18/09/24

AMOTINAMIENTO E INSURRECCIÓN EN ALHUCEMAS. JUNIO DE 1841.

   Amanece sobre el Peñón de Alhucemas el día seis de junio de 1841. El pueblo está tranquilo y al poco se escucha el mar chocando contra las rocas y el toque de diana, tras el cual comienza una nueva jornada para los soldados de la primera compañía del segundo batallón del regimiento de infantería Ceuta 19 de línea que dan guarnición a ese trozo de España en el norte de África.

   Todo transcurre con normalidad, cada uno realiza los trabajos que tenga encomendado, los soldados en su quehacer y los civiles en el suyo mientras el sol se va alzando en el cielo. Todo tranquilo pues.

Pero tras el toque de generala se desató el caos y la barbarie campó a sus anchas por el Peñón.

   Efectivamente, la locura pareció haberse adueñado de las voluntades de un número de soldados acaudillados por el soldado de la compañía de veteranos Nicolás Perea, quienes de pronto se abalanzaron contra los demás, matando a los sargentos Andrés Sevillano y Cristóbal Sevilla.

   Ante el alboroto, el comandante de la plaza, José Deudemet (1) salió precipitadamente de su estancia acudiendo al lugar de los hechos, siendo de inmediato atacado por los sublevados y muerto por ellos. En la refriega, también resultó herido el ayudante de la plaza Luis Alcalá, que al final falleció. El resto de los fueron amenazados también, pero no sufrieron daños, aunque los sargentos Donato Quintana y Cristóbal López debieron huir para salvar sus vidas.

   Tras esto, los amotinados, en su locura, entraron en las oficinas civiles y militares y robaron todo cuanto pudieron, tras lo cual se lanzaron a las calles del pueblo asaltando a cuantos civiles encontraron robándoles y agrediéndoles, incluso dándose varios casos de violación de mujeres.

   Al final, al cabo de una semana de terror, algunos, dándose cuenta de lo realizado, frenaron a sus compañeros y para intentar salvarse de las más que previsibles consecuencias, detuvieron a algunos y taras un simulacro de juicio fusilaron a cinco de sus compañeros, aunque eso no les bastó para comprar el perdón, pues amenazaron con entregar la plaza a los moros y asesinar a los civiles si el gobernador no conseguía que se les indultase. Pero eso no iba a servir de nada, no, la justicia iba a caer sobre ellos.

   Hay que hacer notar que los soldados llevaban un mes en la plaza, que habían cobrado sus sueldos y que había raciones de sobra.

   Informado el Gobierno de estos trágicos sucesos, envío un relevo formado por dos compañías de un batallón de marina con la falsa noticia de que el Gobierno, enterado de sus peticiones, accedía a lo demandado y los indultaba, aunque sería distribuidos entre otras plazas.

   Nada más desembarcar, procedieron a la detención de siete de los amotinados, siendo los demás detenidos poco a poco, pues los restantes continuaban armados, lo mismo que los soldados que no se habían sumado al motín.

   Al final, convencidos de que las dos compañías eran el relevo, accedieron a embarcar el siguiente día doce en varios guardacostas, los cuales pusieron rumbo a Málaga, ciudad a la que llegaron dos días después, siendo separados los cabecillas del resto.

   En Málaga, se formó un Consejo de Guerra en que se decidió que seis fueran fusilados en Alhucemas, veinte entre Melilla y el Peñón de Vélez de la Gomera y diez en Málaga, siendo estos fusilados de espaldas a las cinco de la mañana en la playa de la Caleta, a oriente de la ciudad.

Sobre los motivos para este amotinamiento, el periódico El Corresponsal informa que

   “…El motivo que alegaron para tan infame proceder fue, según dicen, la escasez o mala calidad de los ranchos; pero nosotros sabemos, a no dudar, que nada les ha faltado, pues tenían víveres suficientes y estaban pagados por fin del mes actual”.

   Así mismo, el periódico El Faro de Ceuta se dice que

   “…según informó el 29 de junio de 1841 el periódico El Nacional (2) en dicha compañía del Regimiento Fijo militaban muchos componentes de los disueltos cuerpos carlistas que participaron en la primera de las guerras civiles entre estos y los isabelinos. No resulta descabellada la hipótesis de que algunos de los que se levantaron contra el gobernador de Alhucemas, lo hicieran teniendo como referente sus ideales de Dios, Patria y Rey, y quisieran aprovechar el momento para iniciar desde allí un nuevo conflicto civil, como lo hicieron en el 1838. En este sentido “El Nacional” decía, en referencia al levantamiento del Fijo, que se trataba de “una sublevación militar como si dijéramos un pronunciamiento glorioso en miniatura.”

(1) No he encontrado ninguna información sobre este comandante

(2) Probablemente se refiera al periódico de ese nombre que se editaba en Cádiz. No está ni en la Hemeroteca Nacional ni en la Virtual de Prensa Histórica.

   Otra de las disposiciones del Consejo de Guerra, fue que esa compañía desapareciera del regimiento.

   Los nombres de los ajusticiados en Málaga son:

 

Francisco Martínez Rodríguez

Jerónimo Arjona Romero

Antonio García Valero

Cristóbal Ferrer Sotre

Lorenzo Alcocer García

Ulpiano Castro Costera

Pedro Arquera García

Miguel Ramón Ríos

Manuel de la Casa Martínez

Juan Antonio Sánchez.

   Por lo que a los asesinados se refiere, tenemos:

- José María Deudemet, comandante, casado con  María Morera y cuyo cuerpo debió ser arrojado al mar pues aparece como insepulto en el libro de defunciones de la parroquia de Alhucemas, aunque también pudo haber sido trasladado a la Península. Curiosamente, no hay mucha información sobre este militar en internet.

- Sargentos Cristóbal Sevilla y Andrés Sevillano, quienes o bien eran de Sevilla o era un apodo por el que se les conocía. Tampoco fueron enterrados en el cementerio de Alhucemas

- Ayudante Luis Alcalá, casado con Teresa Parodi, quien fallecería de las heridas recibidas el día siguiente día diez del mismo mes de junio y fue enterrado en el camposanto del Peñón.

    No he encontrado información sobre asesinados civiles, si es que los hubo. 

Soldado Español

Málaga - 2024

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