27/02/19

BATALLA DE LA ROCHELA. 1372.

   La Batalla de la Rochela: humillación inglesa a manos de Castilla 
(21 al 23 de Junio de 1372)

   La Rochela es la castellanización del topónimo La Rochelle, ciudad y puerto francés, capital del departamento francés de Charente - Maritime, en la región de Poitou - Charentes y fue un importante puerto francés durante la Edad Media.

Por qué una Armada castellana en La Rochela

   En Castilla, entre los años de 1366 y 1369, se desarrolló una guerra civil entre los partidarios de Pedro I y los de Enrique II, guerra en la cual intervinieron tropas extranjeras: Enrique II firmó un pacto con el Rey Pedro IV de Aragón mediante el cual sería ayudado por este en sus pretensiones de ocupar el trono de Castilla; además, firmó asimismo un compromiso con el bretón Bertrand du Guesclin, caudillo -con fama de violento- de unas bandas de soldados mercenarios veteranos de las guerras contra los ingleses, bandas llamadas Compañías Blancas, que cometieron todo clase de tropelías y desmanes durante su estancia en Castilla. Por su parte, Pedro I obtuvo la ayuda militar de Inglaterra, ofreciéndoles como pago el señorío de Vizcaya, pacto firmado en Septiembre de 1366 en la ciudad aquitana de Libourne. Dicha ayuda vendría acaudillada por el príncipe de Gales, Eduardo Plantagenet, conocido como el Príncipe Negro, apelativo dado por el color de su armadura.

   Así pues, Castilla entraba de lleno en la llamada Guerra de los Cien Años y la Batalla de La Rochela es un episodio más de dicho conflicto.

   Francia, por medio de su Rey Carlos V, consiguió que en Noviembre de 1368 el Rey castellano Enrique II firmase unos pactos de apoyo militar contra Inglaterra. Una vez firmados dichos pactos, pasó el francés a denunciar los que con el inglés mantenía -firmados en 1360, en Brétigny, cerca de Chartres-, pues pasó a contar con la ayuda de la poderosa Armada castellana.

   El Rey francés sabía que si quería desalojar a los ingleses de suelo galo debía controlar las plazas más importantes que tenían los ingleses, decidiendo que donde más debía apretar si quería alcanzar esos objetivos era, precisamente, en La Rochela, que era el puerto más importante de Guyena y principal destino de los envíos de tropas, avituallamiento y por donde entraba el dinero para pagar las soldadas de las tropas inglesas acantonados en Francia. Esta ciudad fue tomada por el combinado castellano - francés en agosto de 1372.

   Así, tras pedir el Francés que Enrique II le mandara ayuda, este ordenó al Almirante Don Ambrosio Bocanegra que armara una flota de guerra y que con el al mando fuese a procurar la defensa de la ciudad e intentar desbaratar cualquier plan inglés. ¡Y a fe que lo hizo!

   De la misma manera, el Rey inglés Eduardo III, conocedor de la importancia estratégica de La Rochela y la necesidad de mantenerla a toda costa, dio orden a su yerno el conde de Pembroke -un hombre sin conocimientos navales- que asumiera el mando de una poderosa flota que debía, aparte de intentar levantar la presión militar que sobre la ciudad y comarca de La Rochela tenían las tropas castellano - francesas, transportar tropas, armas, avituallamiento y un capital de más de veinte mil libras para procurar la guerra y pagar a los soldados. Desconocedor de lo que le esperaba, partió Pembroke el diez de Junio de 1372 del puerto de Southampton.

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La Batalla Naval

Las varias fuentes medievales que sobre esta batalla naval nos hablan, difieren en la información que sobre ella aportan. Así, tenemos al francés Jean Froissart -1337 - 1404-, cronista descaradamente pro inglés, que dice que hubo una superioridad numérica por parte de Castilla. Sin embargo, al compararlo con otras fuentes, se constata que con casi toda la seguridad la situación era más bien al revés. Se estima, como datos más cercanos a la realidad, que hubo entre 20 y 22 barcos castellanos -la mayoría galeras y algunas naos- y 36 naos inglesas, a las que sumar 14 embarcaciones de carga y transporte, aunque Pero López de Ayala, en su Crónicas, afirma que solo fueron 12 galeras castellanas.

   Parece ser que quien primero llegó a La Rochela fue la escuadra inglesa, la cual, el día 21 de Junio fue avistada por la castellana, entre cuyos capitanes se encontraban, además del almirante Ambrosio Bocanegra, Pedro Fernández Cabeza de Vaca, Fernando de Peón y Ruy Díaz de Rojas, que era el Adelantado Mayor de Guipúzcoa y jefe de las naos.

   Así, hubo una, digamos, primera toma de contacto, que no revistió mayor importancia, pues lo que Ambrosio Bocanegra pretendía era conocer las naves del enemigo y su estructura para encontrar sus puntos débiles y aprovecharlos en su favor, además de estudiar el lugar y las condiciones en que se iba a desarrollar el combate, que dejó para el siguiente día, retirándose del campo de operaciones.

