17/09/19

CAPITÁN FRANCISCO DE OSSORIO. 1ª PARTE.

   Esta es la historia militar de un soldado español de quien aunque sabemos su nombre, Francisco de Ossorio, y su edad, 44 años, nos es totalmente desconocido y al cual tomamos como ejemplo del soldado que sirvió a España desde -suponemos- que joven aun ingresó en el Ejército.




   Ingresó en clase de Soldado y fue, poco a poco, subiendo los peldaños del escalafón militar, alcanzando al menos, y según su hoja de servicios militares, el probable empleo de Capitán de Infantería. Y decimos probable porque no nos informa dicha hoja si acabó obteniendo dicho empleo, aunque si lo proponen para el.



   La falta de datos en su hoja de servicios hace difícil, cuando no imposible, datar con precisión las fechas de sus acciones de armas o de sus ascensos, aunque la información que proporciona si nos permite situarlo en el marco histórico adecuado, permitiéndonos dar fechas bastante aproximadas, o al menos eso creemos, pues al estar documentados no resulta demasiado complicado colocar a Don Francisco de Ossorio en el momento adecuado, es decir que las fechas que proponemos sean bastante aproximadas.



   Por la edad que nos dice su hoja de servicios militares que tiene en el momento de ser redactada, 1718 -hoja que se encuentra en el Archivo general de Simancas-, y suponiendo que ingresara en el Ejército con alrededor de 17 años, es plausible proponer la fecha de 1673 como probable de su nacimiento, no sabiendo donde ni de quien era hijo. Lo que si parece bastante probable es que fuera de una familia de cierto nivel económico y puede que hasta hidalga, pues en su hoja de servicios se nos dice que su calidad es mediana y que fue primero Furriel Mayor y luego Mariscal de Logis, lo que implicaba saber leer y escribir, así como saber llevar cuentas.



   Así mismo y debido a esa falta de información en su hoja de servicios, se nos impide determinar con exactitud en que cuerpos sirvió, pues en dicha hoja se menciona a la Armada real del Océano, los Presidios de África y los Ejércitos de España y Nápoles. No se menciona en ningún momento nombre alguno de Tercio ni de Regimiento, ni si estuvo en la Infantería de Marina o solo en la de Tierra, ni si en la Caballería -lo cual dudamos mucho-. Pero  ateniéndonos a lo que dice su hoja de servicios de que estuvo en la Armada Real del Océano y a que cuando estuvo en Ceuta había soldados de cinco Tercios de Marina que se fueron sobre 1699 - 1700, cabe pensar que su destino fuese un Tercio de Marina.



   Así, con estos datos, su ingreso en el Ejército debió ocurrir alrededor de 1690 - 1691 y una vez dentro pasaría a hacer el correspondiente periodo de instrucción para familiarizarse con las armas, las tácticas,los mandos y todo lo que rodea la vida militar, hasta que jurase las banderas del Tercio, tras lo cual es destinado a tener su bautismo de fuego a bordo de las galeras del Rey cuando fue enviado junto a sus compañeros a liberar Alicante del asedio naval a que la tenían sometida los franceses.



   Había coincidido su incorporación a las armas con la última década del reinado de Carlos II de Austria, época caracterizada en lo militar por los enfrentamientos con Portugal y con Francia, enfrentamientos en su mayor parte desafortunados para las armas hispanas. Sobre todo Francia era la que más acosaba a España, aprovechándose de un Estado arruinado y de una sociedad agotada y empobrecida material y moralmente.



   Precisamente su primera acción de guerra es contra los franceses, siendo enviado junto a sus compañeros al auxilio de Alicante, lo cual sucedió por lo siguiente -y aquí aprovechamos para aprender algo de la historia de nuestras armas y de España, yo el primero, cosa que haremos con los cuatro escenarios bélicos en los que estuvo-



   Debido a la ya larga guerra con Francia, las acciones militares menudeaban y una de ellas, en la que participó nuestro hombre, tuvo por protagonista a la Armada real de Francia, la cual se paseaba por el Mediterráneo español como "Pedro por su casa", infligiendo el máximo daño a los intereses españoles, tanto en la Península como en Italia y las islas. 



