20/07/19

SOLDADO FELIPE GUTIÉRREZ VELASCO. 1ª PARTE

   Esta breve biografía narra la aventura militar de un joven natural de Laredo, localidad cántabra.

   Se llamaba D. Felipe Gutiérrez Velasco y vio por primera vez la luz el diez de Enero de 1806 y era hijo de D. Damián y de Dª. Josefa, honrados ciudadanos de Laredo. Pero dejemos que sea su partida de bautismo quien nos de su filiación:

   "En la villa de Laredo a trece dias del mes de Henero de mil ochocientos y seis años: Yo Dn. Fernando de Pastor Escalante Cura Beneficiado en la Yglesia Parroquial de Santa Maria de esta dha. villa y sus anejos de Seña y Tarrueza, hice los exorcismos puse el sto. oleo y Crisma y bautice solemnemente a un niño qe. nacio el dia diez de esta Mes a la hora de las doce de la Noche poco mas o menos: pusele por nre.Felipe Nicanor qe. es hijo legmo. de Damian Gutierrez nral. del lugar de Parrales, y de Josefa Velasco nral. y vez. de esta villa, nieto legmo. por linea Paterna de Pedro Gutierrez y de Maria Gonzalez, nrales. y vezs. del expresado Parrales, y por la Materna con igual legitimidad de Antonio de Velasco y de Agustina del Aro, nrales. y vezs. de esta nominada villa, fuero sus Padrinos Felipe Martinez , y Agustina Velasco quien toco al Bautzdo. y les adverti el parentesco Espiritual y demas que previene el Ritual Romano: Siendo testigos Juan Roman del Castillo, Josef Angel de Quijano y otros nrales. y vezs. de esta villa, y en feé lo firmo con el Padrino y dos testigos fha. ut supra==

Fernando Pastor Escalante      Felipe de Martinez

Jose Angel Quijano      Juan Roman del Castillo"

Escudo de la ciudad de Laredo, en Cantabria
   Bien, Felipe, que probablemente fuera de familia de marineros habida cuenta la relación íntima de esta ciudad con el Cantábrico, decidió el primero de mayo de 1830 engancharse en el Ejército, y tras ser admitido y una vez superados los trámites previos fue destinado a prestar sus servicios al Regimiento de Mallorca nº 13 de línea, donde recibió la instrucción militar pertinente durante el tiempo que marcaba la Ley, hasta que tras ser considerado apto para ello, jura las banderas, pasando luego a realizar las tareas de su clase a Pamplona, donde el anterior quince de Diciembre se había creado un tercer batallón de dicho Regimiento, por lo que creemos que ese fue su destino.

   Hay que decir que el pobre padecía una dolencia conocida como flujo hemorroidal, es decir, padecía de hemorroides sangrantes, que le acompañaron durante toda su estancia en el Ejército.

   Poco tardó en tener su bautismo de fuego, pues habiéndose recibido noticias ciertas de que un grupo armado de alrededor de trescientos emigrados tenían la pretensión de penetrar en España a través del Pirineo, se recibió la orden en su Regimiento de marchar a impedirlo, y allí va Felipe junto a sus compañeros, mandados por el Coronel D. Manuel Llauder, a la frontera pirenaica para tratar de impedir dicha tentativa.

   Encontráronse ambos grupos y no queriendo rehusar ninguno de los dos el enfrentamiento, antes al contrario, se enzarzaron en a pelea, pero debido a la amplia superioridad numérica de Felipe y sus compañeros, acabaron por derrotarlos el veintisiete de Octubre de ese año de 1830 en las proximidades de la Localidad de Vera y dispersarlos, regresando los de Mallorca a Pamplona, donde quedaó el regimiento de guarnición el resto de aquel año y todo el siguiente.

   A primeros de 1832 recibe el regimiento la orden de abandonar la capital navarra y trasladarse a la ciudad del Turia, donde tras su llegada quedaron de guarnición sin mas incidencias.