   Los inocentes ingleses pensaron que esa retirada no era más que un manifiesto acto de cobardía del Almirante castellano, pero la realidad les demostró posteriormente que en realidad fue una estratagema, una trampa en la que cayeron los ingleses, pues Bocanegra, habiéndose dado cuenta de las condiciones naturales del lugar y de las características de las naves de ambas Armadas, prefirió esperar al día siguiente.

   Ese día, el 22, cuando durante la bajamar las naves inglesas quedaron varadas, aprovechó el castellano la ocasión antes de que subiera la marea y pudieran volver a ponerse a flote y, así, se acercó a ellas la escuadra castellana rápidamente, sacando ventaja de la mayor ligereza y el menor calado de sus barcos.
Aprovechándose de la inmovilidad de las naves inglesas, pudieron los castellanos descargar sobre los ingleses una tormenta de fuego mediante el uso de bombardas, flechas incendiarias y barcos incendiarios, lo que aquellos no pudieron evitar, dando como resultado que se produjese entre los ingleses una gran mortandad.

   La derrota inglesa fue absoluta. Estas son los datos:

- todas sus naves fueron quemadas, hundidas o apresadas por los castellanos,
- el conde de Pembroke fue hecho prisionero y junto a él el señor de L´Esparre, 400 caballeros -de ellos 70 de los llamados Espuelas Doradas- y 8.000 soldados el siguiente día 23,
- y que la posesión de la ciudad y de toda la Guyena por parte inglesa se vio drásticamente reducida,
- fue el primer combate naval con artillería de la historia.

   Para completar brillantemente la obra, ocurrió que durante el viaje de regreso a Santander, las naves castellanas apresaron, a la altura de Burdeos, a cuatro barcos ingleses más. Todo un triunfo, que se vio coronado por un gesto de inusual humanidad por parte del Almirante castellano, cuando no aplicó las leyes de la guerra al perdonar las vidas de los vencidos, pues la costumbre era o degollarlos o tirarlos al mar y que se ahogaran, aun cuando se hubieran rendido.

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Así relata Pero López de Ayala en su Crónicas el hecho de armas:

   “Este año ovo nuevas el rey don Enrique cómo Micer Ambrosio Bocanegra, su almirante, con doce galeas suyas, las cuales él avia enviado en ayuda del rey de Francia, estando cerca de la Rochela, que estaba estonce por Inglaterra, llegara y el conde de Peñabroch, que venía por lugarteniente del rey de Inglaterra en Guiana, con treinta e seis naos, e con mucha compaña de caballeros e escuderos e omes de armas e con grand tesoro que el rey de Inglaterra le diera para facer la guerra a Francia; e que llegando el dicho conde de Peñabroch a la villa de la Rochela con las dichas naos, las doce galeas de Castilla pelearon con él, e lo desbarataron, e prendieron a él, e a todos los caballeros e homes de armas que con él venían, e tomaron todos los navíos e tesoros que traían.
“E luego los de la dicha villa de la Rochela, desque vieron preso al conde de Peñabroch tomaron la voz del rey de Francia, e derribaron un castillo que el rey de Inglaterra mandara y facer. Otrosí, que luego esto fecho, que el conde de Peñabroch fue preso, e la Rochela tornada francesa otras villas e castillos de Guiana ficieron eso mesmo, e se tornaron a la obediencia del rey de Francia. E el rey don Enrique ovo grand placer con estas nuevas, e estovo en Burgos fasta que le enviaron allí al conde de Peñabroch, e a los caballeros que con él fueron presos, los cuales eran setenta caballeros de espuelas doradas, e enviáronle todo el tesoro; e fizo por ello muchas mercedes al almirante e a todos los que con él fueran en la dicha batalla de la mar.

   “E ovo el rey muy grandes rendiciones del conde e de los otros prisioneros, e mucho tesoro de lo que y fue tomado; como quier que muchos de los caballeros que allí fueron presos murieron en la prisión. E estovo el dicho conde un tiempo preso en el castillo de Curiel; e después le dio el rey a mosén Bertrán de Claquín, cuando compró dél a Soria, e Almazán, e Atienza, e los otros logares que él avía en Castilla, en cuenta de cien mil francos de oro. E eso mesmo dio en paga al dicho mosén Beltrán en otras grandes cuantías algunos otros caballeros de los que en esta batalla fueron presos con el dicho conde, entre los quales le dio el señor de Poyana, e al mariscal de Inglaterra, que decían mosén Guischart de Angle, e otros muchos caballeros, segund adelante contaremos”

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Así narra un genealogista inglés la tragedia:

   "John Hastings: Segundo conde de Pembroke...a quien el rey Eduardo III seleccionó por su experiencia y valor para ser enviado como Teniente a Aquitania, donde arribó al puerto de La Rochela, donde fue sitiado por los franceses la víspera de San Juan Bautista. Pero no fue rápido en hacer entrar sus barcos en el puerto, de tal manera que fue repentinamente atacado por la flota española antes de haber sido capaz de formar una línea de combate, sufriendo una derrota de la cual pocos de sus hombres pudieron escapar.