   Pues bien, en una de esas correrías, una escuadra al mando del Almirante conde D´Estrées, tras bombardear a Barcelona, llegó a las costas alicantinas el 21 de Julio de 1691, componiéndose la escuadra gala de 14 navíos, 25 galeras y alrededor de 8 embarcaciones de menor calado y tras esta esta demostración de fuerza y suponiendo a los alicantinos gentes apocadas y temerosas, mandó un parlamento conminando a la ciudad a que pagaran una fuerte suma de dinero para librarse de un ataque y que si no accedían empezaría sin dilación a bombardear la ciudad, sin importarle las consecuencias.



   Los alicantinos, que solo disponían de cuatro cañones y cinco culebrinas, se miraron entre ellos y tras reírse de buena gana un rato le dijeron al parlamentario que le comunicara al Almirante que si quería el dinero que viniera el personalmente a por el...si es que podía. ¡No sabía el franchute quienes eran los alicantinos!



   Tras partir el parlamentario francés empezaron los de la ciudad a cavar un trincherón en la playa en prevención de un desembarco, poniendo una guarnición para su defensa.



   El francés, el siguiente día, habiendo observado los trabajos de los alicantinos en la playa y enrabietado por la negativa recibida, ordenó que se acercaran lo más posible a la orilla tres pontones con artillería, dando así comienzo al bombardeo de la ciudad, el cual soportaron estoicamente los alicantinos todos los días que lo sufrieron.



   Seguían lanzando bombas y carcasas incendiarias los gabachos, fuego que era respondido por los de la ciudad, hasta que por la noche -en la madrugada del 23- y protegidos por el fuego que desde las galeras se hacía, desembarcaron alrededor de 600 franceses dispuestos a establecer una cabeza de puente para una posterior invasión, pero que fue valientemente repelida por la guarnición del trincherón, la cual era mandada por Don Cristóbal Martínez de Vara, debiendo reembarcar los franceses no sin dejar en la playa bastantes bajas.



   Como se puede suponer, el fuego francés arreció, afectando cada vez a más personas e  inmuebles de la ciudad, lo cual no fue óbice para que ésta siguiera descargando fuego por las bocas de su escasa artillería, causándole también daños al enemigo.



   No debían tenerlas todas consigo los franceses cuando el 24 envían una nueva embajada, la cual conminó a los alicantinos a la rendición, recibiendo la misma respuesta. los parlamentarios se marcharon y los alicantinos se aprestaron para seguir soportando el bombardeo, pero se encontraron con que los franceses establecieron unilateralmente una tregua, la cual fue rápidamente aprovechada para reponerse, porque el fuego volvería, como lo hizo el día 28 desde primera hora de la mañana, día en el que solo de carcasas incendiarias se contabilizaron alrededor de 500 y estimándose en 4000 las bombas recibidas durante los días que duró el ataque.



   Y así se estaba: los franceses mandando bombas para que capitulasen y los alicantinos protestando del calor que hacía mientras respondían con su escaso fuego dispuestos a vender cara la ciudad.



   El 29 amaneció lloviendo bombas, lo cual duró hasta que por el sur aparecieron las velas de las 22 naves de la Escuadra Española que mandaba el conde de Aguilar y que venía en auxilio de la ciudad, naves en una de las cuales iba embarcado nuestro Don Francisco de Ossorio, el cual junto a sus compañeros se lanzó en persecución del enemigo, al que puso en fuga y le capturó tres naves.



   Y así se libró Alicante de la invasión, aunque lo pagó bien caro. Aquí se puede decir lo de la canción de la niña aquella: "antes muertos que conquistados por los franceses". Ese fue el error francés: subestimar a los alicantinos.



   Una vez terminada esta función y regresados los barcos a puerto, desembarcó Don Francisco y suponemos que fue destinado a un Tercio de Infantería terrestre, pues si partimos de la base de que en 1694 formó parte de un cuerpo terrestre es lógico pensar que su destino es el que proponemos, donde desempeñó las labores propias de su clase, clase que estamos casi seguros que era la de Cabo.

CONTINÚA

Soldado Español
Málaga - 2019

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