04/02/19

SARGENTO SALVADOR MUÑOZ LÓPEZ

   La nocturna lluvia golpea insistentemente los cristales de la ventana mientras Carmela, la comadrona, calienta el agua, la cual seguidamente vierte en la jofaina que ha dispuesto para ello y la lleva a la habitación, dejándola sobre la mesa, junto a los lienzos de lino limpios.

   En la cabecera de la cama, Elisa, la hija de la comadrona enjuaga la cara de Concepción, la cual parece estar a “punto de caramelo” para parir, pues las contracciones son cada vez mas fuertes.

   La comadrona, con toda parsimonia, da un poco mas de luz y se dirige a la ventana para cerrar los postigos y las cortinas. En ese momento Concepción rompe aguas y acto seguido empieza a empujar, yendo la comadrona a situarse en su puesto para realizar las labores propias de su oficio, aunque, piensa, con Concha no es necesario, porque “se le caen del vientre, ¡que facilidad, Dios mío”. Carmela llevaba más de treinta años ejerciendo su trabajo, el cual aprendió de su madre y esta de la suya y, ahora, su hija estaba pronta a relevarla. Varias generaciones de ceutíes habían venido al mundo ayudadas por esta saga de comadronas.

   Para Concha, efectivamente, fue como, si dijéramos, de rutina, pues era el séptimo parto que tenía y si este no se moría sería el tercer hijo que vería crecer. Mientras Elisa la limpiaba, pensó, mirando la panoplia con las armas de caza de Rafael, su marido, que este estaría muy contento, pues hasta ahora había tenido solo varones, pues las mujeres se le habían muerto, una pena, pues de no tener alguna iba a tener que cargar ella sola con todas las tareas de la casa, ayudada de Fátima, claro. Fátima era la chica marroquí que tenían en la casa como criada.

   Bien, pues al poco rato ya teníamos un hermoso niño llorando y con ganas de vivir, que fue limpiado entre la comadrona y su hija, que dejándolo bien limpito y seco lo depositaron sobre el pecho de Concepción, la cual le dio enseguida su primera leche, que el neonato chupó con verdaderas ganas. Así, juntos y acoplados, Concha sintió que este le viviría y dando gracias a Dios, decidió sobre la marcha que le pondría por nombre Salvador, dijera lo que dijera Rafael, que quería ponerle Cipriano, como su padre y a ella ese nombre no le gustaba. Salvador, como ese otro hijo que tuvo en 1906 y que tan solo le vivió poco más de año y medio y que le nació estando en Sueca.

   Momentos después entraba en la habitación Elisa con un humeante tazón de caldo de gallina que Concepción, incorporándose un tanto, se tomó con verdadero placer y casi de una atacada, a pesar del enfado de la comadrona, pero ella tenía ganas y quería empezar a alimentarse bien para que su hijo también lo estuviera y creciera fuerte y sano, al igual que sus hermanos Rafael y Manolo.

   Así pues, el día catorce de Abril de 1911 a las once de la noche vino Salvador al mundo en el número 89 de la ceutí calle de Soberanía Nacional, siendo sus padres Rafael Muñoz Domingo, natural de la localidad valenciana de Sueca, hijo de agricultores, y en la actualidad Sargento del Regimiento de Infantería “Ceuta Nº 60”, y de Concepción López Sierra, natural de Ceuta e hija de funcionario del Ayuntamiento ceutí. 

   Fue, efectivamente, bautizado con el nombre de Salvador al siguiente día en la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios, igual que sus hermanos.

   De su infancia y primeros años de juventud no sabemos prácticamente nada, salvo que primero estuvo estudiando en el Patronato Militar de Enseñanza y después en una escuela pública -de la que no recordamos el nombre-, que era donde solían estudiar los hijos de los suboficiales, a pesar de que era una familia que no pasaba estrecheces. Sabemos también que hizo su primera comunión en Abril de 1919, que en 1924 vivía en la calle de Alfau y que para 1930 ya residía en Tetuán, en el número siete de la calle del Cónsul Morfi, pues su padre, que trabajaba en la Intervención Militar, había sido trasladado a esta ciudad y desde 1928 vivía allí la familia.