   Su escuadra fue enteramente deshecha y sus principales oficiales hechos prisioneros, el tesoro de 20000 marcos que el rey le entrgó para mantener la guerra resultó ser un premio para el enemigo. Posteriormente sufrió cuatro años de áspera cautividad en España, de la cual fue eventualmente liberado mediante la intervención de Beltrand Duguesclin, Condestable de Francia pero murió en el viaje de París a Calais, habiendo sido prisionero de los españoles ¿?

   Murió en 1375. Su Señoría casó primero con Lady Margaret Plantagenet, cuarta hija de Eduardo III..."

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Las Consecuencias de la batalla

1- Consecuencias para Francia

   La derrota inglesa tuvo como primera consecuencia permitir la conquista de toda la zona de influencia de La Rochelle, cosa que se consiguió tras dos meses de asedio por parte de un combinado de fuerzas terrestres y marítimas castellano - francesas, siendo este hecho lo suficientemente significativo como para que determinara el decurso de la Guerra de los Cien Años, pues al verse privados los ingleses de esta estratégica ciudad, se veían dificultados para defender lo poco que consiguieron retener de la Guyena, además de la falta de tropas y de avituallamiento -como consecuencia de la derrota naval antes descrita-, consiguiendo Francia recuperar un territorio que consideraba propiedad de la corona gala.

2- Consecuencias para Castilla

   Para Castilla, su indiscutible y espectacular victoria tuvo como consecuencias favorables una gran repercusión política,militar y económica a nivel internacional, afirmándose como la gran potencia naval en el Atlántico, permitiéndole obtener mayores ventajas y posibilidades a las actividades mercantiles tanto a sus marinos como a los encargados del comercio de lana, pues dado que este comercio entre Inglaterra y Flandes se había visto cortado por causa de la guerra, será a partir de ahora Castilla quien ocupe el puesto en esta actividad, desplazando a la vencida Inglaterra.

   Así, los castellanos, habida cuenta del poder e influencia que habían adquirido, mandaron erigir y poseyeron un gran almacén en la importante ciudad de Brujas. Gracias a este vuelco de la situación y del statu quo adquirido, fueron tales las ganancias obtenidas por las exportaciones, que dieron lugar a un espectacular auge de la economía de Castilla, pasando Burgos a ser una las urbes más importantes de la Europa Occidental. En palabras del historiador Luis Suárez Fernández “… que el triunfo logrado en La Rochela venía a establecer la superioridad naval de los castellanos, superioridad que no se vería comprometida seriamente hasta los tiempos de La Invencible”.

   De esta manera, podemos decir que como consecuencia de aquella importante victoria, las aguas del Canal de la Mancha pasaron a convertirse en un espacio marítimo de libre trayecto para los marinos de Castilla, sobre todo para los originarios de las tierras de Cantabria y de Vascongadas.

3- Consecuencias para Inglaterra

   Para Inglaterra supuso ser la perdedora de este juego de alianzas políticas y militares, pues perdió en su mayor parte las posesiones territoriales que en Francia tenía, así como su influencia política en los asuntos de Francia. De la misma manera perdió su poder naval y el control que ejercía mediante la piratería en las aguas del Atlántico y del Canal de la Mancha, cosa que influyó de manera importante en la actividad económica del reino inglés, pues ya no contaba con libertad de actuación en el mar al no poder disponer de la totalidad de su flota militar.

   No obstante esta derrota intentó el Rey Eduardo volver a mandar un ejército a aquella comarca, poniéndose el al mando y pasar a la Guyena, pero con la mala suerte de que todas las veces que se embarcó hubo de volver a puerto debido a las malas condiciones meteorológicas, costándole esta empresa sin empezar siquiera la cifra de un millón de libras esterlinas: Una fortuna tirada a la basura.

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Los Protagonistas

1- Ambrosio Bocanegra Piesco

   Ambrosio Bocanegra, del que se desconoce su fecha de nacimiento, fue un marino castellano de origen genovés. Era sobrino de Simón Bocanegra, el primer dogo de Génova, e hijo del también genovés Gil Bocanegra y de María Piesco.
Debido a los servicios prestados por su padre al rey Alfonso XI, este concedió a los Bocanegra la villa andaluza de Palma del Río, donde se asentaron. Pero como consecuencia del alineamiento de Gil Bocanegra con el bando de Enrique II, Gil fue hecho prisionero y condenado a muerte por orden de Pedro el Cruel en 1367, y para no sufrir un destino semejante al de su padre, Ambrosio huyó a Francia y pasó a formar parte de la corte de Enrique en el exilio.

