30/09/19

CAPITÁN FRANCISCO DE OSSORIO. 2ª PARTE.

   Continuó con sus obligaciones militares hasta que debido a las incursiones e invasiones que hacían los franceses en Cataluña, fue enviado con su Tercio a aquel Principado a combatir de nuevo contra los gabachos, siendo el destino levantar el sitio que estaba sufriendo la plaza gerundense de Hostalric. Dicha plaza se hallaba sitiada por lo siguiente:




   El potente y bien pertrechado Ejército francés  volvió a invadir Cataluña y uno de sus regimientos, al mando del conde de Quirzón y del Mariscal de Campo Longeval y con 1200 caballos, 1000 infantes y 800 migueletes, pusoel 18 de Julio de 1694 sitio a la plaza de Hostalric en espera de que llegase el Mariscal Noalles, que llegó al siguiente día, ordenando se pusiese una batería de cuatro cañones de a 24 mm contra un reducto que se situaba delante de la localidad y cuya guarnición, prudentemente, optó por abandonar retirándose al castillo, a la vez que los habitantes decidían capitular en evitación de un baño de sangre y quien sabe si no por simpatía al francés.



   La guarnición del castillo, que se hallaba compuesta por 700 hombres bien pertrechados de alimentos y munición, ofreció fuerte resistencia al invasor, pero la superioridad numérica y ¡otra vez! la superioridad artillera gala acabó forzando la rendición de aquellos obligándolos a abandonar el castillo, habiendo dejado cerca de cien muertos y ciento ocho heridos, haciendo los franceses quinientos prisioneros. Por contra, los franceses solo sufrieron ocho muertos y doce heridos.



   Liquidada la resistencia del castillo, ordenó Noailles que se  fortificara la plaza, pues la consideraba muy importante para el apoyo de sus conquistas, donde dejó una guarnición y  retirándose con el resto del regimiento con destino a otra operación, pero hete aquí que los españoles recuperaron el castillo, desalojando a los gabachos y estableciendo en el una fuerte guarnición, así como en la plaza.



   Enterado de estos sucesos el mando francés, envió tropas con el objetivo de recuperarlo y no dejar en retaguardia un lugar peligroso, volviendo a poner sitio a la plaza y al castillo. Ocurría esto ya en Marzo de 1695, y en el asedio estaban cuando llegaron las tropas españolas mandadas por el general San Silvestre en auxilio de la localidad, entre cuyos efectivos se encontraba Don Francisco de Ossorio.



   Estas tropas, tras combatir bravamente, lograron expulsar de allí a los franceses, levantando el asedio y dejando una fuerte guarnición en prevención de ulteriores ataques gabachos. No obstante les costó a los españoles cien bajas.




   Es probable que Don Francisco se distinguiese en esta función, por lo que creemos que debió ser aquí donde se le promocionó al empleo de Sargento, y una vez reconquistada la plaza y fortificada fue enviado a prestar sus servicios en la plaza de Ceuta.



   Desde esta ciudad se ejercían las funciones de socorro y protección de los presidios que España tenía en la costa norteafricana y a los barcos ya mercantes ya militares que por aquellas aguas navegasen, procurándoles suministros y auxilio en caso de que sufriesen ataques por parte de los piratas berberiscos, eterno cáncer en el Mediterráneo y secular enemigo español, y de los piratas británicos.



   Otro de los motivos por los que fue destinado a esta plaza fue el siguiente:



   La guerra de Francia contra España no solo se libraba en Cataluña o en las costas mediterráneas peninsulares, si no que también en la costa africana, pues los gabachos entregaban fuertes sumas de dinero y armas a Muley Ismael, del imperio marroquí, para que le hiciese la guerra a España, con lo que Francia conseguía desgastarnos un poco más a la vez que conseguí que se tuviesen que dispersar las tropas acudiendo a distintos puntos, dificultando así la defensa de los intereses españoles.