   Impregnado del ambiente militar que se vivía tanto en Tetuán como en su familia y siguiendo el ejemplo de su padre y de sus hermanos, decide ingresar como voluntario en el Ejército y para ello debió presentar una serie de documentos, los cuales fueron: su partida de nacimiento, un certificado expedido por el Registro Civil de Tetuán con los datos de residencia y soltería, un certificado de buena conducta expedido por el Cónsul - Interventor Principal de Tetuán, la autorización de su padre, enviada al Secretario del Juez de Paz de Tetuán, autorizando a su hijo a ingresar como voluntario y un certificado de nacionalidad expedido por el Consulado de España en Tetuán, en el cual se hacía constar que en registro de matrículas de súbditos españoles de ese Consulado se encontraba la de el, señalada con el número 6619.

   Con todo esto, el 24 de Febrero de 1932 escribe Salvador una carta al Coronel Jefe del Regimiento de Radiotelegrafía y Automovilismo en África, en la cual manifestaba su deseo de ingresar en la “…honrosa carrera de las armas como soldado y por el tiempo de dos años…”, pidiéndole le admita como voluntario.

   El 24 de Marzo se le hace el preceptivo reconocimiento médico, por el cual el Teniente médico certifica su buena salud y su aptitud para el servicio de las armas. Reconocimiento que tiene lugar en Ceuta. Ese mismo día entra en filas: ya es soldado, con cartilla militar número 3022186. Esta cartilla nos informa que tenía el pelo castaño, ojos azules, medía un metro y setenta y nueve centímetros, la barba redonda y la frente plana.


   Así pues, el día 24 de Marzo de 1932 causa alta -sin opción a premio pecuniario- en la “Compañía Radio de Ceuta” en la revista de comisario de ese día, leyéndosele las leyes penales, tras lo cual quedó en su Compañía de instrucción. El día 10 de Abril jura fidelidad a la bandera ante el estandarte del Batallón de Ingenieros de Ceuta, y el 30 de ese mes, por orden del Cuerpo, fue dado de alta en instrucción militar y prestando los servicios de su clase, hasta que tras el periodo de instrucción, el 11 de Agosto y por orden del General Jefe Superior de las Fuerzas Militares de Marruecos, es destinado al Grupo de Regulares de Tetuán Nº 1, por cuyo motivo causó baja en la Agrupación de Radiotelegrafía y Automovilismo en África y causando alta en su nuevo destino en la revista de comisario del mes de Septiembre, incorporándose al Campamento General del Grupo, donde fue destinado a prestar sus servicios en la Plana Mayor, y de servicios de guarnición finó el año.
Escudo de Regulares "Tetuán Nº 1"
   Allí estuvo hasta que en la revista de comisario de Abril de 1933, en que causó baja en la fuerza con haber y alta en la sin haber, porque pasaba a continuar sus servicios en la Inspección de Intervenciones como Escribiente, realizando su trabajo a satisfacción de sus superiores, por lo que debido a esto y a su ascendente sobre sus compañeros, fue promovido al empleo de Cabo de Infantería por elección en la revista de comisario de Octubre de ese año, continuando en el desempeño de sus funciones hasta que viendo que llegaba el fin de su compromiso con el Ejército, decide continuar, y para ello, el 20 de Marzo de 1934, solicita la continuación del compromiso por un año más, cosa que hará ya en los años sucesivos. Se le acepta la permanencia, y prestando los servicios de su clase desplazándose por las distintas posiciones del territorio acabó el año.

   Ya por estas fechas había entrado en relaciones con una jovencita, hija de un Cabo de Infantería que había estado en la Guerra de Melilla y que había sido condecorado con la Cruz de plata al Mérito Militar y la Medalla de la Campaña de Melilla. Esta muchacha, llamada Loli, acabó siendo la madre de sus hijos.