   Tras la muerte de Pedro I y la ascensión al trono de Enrique II en 1369, Ambrosio recuperó su señorío sobre Palma del Río, villa a la concedió en 1371 una carta puebla, por la cual sus habitantes, que en su mayor parte eran mudéjares, pasaban a ser hombres libres. Así mismo, reconoció el derecho de los musulmanes a regirse por sus propias leyes y jueces, salvo en los casos de adulterio con mujeres cristianas, en los cuales los infractores serían quemados en la hoguera sin excepción, aunque esto era común en la Castilla de aquel tiempo debido a las leyes que se promulgaron.

   Ambrosio Bocanegra se unió a la armada castellana, de la que llegaría a ser Almirante durante el reinado de Enrique II. En 1371 cosechó una amplia victoria contra una armada portuguesa en la desembocadura del Guadalquivir, hecho que llevaría al rey Fernando I de Portugal a firmar la paz con el rey castellano poco después.

   No fue ésta, empero, el mayor éxito militar de Bocanegra, sino la que conseguiría al año siguiente, cuando, de acuerdo con la alianza que unía a las coronas de Francia y Castilla, derrotó estrepitosamente a la armada inglesa en la Batalla de La Rochela e hizo prisionero a su comandante, el Conde de Pembroke, a quien mandó a presencia de Enrique II en Burgos junto con sus principales caballeros. Esta victoria dio el control del Atlántico y del Canal de la Mancha a castellanos y franceses, lo que posibilitó que tropas de ambos reinos realizasen una serie de ataques y desembarcos a lo largo de la costa sur de Inglaterra, que llevarían finalmente a este reino a solicitar la paz en 1375.
En 1373, de nuevo guerreó contra Portugal, pues su rey, atendiendo a la petición de ayuda de su homólogo inglés, reanudó la guerra contra Castilla. Tras un breve ataque sobre Lisboa los portugueses pidieron la paz, antes de que se produjesen daños mayores.
Ambrosio murió poco después, en 1374, reemplazándole como Almirante Mayor de Castilla Fernando Sánchez de Tovar.

2- El conde de Pembroke

    El conde de Pembroke, de nombre John Hastings Mortimer, fue el segundo portador de dicho título, cuarto señor de Hastings y barón de Abergavenny y nació en Sutton Valence, Maidstone, Inglaterra, el 29 de Agosto de 1347. Era hijo de Laurence Hastings y Agnes Mortimer. Casó el 19 de Mayo de 1359 con Margarita de Plantagenet, hija de Eduardo III de Inglaterra, aunque esta falleció en 1361. Posteriormente, en Julio de 1368 se volvió a casar, esta vez con Anne Manny, con quien tuvo un hijo.

   Estuvo combatiendo en Castilla junto al Príncipe Negro durante la guerra civil que enfrentó a Pedro I y a Enrique II.

   Fue nombrado Caballero de la Orden de la Jarretera en 1369, año en que fue hecho prisionero en una incursión que tropas inglesas realizaron sobre la ciudad de Poitou y de donde fue rescatado por Sir John Chandos. Al año siguiente, 1370, volvió a luchar junto al Príncipe Negro en el asedio y toma de Limoges y, como acabamos de ver, entre el 22 y 24 de Junio de 1372, siendo Almirante de una flota inglesa que transportaba tropas, armamento, avituallamiento y las pagas de los soldados ingleses en Francia, fue sorprendido por una flota castellana al mando del Almirante Ambrosio Bocanegra frente a La Rochelle, donde tras un combate naval fue estrepitosamente derrotado, sus barcos destruidos o capturados y los soldados que no murieron fueron hechos prisioneros: 8.000 soldados y 400 caballeros, de los cuales 70 eran de los llamados Espuelas Doradas.

   Pembroke y sus setenta Espuelas Doradas fueron despachados para la ciudad de Burgos, a la presencia del rey Enrique II, el cual decreto para el tres años de prisión en Santander, y desde donde Pembroke ofreció a sus captores un rescate por valor de 130.000 maravedíes -120.000 francos-, siendo fiadores del pago el duque de Láncaster y los Burgomaestres y Esclavines de la villa de Brujas,, depositado un primer pago en la Magistratura de esa ciudad de Brujas, tras lo cual Enrique II se lo entregó al condestable francés Bertrand du Guesclin, quien en seguida lo trasladó primero a Picardía y después a Guyena, donde falleció el 16 de Abril de 1375.

   Su viuda fundó posteriormente un Colegio en Cambridge para que quedara ilustre memoria de él.

Soldado Español
Málaga - 2019

04/02/19

SARGENTO SALVADOR MUÑOZ LÓPEZ

   La nocturna lluvia golpea insistentemente los cristales de la ventana mientras Carmela, la comadrona, calienta el agua, la cual seguidamente vierte en la jofaina que ha dispuesto para ello y la lleva a la habitación, dejándola sobre la mesa, junto a los lienzos de lino limpios.

