Vino al mundo el primero de Mayo del año de 1814, en Fuentecilla de Abajo, provincia de Valladolid, hijo de una familia acomodada y muy tradicionalista.
Se hallaba
estudiando en la Universidad de Valladolid, cuando falleció el tirano
Fernando VII y al conocer el levantamiento de los partidarios de Carlos María
Isidro de Borbón en Castilla contra la legítima soberana de España a cuyo
frente se había puesto Jerónimo Merino Cob, el famoso Cura Merino terror de los
franceses cuando la Guerra de la Independencia, el veintidós de octubre de 1833
se unió al batallón que se había formado en Peñafiel, en el que militaba su
padre y del cual era uno de los oficiales, incorporándose a las fuerzas del
Pretendiente en La Rioja el siguiente once de noviembre.
Tras diversos
sucesos, esa fuerza de voluntarios se disolvió y ante la perspectiva de ser
capturados por las tropas liberales el veinticuatro de diciembre emigró a
Portugal junto a Merino y otros diecinueve oficiales más.
Dos meses y
medio después, el tres de marzo de 1834, dos escuadrones de carlistas que se
habían formado en Portugal y a las órdenes de Merino, entran en España, entre
cuyas filas se hallaba nuestro hombre y avanzan hacia el interior de la
Península, operando preferentemente por las provincias de Burgos y Soria, enfrentándose
en repetidas veces con los cristinos, sufriendo los rigores del clima
continental de la Meseta, la escasez de avituallamientos y el acoso constante
de las tropas liberales, sonriéndoles a veces la fortuna y otras sufriendo
amargamente los embates de la derrota.
El veintiséis de
Setiembre de 1835 y en cumplimiento de la orden recibida, pasó este ejército
rebelde a las Provincias Vascongadas y a Navarra, donde continuaron de campaña
hasta 1836, cuando la famosa expedición de Gómez. En ella estuvo nuestro D.
Santiago como ayudante del brigadier Villalobos, y, muerto éste en Córdoba,
pasó como ayudante del general en jefe al cuartel general.
Poco tiempo
después, el coronel Alcántara y Santiago Lirio fueron enviados como parlamentarios
a la localidad jiennense de Alcalá la Real, donde se hallaba la división cristina
de Alaix, siendo recibidos por éste en el primer momento como correspondía, pero
alguna razón que desconozco, fueron entregados a la milicia nacional del pueblo,
en calidad de detenidos por espías, siendo trasladados a Granada y encerrados
en la torre del homenaje de la Alhambra, permaneciendo en prisión dos meses y
medio, al cabo de los cuales fueron trasladados a Cádiz, donde fueron
embarcados en un bergantí mercante británico escoltado por un barco de guerra
de esa nación, con rumbo a Santander, donde fueron puestos en libertad mediante
un canje de prisioneros celebrado en Vitoria.
El treinta y uno
de agosto de 1839 y como comprendido en las Reales órdenes emanadas del Consejo
de Vergara, queda incorporado en el ejército nacional, en el mismo arma en que
servía en el ejército carlista y destinado en clase de supernumerario al
regimiento de Húsares de la Princesa por Real orden de siete de noviembre de
ese año.
Al año
siguiente, estuvo con su regimiento participando de las operaciones llevadas a
cabo contra Segura, Morella y Verga, plazas que fueron tomadas al enemigo,
distinguiéndose concretamente en la última, que por sus acciones fue ascendido
a comandante de escuadrón el cuatro de julio de 1840.
Los años de 1841
y 1842 los pasa prestando el servicio de su clase, hasta que por Real orden de
nueve de agosto de 1843 le fue revalidado su empleo de capitán y por otra Real
orden de veintiuno del mismo mes es destinado como capitán primero del primer
escuadrón del recién creado regimiento de Talavera 1º de cazadores a caballo,
pues el de Húsares de la Princesa quedó extinguido y donde permaneció por
espacio de cinco meses, al cabo de los cuales quedó de reemplazo.