   Pero, ¡ay!, como consecuencia de la muerte del rey felón, del ingrato y miserable Fernando VII, estalló la guerra civil entre los partidarios de Dª. Isabel II, su hija, por un lado, y los partidarios de D. Carlos, su hermano, por el otro, quien alegaba sus derechos dinásticos, proclamándose rey de España con el nombre de Carlos V, siendo en el antiguo reino de Valencia donde se radicaban bastantes de sus partidarios, los que se hacen con el control de algunas zonas del viejo reino mediante la acción de gente de armas al mando de Jefes y Oficiales del Ejército y otros cabecillas.

  Debido a esto, se destacan desde Valencia algunas Compañías para perseguir  y si es posible capturar a los carlistas llamados Mangrané y Esparza y sus hombres, a los que consiguieron localizar, atacar, derrotar y hacer prisioneros a ambos cabecillas, tras lo cual regresaron a Valencia y ya, tras estos acontecimientos, se dedicó Felipe, junto con su Regimiento a realizar tareas encaminadas a comprobar el desarme de los carlistas y a participar en el cerco que se puso a Morella, así como a tomar parte el diecisiete de Noviembre de ese año de 1833 en la acción de Hostal Nou, acción que se volvió a repetir el siguiente día veinte y uno, día que también vio la acción del Coll de Villabona. Tras estos hechos de armas regresaron a Valencia.

   El siguiente año de 1834 trae consigo la orden de que los Batallones 1º y 2º marchan al Bajo Aragón, a Cuenca y a Navarra, con órdenes precisas de perseguir, interceptar y desbaratar las guerrillas carlistas que se estaban sucediendo por aquellas provincias.

Escudo de su Regimiento
   Así pues, tenemos a Felipe movilizándose junto con sus compañeros y al mando del Brigadier D. Carlos Linares, para encontrar finalmente al enemigo el  doce de Agosto en Pinar del Olmo, el primero de Octubre en Ochagavía (Navarra), el veinte de Noviembre en Santa Cruz de Campezo (Álava), tras lo cual, y una vez logrados los objetivos propuestos, pasan estos Batallones de guarnición a la plaza de Zaragoza.

   Mientras tenían lugar estos sucesos, el tercer Batallón - formando parte del ejército que mandaba el General Valdés- parte de Valencia rumbo al Maestrazgo y habiendo sido dividido en varias columnas, se dedica a recorrer el país buscando y neutralizando a los carlistas, lo que ocurrió el primero de Octubre en Beceyte, Blanes, y en Puente de Tortosa.

   En Enero de 1835 se determina que los Batallones 1º y 2º salgan de Zaragoza al mando del Brigadier Linares con la orden de realizar operaciones de vigilancia y limpieza de carlistas en Aragón y Navarra, incorporándose posteriormente al Ejército del Norte en Febrero, asistiendo a las acciones que se dieron  a mediados del siguiente catorce de Mayo en Viscarret, el diecisiete en Zizur Mayor, el primero de Julio asistiendo al levantamiento del sitio de Bilbao y otros.

   Ya a las órdenes directas del General Córdova, el regimiento Mallorca, y Felipe con el, asistió a la acción sostenoda con el enemigo el día seis de Julio en la Peña de Orduña, el dieciseis en la de Mendigorría y el siguiente seis de Agoste en la de Guendulein, tras la cual partieron a los dos días en persecución del General D. juan Antonio Guergué y Yániz, quien se dirigía a Cataluña, pero lo alcanzan y baten el día veintisiete en la Conca de Tremp, tras lo cual regresan los dos Batallones a Navarra en Octubre, tomando parte el quince de Noviembre en la acción de Estella y el dieciseis en la de las faldas de Montejurra.

   Mientras se llevaban a cabo estos sucesos, los compañeros del tercer Batallón asiste a la acción de Allora en veintitres de Abril, con el coronel Nogueras a la cabeza. Persiguieron y derrotaron al enemigo carlista el ocho de Junio en Zurita, siendo su jefe el Coronel Verdugo. Posteriormente tuvieron un encuentro en Rafales el veintinueve, en Montalván el dieciseis  de Julio, en Cortes de Arenoso el primero de Agosto, en Orcajo el trece de Septiembre, el veinte y cinco en Horta y, por último, en Minuesa el primero de Octubre. Tras estos hechos de armas marcha a Cataluña, donde sostiene un combate con el enemigo en la acción de Puebla de Segur el siguiente tres de Noviembre, tras lo cual se queda operando por Aragón y Cataluña.