   En la cabecera de la cama, Elisa, la hija de la comadrona enjuaga la cara de Concepción, la cual parece estar a “punto de caramelo” para parir, pues las contracciones son cada vez mas fuertes.

   La comadrona, con toda parsimonia, da un poco mas de luz y se dirige a la ventana para cerrar los postigos y las cortinas. En ese momento Concepción rompe aguas y acto seguido empieza a empujar, yendo la comadrona a situarse en su puesto para realizar las labores propias de su oficio, aunque, piensa, con Concha no es necesario, porque “se le caen del vientre, ¡que facilidad, Dios mío”. Carmela llevaba más de treinta años ejerciendo su trabajo, el cual aprendió de su madre y esta de la suya y, ahora, su hija estaba pronta a relevarla. Varias generaciones de ceutíes habían venido al mundo ayudadas por esta saga de comadronas.

   Para Concha, efectivamente, fue como, si dijéramos, de rutina, pues era el séptimo parto que tenía y si este no se moría sería el tercer hijo que vería crecer. Mientras Elisa la limpiaba, pensó, mirando la panoplia con las armas de caza de Rafael, su marido, que este estaría muy contento, pues hasta ahora había tenido solo varones, pues las mujeres se le habían muerto, una pena, pues de no tener alguna iba a tener que cargar ella sola con todas las tareas de la casa, ayudada de Fátima, claro. Fátima era la chica marroquí que tenían en la casa como criada.

   Bien, pues al poco rato ya teníamos un hermoso niño llorando y con ganas de vivir, que fue limpiado entre la comadrona y su hija, que dejándolo bien limpito y seco lo depositaron sobre el pecho de Concepción, la cual le dio enseguida su primera leche, que el neonato chupó con verdaderas ganas. Así, juntos y acoplados, Concha sintió que este le viviría y dando gracias a Dios, decidió sobre la marcha que le pondría por nombre Salvador, dijera lo que dijera Rafael, que quería ponerle Cipriano, como su padre y a ella ese nombre no le gustaba. Salvador, como ese otro hijo que tuvo en 1906 y que tan solo le vivió poco más de año y medio y que le nació estando en Sueca.

   Momentos después entraba en la habitación Elisa con un humeante tazón de caldo de gallina que Concepción, incorporándose un tanto, se tomó con verdadero placer y casi de una atacada, a pesar del enfado de la comadrona, pero ella tenía ganas y quería empezar a alimentarse bien para que su hijo también lo estuviera y creciera fuerte y sano, al igual que sus hermanos Rafael y Manolo.

   Así pues, el día catorce de Abril de 1911 a las once de la noche vino Salvador al mundo en el número 89 de la ceutí calle de Soberanía Nacional, siendo sus padres Rafael Muñoz Domingo, natural de la localidad valenciana de Sueca, hijo de agricultores, y en la actualidad Sargento del Regimiento de Infantería “Ceuta Nº 60”, y de Concepción López Sierra, natural de Ceuta e hija de funcionario del Ayuntamiento ceutí. 

   Fue, efectivamente, bautizado con el nombre de Salvador al siguiente día en la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios, igual que sus hermanos.

   De su infancia y primeros años de juventud no sabemos prácticamente nada, salvo que primero estuvo estudiando en el Patronato Militar de Enseñanza y después en una escuela pública -de la que no recordamos el nombre-, que era donde solían estudiar los hijos de los suboficiales, a pesar de que era una familia que no pasaba estrecheces. Sabemos también que hizo su primera comunión en Abril de 1919, que en 1924 vivía en la calle de Alfau y que para 1930 ya residía en Tetuán, en el número siete de la calle del Cónsul Morfi, pues su padre, que trabajaba en la Intervención Militar, había sido trasladado a esta ciudad y desde 1928 vivía allí la familia.

   Impregnado del ambiente militar que se vivía tanto en Tetuán como en su familia y siguiendo el ejemplo de su padre y de sus hermanos, decide ingresar como voluntario en el Ejército y para ello debió presentar una serie de documentos, los cuales fueron: su partida de nacimiento, un certificado expedido por el Registro Civil de Tetuán con los datos de residencia y soltería, un certificado de buena conducta expedido por el Cónsul - Interventor Principal de Tetuán, la autorización de su padre, enviada al Secretario del Juez de Paz de Tetuán, autorizando a su hijo a ingresar como voluntario y un certificado de nacionalidad expedido por el Consulado de España en Tetuán, en el cual se hacía constar que en registro de matrículas de súbditos españoles de ese Consulado se encontraba la de el, señalada con el número 6619.

