De Francisco
solo conocemos su expediente militar, el cual tiene una parte positiva y otra
negativa. Es como sigue:
En 27 de Mayo de 1797 lo
encontramos como Cabo del Batallón Voluntarios de Valencia Nº 46,
usando casaca azul y divisa blanca, siendo destinado posteriormente a formar
parte de la guarnición militar de Menorca.
Debido al mal
negociado Tratado de San Ildefonso de 1796, por el cual España se aliaba a la
Francia napoleónica contra Inglaterra, y conociendo los ingleses la importancia
estratégica de la isla de Menorca, el 7 de Noviembre de 1798, las tropas
mandadas por el general Charles Stuart desembarcan en la zona de Adaya y en tan
solo diez días derrotaron a la escasa y desmoralizada guarnición española, que
mandaba el brigadier Juan Nepomuceno Quesada.
Francisco Javier
asistió a dicho y tras la derrota fue hecho prisionero junto a 3.528 soldados,
153 oficiales y 600 infantes suizos, los cuales hicieron defección y se pasaron
a los ingleses, pasando a formar parte de la nueva guarnición de la isla. Tras
el desalojo de los británicos de la isla por parte de los españoles y como por
uno de los puntos del Tratado de Paz de Amiens de 27 de Marzo de 1802 España
recuperó la isla, recuperó nuestro hombre la libertad, volviendo a la
Península.
Estuvo en ese
Regimiento hasta el 4 de Septiembre de 1806, para pasar ascendido a Sargento 2º
al Regimiento de Voluntarios de Navarra -vistiendo en este Regimiento casaca
azul con divisa carmesí y siendo su Coronel D. Gabriel de Mendizabal Iraeta- en
donde le sorprendió la invasión napoleónica de la Península, participando en
varios sitios y de todos los movimientos que tuvieron su final en la batalla de
Espinosa de los Monteros y así su derrota durante esos días fue:
1- el 24 de
Octubre de 1808 participa, junto a la División de vanguardia, en la toma de
Bilbao,
2- el 2 y 3 de
Noviembre en el sitio de Durango,
3- el día 5 en el
de Balmaseda y los siguientes en El Berrón y, por fin los días 10 y 11 de
Noviembre empujados los españoles por una fuerza superior, deja las provincias
vascongadas y en Espinosa de los Monteros se enfrenta con los gabachos,
encuentro bélico que se saldó con una derrota del Ejército español a manos del
Ejército francés de Napoleón y que comportó abusos a la indefensa población,
saqueos e incendios en Espinosa., muy típico de los franceses, que cometieron
atrocidades contra la indefensa población civil española. Tras esta derrota se
retiró el regimiento a León, abandonando pronto esa provincia para pasar a
Galicia para organizarse.
Debido al valor
demostrado y a sus dotes de mando fue promovido al empleo de Sargento 1º al
Regimiento de Tiradores del Bierzo y con dicho cargo fue enviado en comisión a
El Ferrol y hallándose allí en el desempeño de su comisión fue hecho
prisionero, logrando burlar a sus carceleros y fugarse de entre los franceses,
huyendo a Astorga, ciudad donde fue ascendido a Sargento y donde junto a las
tropas de los Regimientos de Santiago, Lugo, Voluntarios de León, Cazadores de
León y Húsares de León -2759 soldados-, más los ciudadanos resistió el sitio
que a la ciudad pusieron los franceses en Abril de 1810, para al final rendirse
la plaza y ser hecho prisionero después de 33 días de sitio, por lo cual y
junto a sus camaradas recibió una medalla por Real Orden y por las Cortes
Generales y Extraordinarias fue declarado “Benemérito de la Patria”. Tras ser
hecho prisionero y junto al Coronel Santocildes y el resto de la guarnición,
fue deportado a Francia, pero en Vitoria logró fugarse y reincorporarse al
Ejército Nacional. Gracias a estos hechos y a sus dotes de mando y capacidad
militar fue ascendido a Subteniente el 23 de Abril de 1811.