   Muley Ismael había estado preparando el asedio de esta ciudad, suministrándose de Europa, obteniendo la pólvora, mediante contrabando, de Marsella, las armas, sobre todo cañones, de gran Bretaña y Países Bajos, montó una fábrica de bombas en la cercana Tetuán y como técnicos utilizó a mercenarios  y cautivos europeos. Además, construyó una plaza sitiadora en las inmediaciones de Ceuta.   



   Pues bien, debido a esta coyuntura Ceuta, desde finales de Octubre de 1694, estaba siendo reiteradamente asediada por los moros de la zona y que estaba siendo defendida a las órdenes del marqués de Valparaiso. Los moros pasaron a los campos ribereños del río Negrón pasando, con las banderas desplegadas a las playas de los Castillejos, poniendo a la ciudad en estado de máxima alerta, tanto en los fuertes avanzados como en la misma urbe, produciéndose los primeros duelos de artillería seguidos de algunas salidas desde Ceuta para desbaratar las líneas de asedio moras, así como para prestar defensa a las estacadas y puertas de la ciudad.



   En esto se estaba cuando el marqués de Valparaiso fue reemplazado por el marqués de Valdecañas, a cuyas órdenes debía estar Don Francisco de Ossorio. lo primero que hizo este General fue intensificar el fuego artillero contra el moro, a la vez que ordenó se cavaran más túneles para colocar minas, la construcción de caminos cubiertos en la vanguardia y en paralelo a las estacadas construidas previamente y pasando a la reconquista del estratégico punto llamado lengua de Sierpe, donde el moro tenía uno de sus más importantes puntos de bombardeo, lo que se consiguió, estableciéndose allí un contingente de 700 hombres, todo esto a la vez que mandaba se construyese  un bastión en el campo conquistado a los marroqíes, el llamado bastión de Santiago.



   El asedio se dilataba en el tiempo y a los repetidos ataques moros se producían las contundentes respuestas españolas, que afianzaron el terreno conquistado construyendo nuevas obras, como bastión de Santa Ana, se atacaban las principales baterías enemigas, utilizando para estas acciones incluso a bandoleros, con los que formó una Compañía, efectuándose golpes de mano exitosos, tales como el incendio de un almacén de pólvora de la retaguardia mora, incendio de los campos de cultivo de la zona de Tánger, captura de ganado y de prisioneros, todo esto a la vez que se construían galerías subterráneas para colocar minas y la realización de incursiones de caballería, apoyadas por 200 caballos que llegaron del Tercio de Extremadura.



   En una de estas acciones, el 25 de Julio de 1699, mandó el General Gobernador dar fuego a la gran mina que había sido colocada bajo un importante punto de los moros, siendo tal el destrozo que ocasionó que creó un gran desconcierto, el cual fue aprovechado por los nuestro, cuando el Tercio Colorado y tropas de la ciudad junto a individuos de las Milicias de Sevilla y del tercio de la Costa ocuparon las posiciones marroquíes, haciéndoles tantas bajas que se les obligó a huir, dejando el campo en posesión de los españoles.



   Tras esto se retiró la caballería venida del Campo de Gibraltar y el Tercio de Burgos relevó a los efectivos presentes en la plaza de los Tercios de la Armada, se nombró nuevo Maestre de Campo -D. Antonio Macías de la Cerda- y un nuevo segundo del general Gobernador, D. Antonio de Zúñiga y la Cerda.



   Debió comportarse con valor nuestro hombre, lo que unido a sus probables dotes de organización y administración debieron ser motivos más que suficientes para que la Superioridad lo considerase apto para ocupar el cargo de Furriel Mayor, lo que así ocurrió, discurriendo el resto del tiempo en el desempeño de sus funciones.

CONTINÚA

Soldado Español
Málga - 2019

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LUIS EYTIER BENITEZ. UN LAUREADO EN VIDA.

Luís Eytier Benítez nació en Lorca el día 23 de Mayo de 1864, recibiendo la agua del Bautismo en la iglesia parroquial de San Mateo. Al pare...