   Con todo esto, el 24 de Febrero de 1932 escribe Salvador una carta al Coronel Jefe del Regimiento de Radiotelegrafía y Automovilismo en África, en la cual manifestaba su deseo de ingresar en la “…honrosa carrera de las armas como soldado y por el tiempo de dos años…”, pidiéndole le admita como voluntario.

   El 24 de Marzo se le hace el preceptivo reconocimiento médico, por el cual el Teniente médico certifica su buena salud y su aptitud para el servicio de las armas. Reconocimiento que tiene lugar en Ceuta. Ese mismo día entra en filas: ya es soldado, con cartilla militar número 3022186. Esta cartilla nos informa que tenía el pelo castaño, ojos azules, medía un metro y setenta y nueve centímetros, la barba redonda y la frente plana.


   Así pues, el día 24 de Marzo de 1932 causa alta -sin opción a premio pecuniario- en la “Compañía Radio de Ceuta” en la revista de comisario de ese día, leyéndosele las leyes penales, tras lo cual quedó en su Compañía de instrucción. El día 10 de Abril jura fidelidad a la bandera ante el estandarte del Batallón de Ingenieros de Ceuta, y el 30 de ese mes, por orden del Cuerpo, fue dado de alta en instrucción militar y prestando los servicios de su clase, hasta que tras el periodo de instrucción, el 11 de Agosto y por orden del General Jefe Superior de las Fuerzas Militares de Marruecos, es destinado al Grupo de Regulares de Tetuán Nº 1, por cuyo motivo causó baja en la Agrupación de Radiotelegrafía y Automovilismo en África y causando alta en su nuevo destino en la revista de comisario del mes de Septiembre, incorporándose al Campamento General del Grupo, donde fue destinado a prestar sus servicios en la Plana Mayor, y de servicios de guarnición finó el año.
Escudo de Regulares "Tetuán Nº 1"
   Allí estuvo hasta que en la revista de comisario de Abril de 1933, en que causó baja en la fuerza con haber y alta en la sin haber, porque pasaba a continuar sus servicios en la Inspección de Intervenciones como Escribiente, realizando su trabajo a satisfacción de sus superiores, por lo que debido a esto y a su ascendente sobre sus compañeros, fue promovido al empleo de Cabo de Infantería por elección en la revista de comisario de Octubre de ese año, continuando en el desempeño de sus funciones hasta que viendo que llegaba el fin de su compromiso con el Ejército, decide continuar, y para ello, el 20 de Marzo de 1934, solicita la continuación del compromiso por un año más, cosa que hará ya en los años sucesivos. Se le acepta la permanencia, y prestando los servicios de su clase desplazándose por las distintas posiciones del territorio acabó el año.

   Ya por estas fechas había entrado en relaciones con una jovencita, hija de un Cabo de Infantería que había estado en la Guerra de Melilla y que había sido condecorado con la Cruz de plata al Mérito Militar y la Medalla de la Campaña de Melilla. Esta muchacha, llamada Loli, acabó siendo la madre de sus hijos.

   En Junio de 1936 causa baja en la Plana Mayor del Grupo, pasando a ser alta en la Compañía de Depósito, donde continuó prestando el servicio de su clase, pasando a la Fuerza sin haber y continuando adscrito en Intervenciones, donde continuó prestando sus servicios, los cuales realizó con entera profesionalidad y con ascendente sobre sus compañeros de siempre, con lo que, en vista de lo cual, por orden del Grupo con fecha de 30 de Marzo de 1937 es ascendido a Sargento de Infantería, lo cual saldría publicado en el B. O. E. poco después, justificando tal empleo en la revista de comisario de Abril.

         Sargento de Regulares
    Como suceso ocurrido en este año de 1937, está el que tras pedir permiso a la Superioridad, tuvo que ir a Alhucemas a hacerse cargo del cuerpo del padre de su novia, pues había fallecido repentinamente en aquella localidad, donde trabajaba como guarda Forestal, teniendo que hacerse cargo, además, de los trámites de inscripción del fallecimiento en el registro civil y de trasladar el cadáver a Tetuán, para ser enterrado allí por la familia de su novia.

   Aquí estuvo prestando sus servicios, hasta que en primero de Enero de 1940 y según escrito del IX Cuerpo de Ejército pasa a la Comisión de Estadística del Alto Estado Mayor del Ejército, causando baja en su Unidad a fin de Enero y se incorpora a la nueva el primero de Febrero de 1940. Ya en su nueva Unidad, se le informa que con arreglo a la Ley de 15 de Marzo de 1940 se le abona un año, cuatro meses y siete días por los servicios prestados durante la Campaña 1936 - 1939, y por Orden de 21 de Mayo se le confirma en su actual destino, donde acabó el año.