Posteriormente
es destinado a la región del Puente de los Fierros el 17 de Mayo de 1812, y
desde el 22 de Julio hasta el 17 de Agosto volvió a estar Astorga, participando
del segundo sitio que sufrió esta ciudad maragata, aunque esta vez eran los
españoles los que sitiaban la ciudad, pues estaba ocupada por los franceses.
Allí estuvo hasta que tras las conversaciones del General Castaños con el
oficial francés al mando de la plaza, este la rindió al General y por suerte lo
hizo a tiempo, pues ocho horas después se presentaba un Ejército español
procedente de Valladolid y al mando de Santocildes, seguido de cerca por otro
ejército francés. Para cuando llegaron la ciudad había capitulado y de nuevo
estaba en manos de sus legítimos dueños: los españoles.
Tras estos
sucesos fue destinado al Arsenal de Gerona, donde el 30 de Mayo de 1815 fue
nombrado Teniente Graduado, estando de guarnición en Guadalajara hasta el 31 de
Agosto de 1819, fecha en la que debió “abandonar” el Ejército con motivo de un
asunto de supuesta malversación de fondos de su Regimiento. Para explicar este
asunto dejemos que sean los documentos los que hablen y expongan los hechos:
1- Carta de
Francisco Javier al Rey
Señor,
Don Francisco Sierra,
Teniente de Infantería y Subteniente del Batallón Ligero de Gerona, postrado A
L. R. P. de V. M. humildemente expone: que a consecuencia de Junta celebrada en
el Cuerpo fue nombrado en el año próximo pasado de 1816 para cobrar del
Depósito de Rentas del Partido de San Clemente varias letras a favor del
Batallón; comisió, Señor, que desempeñó con el mayor celo, proporcionando en
aquellas circunstancias el poner en caja mas de 160 mil reales vellón en menos
de catorce meses. Los gastos excesivos que la cobranza por todos los pueblos
del Partido le acarreó, los mayores que indispensablemente con su mujer, un
hijo de diez años y dos hijas de ocho y seis años ya en Cuenca, ya en el mismo
San Clemente donde quedaban entretanto que el suplicante marchaba arriba y
abajo para que sus compañeros tuviesen auxilios, , sobretodo, equivocaciones
que padeció con los pueblos, le ha originado la falta de diez mil reales de
vellón en su comisión, por lo que se encuentra preso y sumariado.
Si el exponente, Señor,
hubiese malversado esta cantidad de otro modo, si no viese expuestos a la
indigencia a sus amados hijos y mujer faltando el que suplica y, en fin, si no
viese que mas de veintiséis años que sirve a su V. M. defendiendo
constantemente sus Sagrados Reinos toda la pasada guerra van a quedar sin el
premio debido, sufriría mas resignado la pena que le impone la Ordenanza, pero
todo esto le aflige y, por lo mismo, penetrado del magnánimo corazón de su
amado Soberano
A V. M. rendidamente
Suplica, no que se le exima
del pago de la referida cantidad, si no el que por un rasgo de su generosa
piedad se compadezca de la suerte de estos hijos, se digne relevarle del
castigo a que pueda ser acreedor, mandando satisfaga su deuda en libertad con el
descuento que en el año pasado de 1816 V. M. crea conducente en el concepto de
que su hermano Don josé, Secretario de Cámara de la Real Chancillería de
Granada le tiene prometido auxiliarle en este caso. Gracia que no dudo en
alcanzar del paternal corazón de V. M. cuya vida guarde Dios dilatados años
para bien de la Monarquía.
Guadalajara, 9 de Noviembre
de 1817
Señor,
A L. R. P. de V. M.
Francº. Sierra
2- Carta del
jefe de su Batallón, encargado de verificar los datos aportados en su defensa y
los servicios prestados por Francisco Javier en el Ejército.