   En Junio de 1936 causa baja en la Plana Mayor del Grupo, pasando a ser alta en la Compañía de Depósito, donde continuó prestando el servicio de su clase, pasando a la Fuerza sin haber y continuando adscrito en Intervenciones, donde continuó prestando sus servicios, los cuales realizó con entera profesionalidad y con ascendente sobre sus compañeros de siempre, con lo que, en vista de lo cual, por orden del Grupo con fecha de 30 de Marzo de 1937 es ascendido a Sargento de Infantería, lo cual saldría publicado en el B. O. E. poco después, justificando tal empleo en la revista de comisario de Abril.

         Sargento de Regulares
    Como suceso ocurrido en este año de 1937, está el que tras pedir permiso a la Superioridad, tuvo que ir a Alhucemas a hacerse cargo del cuerpo del padre de su novia, pues había fallecido repentinamente en aquella localidad, donde trabajaba como guarda Forestal, teniendo que hacerse cargo, además, de los trámites de inscripción del fallecimiento en el registro civil y de trasladar el cadáver a Tetuán, para ser enterrado allí por la familia de su novia.

   Aquí estuvo prestando sus servicios, hasta que en primero de Enero de 1940 y según escrito del IX Cuerpo de Ejército pasa a la Comisión de Estadística del Alto Estado Mayor del Ejército, causando baja en su Unidad a fin de Enero y se incorpora a la nueva el primero de Febrero de 1940. Ya en su nueva Unidad, se le informa que con arreglo a la Ley de 15 de Marzo de 1940 se le abona un año, cuatro meses y siete días por los servicios prestados durante la Campaña 1936 - 1939, y por Orden de 21 de Mayo se le confirma en su actual destino, donde acabó el año.

   Estando cumpliendo con sus obligaciones, el 21 de Agosto de 1941 y por una Orden del Ministerio del Ejército y comunicada por medio de un escrito a la Dirección General de Reclutas y Personal (Sección Recompensas), se le concede la Medalla de la Campaña, por los servicios prestados durante la odiosa Guerra Civil. Y en la situación en que estaba acabó ese año 41. En este año, tras obtener el correspondiente permiso, tuvo que llevar a su futuro cuñado, Miguel, hermano de su novia, a Málaga, a una residencia donde se trataban las enfermedades respiratorias, pues Miguel era tuberculoso, enfermedad de la que, finalmente, acabó falleciendo. 

   El año 42 no empieza mal, pues por Orden del 9 de Febrero se le concede un quinquenio de quinientas pesetas anuales, a percibir desde el primero de Abril último, cosa que no le vino nada mal, dado que ya tenía, junto a Loli, proyectos de futuro y todo lo que “cayera” era bien recibido.

   Andando los meses y tras meditarlo, decidió que en el Ejército no estaba su futuro, pues por una parte veía que de Sargento difícilmente iba a pasar en muchos años y por otra veía que en otros lugares de la Administración se ganaba algo más, de modo que, habiendo fijado su residencia en Tetuán, solicitó la baja, la cual le fue concedida el 18 de Agosto del 43, pasando al Grupo de Regulares de Infantería Nº 9 como Reservista para caso de movilización, con la sola obligatoriedad de realizar las revistas anuales correspondientes hasta el 29 de Mayo de 1950, que es baja en el Grupo que estaba y es dado de alta en el C. M. R. del Regimiento de Infantería Ceuta Nº 54, donde permaneció hasta el 8 de Agosto de 1956, que causa baja en las Fuerzas de Reserva, según escrito del General Subinspector de la Zona Occidental de Marruecos, remitiéndose dicho escrito tanto a el como a la Subinspección de Servicios de la plaza de Tetuán. Y aquí acabó su aventura militar.

   Antes de esto, el 5 de Julio de 1947 nace su hijo Miguel Ángel.    
   