   Estando cumpliendo con sus obligaciones, el 21 de Agosto de 1941 y por una Orden del Ministerio del Ejército y comunicada por medio de un escrito a la Dirección General de Reclutas y Personal (Sección Recompensas), se le concede la Medalla de la Campaña, por los servicios prestados durante la odiosa Guerra Civil. Y en la situación en que estaba acabó ese año 41. En este año, tras obtener el correspondiente permiso, tuvo que llevar a su futuro cuñado, Miguel, hermano de su novia, a Málaga, a una residencia donde se trataban las enfermedades respiratorias, pues Miguel era tuberculoso, enfermedad de la que, finalmente, acabó falleciendo. 

   El año 42 no empieza mal, pues por Orden del 9 de Febrero se le concede un quinquenio de quinientas pesetas anuales, a percibir desde el primero de Abril último, cosa que no le vino nada mal, dado que ya tenía, junto a Loli, proyectos de futuro y todo lo que “cayera” era bien recibido.

   Andando los meses y tras meditarlo, decidió que en el Ejército no estaba su futuro, pues por una parte veía que de Sargento difícilmente iba a pasar en muchos años y por otra veía que en otros lugares de la Administración se ganaba algo más, de modo que, habiendo fijado su residencia en Tetuán, solicitó la baja, la cual le fue concedida el 18 de Agosto del 43, pasando al Grupo de Regulares de Infantería Nº 9 como Reservista para caso de movilización, con la sola obligatoriedad de realizar las revistas anuales correspondientes hasta el 29 de Mayo de 1950, que es baja en el Grupo que estaba y es dado de alta en el C. M. R. del Regimiento de Infantería Ceuta Nº 54, donde permaneció hasta el 8 de Agosto de 1956, que causa baja en las Fuerzas de Reserva, según escrito del General Subinspector de la Zona Occidental de Marruecos, remitiéndose dicho escrito tanto a el como a la Subinspección de Servicios de la plaza de Tetuán. Y aquí acabó su aventura militar.

   Antes de esto, el 5 de Julio de 1947 nace su hijo Miguel Ángel.    
   
  No tenemos los documentos que nos lo confirmen, pero por información de su hijo Miguel Ángel, sabemos que tras dejar el Ejército ingresó en la Policía Secreta, donde estuvo en la sección de censura de películas, entre otros departamentos. No obstante se ha pedido información al Ministerio del Interior y ahí han respondido -después de bastante tiempo y de mucho insistir- que no consta en sus archivos. Piensa el narrador que al ser de la Policía Secreta, pues es posible que ha pesar de llevar mas de treinta años muerto, el Ministerio del Interior no quiere dar información. En cualquier caso, si sabemos que en Agosto de 1943 fue nombrado por acuerdo de 28 de Julio anterior y con carácter provisional Agente de 3ª clase de Vigilancia y Seguridad para el territorio de Yebala, y que por acuerdo de 25 de Marzo de 1946 se dispuso su cese en esa Administración como Agente Provisional de la Policía, con efectos económicos - administrativos de 31 de Marzo.

   Cuando salió de la Policía decidió montar un negocio y ser su propio jefe, cogiendo el traspaso de una carnicería en la calle O´Donnell, cercana a su casa, que era Avenida Mohamed V, frente al Centro Español -Casino Español-, poniendo al frente de ella a un marroquí que conocía.

   Aprovechando que tenía quién le llevara la carnicería, se metió en el negocio del corcho, como intermediario entre los descorchadores y los compradores, negocio al que accedió a través de una amistad con la que compartía aficiones cinegéticas, las cuales le venían de su padre, gran cazador. Este periodo del corcho duró, no obstante, poco tiempo, pues comprendió que le faltaban los conocimientos necesarios para poder llevarlo todo lo bien que este negocio requería y aunque ganó bastante dinero, decidió dejarlo.

   Hombre inquieto, puso en traspaso la carnicería, y dejando bien acomodada a su mujer e hijos, fue a probar fortuna en la Costa del Sol, pues en los años 60 empezaba su “bum” turístico y urbanístico, colocándose como administrativo en una empresa de la construcción llamada Construcciones Castillo, en Fuengirola.

   En esta época, su hijo había empezado a trabajar en la empresa “Papelera de Tetuán”, del empresario Rafael Benet, que incluso le pagó un viaje a Guipúzcoa para que asistiera a unos cursos sobre el negocio del papel en su mas amplio sentido, desde que se corta el árbol hasta que se distribuye el producto final, es decir, el papel.

   Ocurrió que estando Salvador en Fuengirola, donde llevaba ya bastante tiempo, enfermó gravemente su mujer, y debiendo estar a su lado abandonó su puesto de trabajo, acudiendo a auxiliar a Loli, pero la fatalidad quiso que ésta acabara por fallecer, quedándose Salvador viudo y con una niña de nueve años a la que dejar colocada en el mundo. Como tenía que vivir, empezó a buscar trabajo, colocándose como administrativo en la misma empresa en la que trabajaba su hijo, gracias entre otras cosas a los muy buenos informes que traía de Construcciones Castillo, de Fuengirola.

