Estado y del Despacho Universal de Marina el 5 de Junio de 1813, con honores y antigüedad de Oficial.

   A tenor de lo dispuesto por un R. D. de 1815, se le concede de abono de tiempo por la Guerra de la Independencia, que pasó en el Departamento y sitio de Cádiz, cuatro años, cinco meses y diecisiete días. Así mismo, fue agraciado por S. M. el Rey Don Fernando VII con su nombramiento como Caballero de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III el 25 de Junio de 1824, con Cruz pensionada, por los servicios prestados a la Patria durante la guerra contra los franceses en su destino de Cádiz.

    Entre los años de 1818 y 1825 va escalando posiciones en la Secretaría de Estado, pasando de Oficial 5º a Oficial 1º, cargo en el que estuvo al menos hasta 1830, año en el que también fue nombrado Miembro Honorario del Consejo Supremo de la Guerra y Primer Oficial del Negociado General de la Administración y Hacienda Militar de Marina, pero ya para siempre alejado de la vida militar a bordo de los barcos, de lo que fue su verdadera vocación.

    Así mismo fue recibido como Caballero de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III el 25 de Junio de 1824, con Cruz pensionada. 

   Debió fallecer con posterioridad a 1830, pues a partir de entonces ya no hay datos de el ni en su Hoja de Servicios ni en ninguna otra publicación periódica. Piensa el autor de esta biografía que debió pedir el retiro anticipado, probablemente como consecuencia de sus problemas de salud.

Soldado Español
Málaga - 2019

LUIS EYTIER BENITEZ. UN LAUREADO EN VIDA.

Luís Eytier Benítez nació en Lorca el día 23 de Mayo de 1864, recibiendo la agua del Bautismo en la iglesia parroquial de San Mateo. Al pare...