CONTINÚA

02/07/19

BRIGADIER JUAN MANUEL DE URBINA Y ZÁRATE. 3ª PARTE.

   Al año siguiente de 1746, se reúnen los ejércitos españoles en la ribera del Tánaro con el objeto de impresionar a los austriacos, pero la crecida del río lo impidió, y aunque el marqués de Castelar intentó amilanarlos, no lo pudo hacer, emprendiendo un movimiento de retirada laborioso, intentando hacer creer a los imperiales que se dirigía sobre Parma, pero no lo pudo conseguir y se vio en la situación de entablar combate en las faldas de los montes parmesanos, pero como la posición del español era aventurada y no contaba con el apoyo de las tropas del infante Don Felipe, decide desplazarse hasta Porto Specie, en la región de Génova, y tras azarosos movimientos consigue unirse a las tropas del infante en Plasencia.



   Pero las cosas, que tan bien iban, se torcieron, pues el rey de Francia, cansado por un lado del excesivo coste que estaba suponiendo tan prolongada campaña y temeroso del fortalecimiento de los españoles en Italia, hizo caso a la proposición de paz que le formuló el rey de Cerdeña, firmando con este un armisticio. Esto, evidentemente, perjudicaba los intereses españoles, a lo que había que sumar el peligro que suponían los treinta mil soldados veteranos que la emperatriz María Teresa hizo llegar a la región del Po desde la del Vístula.

Nombramiento de Teniente de Rey de Pamplona (anverso) Archivo Nacional Vasco
   Como se comprenderá, todos estos sucesos provocaron un giro en el estado de la situación, pues por un lado el rey de Cerdeña a tacó a los franceses -con quienes había pactado-, dejando a los españoles sin ese apoyo auxiliar, quedando diseminados por el territorio conquistado, no teniendo más remedio que concentrarse el ejército, lo que hizo a orillas del Tánaro, pero como las tropas imperiales entraron por el Milanesado, pensó Gages en la adversidad de verse atrapado entre dos fuegos, de modo que se retiró de Milán y demás ciudades conquistadas.

   A esto, había que un problema más, y era que ocho mil hombres al mando del marqués de Castelar habían quedado abandonados en la zona de Parma y que había que ayudar, de modo que el conde de Gages, gran estratega, vio la zona de Plasencia como lugar ideal para enlazar con las tropas de Castelar y, de camino, recoger lo que quedaba de las tropas francesas al mando del Mariscal Maillebois.

   Al fin, se reúnen con las del conde de Gages las tropas mandadas por Castelar y por Maillebois en Plasencia, decidiéndose en consejo de guerra esperar allí al enemigo y hacerle frente en batalla para desgastarlo, opción muy atrevida y con grandes riesgos, batalla imprudente pero necesaria en palabras de Clonard.

   Bien, el heroísmo español se vio superado en la batalla de Plasencia del dieciséis de Junio, en la cual fallecieron no menos de siete mil soldados españoles, salvándose de milagro Don Juan Manuel de Urbina, quien todavía participaría en un combate más, el sostenido el día diez de Agosto de ese año de 1746, en la sangrienta batalla del paso de Tidone, cuando con su Regimiento desbarata y vence al imperial Regimiento Dragones de Saboya, cogiéndosele un estandarte.

Nobramiento de Teniente de Rey de Pamplona (reverso) Archivo Nacional Vasco
   Estos sucesos y la muerte de Felipe V el nueve de Julio de1746 cambian radicalmente la situación para España, pues Fernando VI, el nuevo rey, comprende que la guerra en Italia ya no va a reportar intereses a España, sino perjuicios y que el beneficiado de la presencia hispana iba a ser su hermano Carlos, de modo que decide retirarse, lo cual queda materializado tras la firma el dieciocho de Octubre de1748 de la Paz de Aquisgrán, por la cual Don Carlos de Borbón se queda con Nápoles, Don Felipe de Borbón con Parma, Plasencia y Guastella y España se libera de un conflicto que ya nada bueno le iba a reportar.