Señor,
El suplicante tiene
efectivos servicios veinte años, cinco meses y cuatro días y de abono, con
arreglo a las Reales Órdenes de 20 de Abril y 11 de Junio de 1815, seis años,
cuatro meses y dieciocho días, que todos componen veintiséis años, nueve meses
y veintidós días; este oficial es cierto que tiene mujer, un hijo y dos hijas
de menor edad y que su hermano Don José le ha escrito que le auxiliará, cuya
carta me ha manifestado, mas no expresa con que cantidad, y en cuanto a los
gastos que dice ha tenido en su comisión lo ignoro y por esta razón no puedo
decir si será o no acreedor a la gracia que solicita.
De todos modos V. M.
resolverá como siempre lo que fuere de su Real Agrado.
Guadalajara, 10 de
Noviembre de 1817
Señor,
José de Torres
3- Dictamen de D.
Ramón Pires, Oficial encargado de tramitar la causa de Francisco Javier,
Señor,
Don Francisco Sierra,
Teniente Graduado y Subteniente del Batallón de Infantería Ligera de Gerona,
solicita en la presente instancia se digne V. M. indultarle de la pena que la
Ordenanza previene sufran los Oficiales que quiebran, exponiendo para ello: que
con motivo de haber sido comisionado por el Cuerpo en el año pasado de 1816
para cobrar de la Depositaría de Rentas del Partido de San Clemente varias
letras a favor, el mismo ha resultado que por los gastos que se le ofrecieron
en su comisión, tener que mantener a su mujer y tres hijos, el quedar alcanzado
al rendir sus cuentas en diez mil reales vellón, cuya cantidad dice desea se le
obligue a pagar y que para ello le tiene ofrecido du hermano Don José, Secretario
de Cámara de la Real Chancillería de Granada, auxiliarle en algún tanto.
El Jefe, en su informe,
dice es cierto que el interesado se halla casado con tres hijos; que también ha
visto la carta que le escribió su hermano, pero que como en ella no le dice la
cantidad con que le auxiliará e ignora los gatos que se le ofrecieron durante
su comisión, no puede fijar su dictamen en cuanto si es o no acreedor a la
gracia que el suplicante pide.
Con fecha de dieciséis de
Octubre próximo pasado y de resultado de haberme dado parte el Jefe de la
quiebra de ese Oficial e igualmente de la del Teniente D. Bernardo Santos Díaz,
dispuse pidiese al Capitán General de la Provincia un castillo y a cambio que
se les descontase mensualmente las dos terceras partes de sus sueldos y se les
formase a cada uno la correspondiente sumaria sobre el hecho de sus quiebras,
todo con sujeción a la Real Orden de cuatro de Junio de 1796, para poder dar
cuenta yo en seguida de ello a V. R. M. como en el mismo se previene. Por esta
razón no considero de ningún modo acreedor al interesado al indulto que pide,
sean cuales fueren las causas que le hubiere ocasionado su quiebra, como
también porque en la actualidad mas que nunca se necesita empezar a hacer
conocer a los Oficiales la delicadeza con que deben pensar en todos los
sentidos, mayormente en aquellos en que el Cuerpo deposita su confianza y que
desgraciadamente ha desaparecido por los desórdenes pasados, en el concepto de
que si no se consigue en el principio y todas la autoridades no ponen su conato
en que vuelva a renacer el pundonor y delicadeza que se conocía en la Milicia,
llegará el caso en que los caudales que Vd. Destina al mantenimiento de los
Cuerpos del Ejército desaparezcan entre los que deben recaudarlos y
distribuirlos.
Sin embargo Usted resolverá
lo que fuere de su Soberano Agrado.
Madrid, 18 de Noviembre de
1817
Señor,
Ramón Pires
En fin, pienso que al final debió tener
suerte, seguramente pudo pagar la deuda y no fue internado en un castillo. Es
bastante probable que tuviera un arresto disciplinario importante y que
posteriormente se le expulsara del Ejército, aunque no se le degradó ni perdió
sus galones ni medallas, pues a tenor de su hoja de servicios fue licenciado
como Teniente aunque la calificación que mereció fue la siguiente:
- Valor: Bueno
- Aplicación: Regular
- Capacidad: Regular
- Conducta: Mala
- Estado: Casado
Vamos que se hicieron pagar en todos los
frentes
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