  No tenemos los documentos que nos lo confirmen, pero por información de su hijo Miguel Ángel, sabemos que tras dejar el Ejército ingresó en la Policía Secreta, donde estuvo en la sección de censura de películas, entre otros departamentos. No obstante se ha pedido información al Ministerio del Interior y ahí han respondido -después de bastante tiempo y de mucho insistir- que no consta en sus archivos. Piensa el narrador que al ser de la Policía Secreta, pues es posible que ha pesar de llevar mas de treinta años muerto, el Ministerio del Interior no quiere dar información. En cualquier caso, si sabemos que en Agosto de 1943 fue nombrado por acuerdo de 28 de Julio anterior y con carácter provisional Agente de 3ª clase de Vigilancia y Seguridad para el territorio de Yebala, y que por acuerdo de 25 de Marzo de 1946 se dispuso su cese en esa Administración como Agente Provisional de la Policía, con efectos económicos - administrativos de 31 de Marzo.

   Cuando salió de la Policía decidió montar un negocio y ser su propio jefe, cogiendo el traspaso de una carnicería en la calle O´Donnell, cercana a su casa, que era Avenida Mohamed V, frente al Centro Español -Casino Español-, poniendo al frente de ella a un marroquí que conocía.

   Aprovechando que tenía quién le llevara la carnicería, se metió en el negocio del corcho, como intermediario entre los descorchadores y los compradores, negocio al que accedió a través de una amistad con la que compartía aficiones cinegéticas, las cuales le venían de su padre, gran cazador. Este periodo del corcho duró, no obstante, poco tiempo, pues comprendió que le faltaban los conocimientos necesarios para poder llevarlo todo lo bien que este negocio requería y aunque ganó bastante dinero, decidió dejarlo.

   Hombre inquieto, puso en traspaso la carnicería, y dejando bien acomodada a su mujer e hijos, fue a probar fortuna en la Costa del Sol, pues en los años 60 empezaba su “bum” turístico y urbanístico, colocándose como administrativo en una empresa de la construcción llamada Construcciones Castillo, en Fuengirola.

   En esta época, su hijo había empezado a trabajar en la empresa “Papelera de Tetuán”, del empresario Rafael Benet, que incluso le pagó un viaje a Guipúzcoa para que asistiera a unos cursos sobre el negocio del papel en su mas amplio sentido, desde que se corta el árbol hasta que se distribuye el producto final, es decir, el papel.

   Ocurrió que estando Salvador en Fuengirola, donde llevaba ya bastante tiempo, enfermó gravemente su mujer, y debiendo estar a su lado abandonó su puesto de trabajo, acudiendo a auxiliar a Loli, pero la fatalidad quiso que ésta acabara por fallecer, quedándose Salvador viudo y con una niña de nueve años a la que dejar colocada en el mundo. Como tenía que vivir, empezó a buscar trabajo, colocándose como administrativo en la misma empresa en la que trabajaba su hijo, gracias entre otras cosas a los muy buenos informes que traía de Construcciones Castillo, de Fuengirola.

   Era un hombre alto, apuesto, ojos medio claros, pelo negro, con un carácter muy sociable, extrovertido y con gran facilidad para entablar y mantener una conversación, fuera esta del tema que fuera, con cualquier persona; además, era una persona que sabía hacerse conocer y reconocer, por parte de cuantos circunstancialmente le trataban, siendo muy conocido allá donde viviera y apreciado por todos. Esta cualidad la han heredado sus dos hijos y aún su nieta Susana y su nieto Pablo, y que al igual que Salvador no llegan a cansar, antes al contrario, son constantemente saludados y parados en la calle por cuantos le conocen.