   Tras los últimos combates, regresa a España Don Juan Manuel de Urbina, pasando a Pamplona a ocupar la plaza de Teniente de Rey, cargo que obtuvo el cuatro de Enero de 1747 y de cuyo desempeño solo tenemos noticia de un par de incidentes, que son:

   1- por una noticia que se tuvo, mandó el doce de Julio de 1759 detener y encarcelar a un ciudadano aragonés-Don José Ibáñez y Gafia- que se hospedaba en uno de los mesones de la ciudad de Pamplona y aunque revocó la orden esa misma noche, volvió a darle efecto al día siguiente manteniéndosele preso en el castillo de la Ciudadela hasta el siguiente día quince, y como el procedimiento había sido contrario a las leyes vigentes se solicitó para el señor Ibáñez reparación ajustada a derecho, lo que así se hizo.

   2- siendo Teniente de Rey de la plaza de Pamplona obtuvo también el cargo de Gobernador interino de dicha plaza. Consecuencia de esto disputó en 1773 con el Comandante de la Ciudadela sobre que el mando supremo de dicha Ciudadela recaía sobre el y no en su Comandante, el cual era su subordinado, pero la cosa no llegó a más, primero por un Real Decreto de veintinueve de Mayo de 1774 que dejaba las cosas claras a favor de Don Juan Manuel de Urbina y segundo, porque este falleció en ese año de 1774.

   Como no podía ser de otra manera, tras tantos años de permanente estado de guerra, llega el momento de pensar en asentarse y en fundar una familia, conociendo en Pamplona a la que sería su mujer y madre de sus hijos, la bella señorita Doña Ana María Gaytán de Ayala Larzanguren, hija de los marqueses de Aravaca y Tola, natural de la villa de Salvatierra, en Álava, recibiendo la autorización real para contraer matrimonio el seis de Mayo de 1749. Con Ana María tuvo varios hijos, de los cuales sabemos que su hijo Ramón era Teniente en Noviembre de 1773.

   Ya su vida discurre plácidamente entre su trabajo como Teniente de Rey y Gobernador interino de Pamplona y su familia, sus amigos y sus aficiones, entre las que a buen seguro se hallaba la caza como buen militar que era y curtido en cien batallas, hasta que el veintidós de Julio de 1760 le llega despacho oficial por el que Su Majestad le honra con el empleo de Brigadier de los Reales Ejércitos, pero al transcurrir el tiempo y ver como otros brigadieres con menos años de servicio y menos batallas a sus espaldas obtienen el empleo de Mariscal de Campo, y sintiéndose por ello discriminado, no puede callar y en 1763 envía al Rey un memorial exponiéndole su caso y los méritos por los que se cree merecedor de obtener ese empleo de Mariscal de Campo. 

   Pero ¡ay!, no obtiene la respuesta deseada y ya, en el desempeño de su cargo y en la dedicación a su familia, entrega este buen vasco su alma al Señor el veintiséis de Marzo de 1774, en la ciudad de Pamplona, tras cuarenta y tres años de servicio abnegado y profesional a España y al Rey.

Soldado Español
Málaga - 2019

01/07/19

BRIGADIER JUAN MANUEL DE URBINA Y ZÁRATE. 2ª PARTE.

   En el desempeño de sus funciones le hallamos cuando es recibido por Caballero del Orden de Santiago, recibiendo el hábito de dicha Orden el diecinueve de Julio del año de 1737.Tras estos acontecimientos, se firmó la paz en 1738.

   Pero los conflictos europeos no terminaban, porque como consecuencia de la llamada Guerra de Sucesión austriaca Italia vuelve a verse convertida en campo de batalla, y España, que firma con Francia el Tratado de Fontainebleau o Segundo Pacto de Familia, rubricado el veinticinco de Octubre de 1743 y con el objeto de mantener y reafirmar los intereses hispano - franceses en Italia y evitar la influencia política y militar austriaca, país que había firmado con Saboya el Tratado de Worms el anterior trece de Septiembre,  envía nuevamente tropas a la península italiana y, así, su Regimiento recibe la orden de trasladarse a aquel país a contrarrestar la influencia austriaca. Iban los españoles mandados por el Teniente General Don Juan de Gages, quien había recibido la orden de encontrar al enemigo y obligarle a trabar combate u obligarle al menos a encerrase en sus plazas, para lo cual se puso en marcha el ejército el dos de Febrero de 1743, hostilizando y dificultando la situación del enemigo austriaco.
                