El treinta y uno
de enero de 1844 es dado de baja en este último regimiento por ascenso a
comandante, quedando en situación de reemplazo hasta el veintitrés de enero de
de ese mismo año, que es nombrado primer comandante del Cuerpo de Carabineros
de la Real Haciendo, en Puerto Rico.
El quince de
enero de 1845, como primer comandante del resguardo de carabineros de Real
Hacienda de Puerto Rico, dirige una instancia con recomendación, solicitando la
propiedad de la administración de la aduana de Mayagüez, que sirve como
administrador interino por nombramiento de la Intendencia, mediante la
separación de Segundo Correa, que la servía, fundando su petición en los buenos
y acreditados servicios prestados. Esta petición estaba apoyada por el
Intendente, quien afirmaba que Lirio había tenido hasta la presente una
conducta ejemplar y había cumplido con sus servicios con exactitud y
competencia, siendo apreciado por el comercio de ese partido.
Había ejercido
la Inspección de Loterías, del Hospital Militar de Mayagüez y últimamente la
aduana de Naguabo. No se le concede. Marzo de 1846.
En marzo de 1854
y debido a padecer hepatitis crónica y otras dolencias derivadas del clima,
solicita licencia para pasar a la Península a reponerse, concediéndosele la
licencia en mayo de ese año, pero en septiembre y debido a que los rigores del
verano mesetario no le beneficiaron, solicitó una prórroga de seis meses más,
para que el seco invierno le beneficiara, lo que le fue concedido.
El quince de febrero de 1855, solicitó una
licencia para poder pasar a Montpellier con su mujer, María Vellier, a realizar
una cura para esta, pues estaba enferma, obteniéndola el siguiente seis de
abril y por un periodo de cuatro meses. Pero, desde luego, era evidente que la
razón última de su marcha a esa ciudad francesa era porque desde ella carlistas
y republicanos preparaban sendos levantamientos contra la monarquía isabelina.
Así pues, era
evidente que nunca dejó de estar en contacto con su causa y durante sus años en
Puerto Rico mantuvo constante comunicación con el llamado Carlos VI y con la
oficialidad que formaba su ejército y así, en el año de 1860, participó en la
conspiración montelinista, cuando el famoso desembarco de Carlos VII en la
Rápita, situación que le puso en gran aprieto y en la tesitura de perder
incluso la vida.
El diez de enero
de
1862 volvería nuevamente a solicitar licencia para pasar al extranjero y poder permanecer allí durante un
año, con el argumento "de ocuparse
de asuntos propios y de utilidad general"
En 1867 fue
elegido diputado a Cortes por la provincia de Valladolid y candidato durante el
Sexenio Revolucionario por Valladolid en las elecciones constituyentes de 1869
y por Peñafiel en 1871, aunque no consiguió ser reelegido.
No obstante esto,
el catorce de octubre de 1868 ya se encuentra en París, a las órdenes del
llamado Carlos VII, sirviéndole como ayudante de campo y consejero, ejerciendo
estos cargos hasta 1871, que pasa a las filas del ejército carlista con el
empleo de teniente coronel de caballería, siendo encuadrado en la partida del
cabecilla Juan Manuel Martín de Balmaseda, hombre cruel y destructivo.
Se halló en las
acciones de Montejurra y Velabieta, donde actuó como subsecretario de la
guerra. Tras ser nombrado comandante de la División de Castilla, recorrió en
campaña militar junto al general Torcuato Mendiry la provincia de Santander,
causando graves daños al país y sus habitantes, aunque logró que muchos de
estos se adhirieran a la causa del Pretendiente.
Con el paso del
tiempo, alcanzó en la corte del llamado Carlos VII el empleo de mariscal de
campo y tras todos esos hechos abandonó la vida militar, falleciendo en Madrid
el diecinueve de mayo de 1899.
Como ya se ha
dicho, estuvo casado con María Vallier, con quien tuvo dos hijos.
Soldado Español
Málaga - 2021