   Como hemos dicho antes, una de sus pasiones era la caza, afición heredada de su padre y  que practicó hasta el final y en la cual inició y formó a su hijo Miguel Ángel. En esto de la caza tuvo suerte, en el sentido de que al ser hijo de una familia con bastantes recursos económicos, pudo disfrutarla acudiendo junto a su padre a buenos cotos de caza allí en Marruecos, junto con los amigos paternos, algunos de los cuales eran personas bien introducidas y situadas en la sociedad tetuaní o ceutí, lo cual les facilitó en mas de una ocasión participar en grandes monterías, casi siempre por la región de Yebala. Dispones de información acerca de sus sucesivas renovaciones de las licencias, tanto de armas como de caza, y de una ocasión en que por algún motivo que desconocemos causó baja voluntariamente en la Sociedad de Caza y Pesca de Tetuán, siéndole anulada, por tanto su licencia de caza temporalmente, ocurriendo eso el 29 de Julio de 1948, pero cuando pasó la circunstancia por la cual se dio de baja, volvió a retomar su licencia y a disfrutar de su pasión cazadora por todo el territorio del Protectorado, como así nos lo dice en el Boletín Oficial del Protectorado de fecha 11 de Septiembre de 1949.

   Era un hombre muy tranquilo y discreto, que no gustaba de los saraos ni el figuroneo en la sociedad, bastándole con ir al Casino Español, del que era socio, a leer los periódicos, hablar de política, echar unas partidas de brisca o sencillamente tomarse una zarzaparrilla, a la que al parecer era muy aficionado.

   Al quedarse viudo en el año de 1966 y debido a su horario laboral se vio en la necesidad de dejar a su hija, Rosa, medio pensionista en el colegio, La Milagrosa, recogiéndola avanzada la tarde e ir dando un paseo hasta la casa, contándose mutuamente las incidencias de la jornada, para al llegar a la casa preparar al alimón la cena, recoger la cocina y lo que en la casa pudiera haber desordenado. Los recuerdo de su hija respecto de el, son bonitos, los de un padre cariñoso, dedicado a ella, atento y que siempre estaba al quite de lo que ella pudiera necesitar tanto material como personalmente, preocupándose mucho por sus estudios y sus amistades, tanto en el tiempo que estuvo ésta en Tetuán, como el que pasó en Tolosa y en Málaga, yendo los domingos juntos a pasear, comprar unos churros para desayunar y salir a medio día a tomar unos chatitos él y un refresco ella, y así hasta que falleció.

   Durante la época que estuvo trabajando en Fuengirola iba mucho a Málaga, pues allí, en la calle Malasaña residían su madre y su hermana Esperanza, que trabajaba en el periódico SUR. De su hermano Ricardo sabemos que residía en Madrid con su mujer, Meli, y su hermana Concepción vivía con su marido e hijos en Jerez de la Frontera. De su hermano Rafael solo sabemos que vivía en Madrid, que estaba en el ejército y que fue el primero de los hermanos que falleció. Su hermano Manolo vivía en Ceuta y era Comisario de Policía; mas tarde vino a vivir a Málaga.

   Ya en 1970 empezó a estar enfermo del hígado y su hija pasaba cada vez que podía largas temporadas a su lado cuidándolo y ayudándolo, pero el cáncer de hígado pudo más y el 1 de Agosto de 1973 falleció, siendo enterrado junto a su mujer en el cementerio europeo de Tetuán.

   Por lo menos tuvo la oportunidad y la satisfacción de asistir a la boda de su hijo Miguel Ángel con Marisa, en Tolosa  el 1 de Febrero de 1971 y la dicha de ver el nacimiento de su nieta, Patricia. el 1 Julio de 1973.

   Sus padres fueron Rafael Muñoz Domingo y Concepción López Sierra. Sus abuelos paternos fueron Cipriano Muñoz Cervera y Esperanza Domingo Crespo. Sus abuelos maternos fueron José López Jiménez y Manuela Sierra Suárez.

   Tuvo dos hijos, Miguel Ángel y Rosa María, una nuera, Maria Luisa Mendiluce Muñoz, y un yerno, Fernando José de Laguno Oviedo, pero solo conoció a la primera.

   Tuvo tres nietos, Patricia, Susana y Pablo, pero solo conoció a la primera.

Soldado Español
Málaga - 2019

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