   Impedir la presencia e influencia austriaca en Italia pasaba por un lado por intentar obtener para el infante Don Felipe de Borbón Milán, Mantua, Parma y Plasencia y por otro reafirmar a Don Carlos de Borbón como soberano de Nápoles. Además, Venecia, que por el Tratado de Worms veía amenazada su integridad territorial y sus intereses se inclina del lado borbónico.

   El siguiente día cuatro pasó el ejército español a Solera y el cinco se mandaron tres mil hombres de reconocimiento  a informarse acerca de las fortificaciones con que contaba la plaza de Bomporto y aunque se presentó batalla los austriacos la rehusaron, pasando entonces los nuestros al lugar llamado Camposanto, en la idea de que los imperiales pensasen que las intenciones españolas eran atacar Mantuano y así hacerles salir de Bomporto, quedando en dicho punto unos seiscientos españoles a las órdenes del Brigadier marqués de Bárcena y del Coronel Campó.

   El siguiente día seis se presentó el austriaco en Camposanto, para retirarse el siete y volver el ocho con la caballería y la infantería pensando en atacar a los nuestros, en la idea de que el punto estaba óptimo para atacarlo y desbaratar los planes españoles, pero advertido de ello Don Juan de Gages, ordenó formar su ejército en dos líneas, distribuir la artillería en tres baterías y a la caballería la dispuso en nueve escuadrones en el ala derecha y tres en la izquierda.

   Era ya pasado el mediodía cuando empezó a tronar la artillería a y a llover fuego sobre ambos ejércitos, a la vez que la Infantería imperial comenzó su avance hacia los nuestros, los cuales permanecieron impasibles hasta que el duque de Atrisco, con un par de escuadrones de caballería rompió la fila de caballería enemiga, que estaba formada por nueve escuadrones, lo que no impidió que se pudiera reorganizar para ser de nuevo arrollados por los jinetes españoles, que los pusieron en fuga y sin poder volver a reorganizarse, a la vez que les tomaron ocho estandartes y se les hizo varios prisioneros, entre ellos  a los Tenientes Generales Cicer y Presqberg, el Brigadier Comendado de Cimuani y otros Jefes y Oficiales.

   En estos ataques se distinguió Don Juan Manuel al mando de los hombres de su escuadrón, todos los cuales recibieron fuertes descargas de fusilería austriaca, causando muertos y heridos entre los nuestros, recibiendo en este día Don Juan Manuel de Urbina dos heridas, las cuales no le impidieron continuar mandando su escuadrón y seguir dando muestras de su buen hacer y animando a sus hombres con su ejemplo.

Certificado con sus servicios (anverso) Archivo Nacional Vasco
   La lucha que siguió fue tremendamente encarnizada y a los ataques austriacos se sucedían los españoles, los cuales, gracias a su coraje y buen orden consiguieron tras fortísimas descargas de fuego y contundentes ataques a la bayoneta del Regimiento de la Reina hacer retroceder al enemigo, quedando los españoles dueños del campo, que tras acabar de examinarlo y retirar a los heridos y prisioneros se dio por concluida la función el día nueve. En palabras de Clonard, lo podemos resumir así:

   “…Pero el viejo cuerpo español ejecuta velozmente una maniobra de los mayores resultados; rompe su primera articulación con la línea; fórmase en martillo, y se arroja impetuosamente sobre los imperiales. Estos, que esperaban acometer en vez de ser acometidos, vacilan, titubean, y acaban por huir tumultuosamente, favoreciéndoles la oscuridad de la noche..….Mal parado el conde de Traun, sin empeñar en la batalla sus demás tropas, fue a recogerse con todas en las imponentes trincheras de Bon-Porto.”

Certificado con sus servicios (reverso) Archivo Nacional Vasco
   Parece ser que el número de muertos, heridos y prisioneros sufridos por los españoles fue de mil seiscientos, entre ellos el Coronel de la Reina,  mientras que por parte de los austriacos la cifra se elevó  a más de cuatro mil quinientos.