   Era un hombre alto, apuesto, ojos medio claros, pelo negro, con un carácter muy sociable, extrovertido y con gran facilidad para entablar y mantener una conversación, fuera esta del tema que fuera, con cualquier persona; además, era una persona que sabía hacerse conocer y reconocer, por parte de cuantos circunstancialmente le trataban, siendo muy conocido allá donde viviera y apreciado por todos. Esta cualidad la han heredado sus dos hijos y aún su nieta Susana y su nieto Pablo, y que al igual que Salvador no llegan a cansar, antes al contrario, son constantemente saludados y parados en la calle por cuantos le conocen.

   Como hemos dicho antes, una de sus pasiones era la caza, afición heredada de su padre y  que practicó hasta el final y en la cual inició y formó a su hijo Miguel Ángel. En esto de la caza tuvo suerte, en el sentido de que al ser hijo de una familia con bastantes recursos económicos, pudo disfrutarla acudiendo junto a su padre a buenos cotos de caza allí en Marruecos, junto con los amigos paternos, algunos de los cuales eran personas bien introducidas y situadas en la sociedad tetuaní o ceutí, lo cual les facilitó en mas de una ocasión participar en grandes monterías, casi siempre por la región de Yebala. Dispones de información acerca de sus sucesivas renovaciones de las licencias, tanto de armas como de caza, y de una ocasión en que por algún motivo que desconocemos causó baja voluntariamente en la Sociedad de Caza y Pesca de Tetuán, siéndole anulada, por tanto su licencia de caza temporalmente, ocurriendo eso el 29 de Julio de 1948, pero cuando pasó la circunstancia por la cual se dio de baja, volvió a retomar su licencia y a disfrutar de su pasión cazadora por todo el territorio del Protectorado, como así nos lo dice en el Boletín Oficial del Protectorado de fecha 11 de Septiembre de 1949.

   Era un hombre muy tranquilo y discreto, que no gustaba de los saraos ni el figuroneo en la sociedad, bastándole con ir al Casino Español, del que era socio, a leer los periódicos, hablar de política, echar unas partidas de brisca o sencillamente tomarse una zarzaparrilla, a la que al parecer era muy aficionado.

   Al quedarse viudo en el año de 1966 y debido a su horario laboral se vio en la necesidad de dejar a su hija, Rosa, medio pensionista en el colegio, La Milagrosa, recogiéndola avanzada la tarde e ir dando un paseo hasta la casa, contándose mutuamente las incidencias de la jornada, para al llegar a la casa preparar al alimón la cena, recoger la cocina y lo que en la casa pudiera haber desordenado. Los recuerdo de su hija respecto de el, son bonitos, los de un padre cariñoso, dedicado a ella, atento y que siempre estaba al quite de lo que ella pudiera necesitar tanto material como personalmente, preocupándose mucho por sus estudios y sus amistades, tanto en el tiempo que estuvo ésta en Tetuán, como el que pasó en Tolosa y en Málaga, yendo los domingos juntos a pasear, comprar unos churros para desayunar y salir a medio día a tomar unos chatitos él y un refresco ella, y así hasta que falleció.

   Durante la época que estuvo trabajando en Fuengirola iba mucho a Málaga, pues allí, en la calle Malasaña residían su madre y su hermana Esperanza, que trabajaba en el periódico SUR. De su hermano Ricardo sabemos que residía en Madrid con su mujer, Meli, y su hermana Concepción vivía con su marido e hijos en Jerez de la Frontera. De su hermano Rafael solo sabemos que vivía en Madrid, que estaba en el ejército y que fue el primero de los hermanos que falleció. Su hermano Manolo vivía en Ceuta y era Comisario de Policía; mas tarde vino a vivir a Málaga.

   Ya en 1970 empezó a estar enfermo del hígado y su hija pasaba cada vez que podía largas temporadas a su lado cuidándolo y ayudándolo, pero el cáncer de hígado pudo más y el 1 de Agosto de 1973 falleció, siendo enterrado junto a su mujer en el cementerio europeo de Tetuán.

   Por lo menos tuvo la oportunidad y la satisfacción de asistir a la boda de su hijo Miguel Ángel con Marisa, en Tolosa  el 1 de Febrero de 1971 y la dicha de ver el nacimiento de su nieta, Patricia. el 1 Julio de 1973.

   Sus padres fueron Rafael Muñoz Domingo y Concepción López Sierra. Sus abuelos paternos fueron Cipriano Muñoz Cervera y Esperanza Domingo Crespo. Sus abuelos maternos fueron José López Jiménez y Manuela Sierra Suárez.

   Tuvo dos hijos, Miguel Ángel y Rosa María, una nuera, Maria Luisa Mendiluce Muñoz, y un yerno, Fernando José de Laguno Oviedo, pero solo conoció a la primera.

   Tuvo tres nietos, Patricia, Susana y Pablo, pero solo conoció a la primera.

Soldado Español
Málaga - 2019

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