   Decir también que de los trofeos tomados a los imperiales, el Regimiento de Don Juan Manuel tomó el estandarte del Regimiento austriaco de Faimaster, junto a un par de timbales de los Coraceros Berlichingen, que tomó el Cabo Don Maximilano Antonio Méndez, que resultó herido en esta acción.

   Tras este hecho de armas, pasó el Regimiento de Don Juan Manuel de Urbina a continuar las operaciones militares, manteniéndose alerta, hasta que Don Carlos de Borbón, con los españoles y napolitanos, dispuesto a impedir la invasión enemiga de sus estados, se desplazó a Velletri, estando los imperiales atrincherados en Monte Espino y la Fajola, y aunque los separaba un profundo valle se produjeron algunas escaramuzas sin resultados positivos para los austriacos, de modo que su General, Lobkowitz ordenó atacar por sorpresa a los españoles y,  así, ordenó un primer ataque al amanecer  del once de Agosto de 1744 sobre el Cuartel General español, rebasando a la Caballería y al Regimiento Irlanda, para a continuación lanzar un segundo ataque como una hora después, por la montaña, haciéndose con el control del terreno al superar a nuestros Fusileros de Montaña, pero repuestos Don Carlos de Borbón y el conde de Gages de la sorpresa inicial, ordenaron el envío de nuevas fuerzas a los lugares de mayor peligro, consiguiendo rechazar al enemigo tras más de tres horas de vivísimo fuego y encarnizados  combates, resultando la victoria de los españoles, que se hicieron con el campo, hicieron prisioneros al Mayor General Novati, a ocho Oficiales y a setecientos soldados y les hicieron sobre dos mil muertos.

   Por desgracia, los imperiales hicieron prisionero a nuestro conde de Mariani, a veinte Oficiales y a trescientos sesenta soldados, y resultaron muertos el Coronel del regimiento de Irlanda, Macdonal y otros Oficiales.

   Tras este hecho de armas y habiendo sido ascendido al empleo de Coronel el diez y seis de Enero de 1745, no volvió a participar Don Juan Manuel de Urbina en ningún otro hasta que el  cuatro de Agosto de ese año acampa con su Regimiento y el resto del ejército en San Julián, junto a la localidad piamontesa de Tortona y tras la realización de las trincheras y colocación de la artillería se sucedieron las escaramuzas y encuentros bélicos a partir del catorce de Agosto y que duraron hasta el tres de Septiembre, día en el que el marqués de Ormea, Comandante de la plaza, pidió una conferencia con el Teniente General de Trinchera español, Don Nicolás de Carvajal, proponiéndole mandar una embajada al rey de Cerdeña con el fin de comunicarle el estado de la plaza y que le diera instrucciones sobre si seguir o capitular, pero sabedor de ello Don Carlos de Borbón, se opone a ello, dándole de plazo hasta las seis de la tarde para capitular, si no se reanudaría el fuego. Los sitiados aceptaron y la plaza fue tomada ese mismo día tres de Septiembre.

   Tras estos hechos, las tropas españolas tomaron a Plasencia y su ciudadela los siguientes nueve y doce de Septiembre. Pasaron luego el río Po, participando Don Juan Manuel parte en el sitio de Valencia del Po, para tras apoderarse de varias plazas -Provera, Bobbio, Parma,…- cruzar nuevamente el Po dirigiéndose a Milán y temiendo el general imperial Schulemberg su pérdida, envió un ejército a socorrer aquella plaza, dispersando de esta manera a sus tropas, siendo esto aprovechado por el conde de Gages y por el infante Don Felipe para lanzarse sobre las tropas del rey de Cerdeña, el cual, con pocas tropas, optó por retirarse, encontrándose Schulemberg aislado y obligado a retirarse, quedando así el Milanesado, capital incluida, en manos españolas.

   CONTINÚA.

Soldado Español
Málaga - 2019

LUIS EYTIER BENITEZ. UN LAUREADO EN VIDA.

Luís Eytier Benítez nació en Lorca el día 23 de Mayo de 1864, recibiendo la agua del Bautismo en la iglesia parroquial de San Mateo. Al pare...