Los
españoles a regañadientes y molestos por tener que abandonar la posición y
dejarla en manos de la hez francesa, realizaron una brillante retirada al mando
de Raimundo, retirada que duró casi cinco horas, pues el orgullo español no
permitía que aquello pareciese una retirada si no, mas bien, un cambio en la
estrategia militar. El Ejército español lo componían ochocientos bravos
patriotas dispuesto a dejarse la vida en el campo de batalla.
Tras la retirada llegó a Puerto del Rey,
donde se unió a los Regimientos de “Córdoba”
y “Alpujarras”, continuando la
retirada hasta la dispersión del Ejército en las Navas de Tolosa, aunque con
algunos restos de éste consiguió llegar, a través de Granada, a Motril, desde
donde se dirigieron, y no sin gran peligro, hasta Huércal - Overa, localidad a
la que llegaron el 3 de Febrero, integrándose en el Ejército allí congregado,
para el día 20 ser destinado por el General en Jefe, Don Joaquín Blake, como 2ª
Comandante de la Reserva ,
la cual, tomando el nombre de 3ª División, siguió todos los movimientos que el
Ejército realizó por las comarcas murcianas y valencianas que atravesó.
Así, hallándose con su División en Orihuela,
el 8 de Mayo recibió la orden de dirigirse con la 2ª División y en su Batallón,
a Cádiz, embarcándose para ello en Cartagena el día 13 y tras numerosas
vicisitudes que ralentizaron su travesía, arribó al puerto de Cádiz el
siguiente 3 de Junio. A poco de desembarcar se le notifica que por Real Orden
de 7 del mes anterior, ha sido nombrado Comandante del 2º Batallón, al cual se
incorporó sin demora para realizar el servicio de línea tanto de Cádiz como de
la vecina Isla de León.
Como hecho anecdótico de las circunstancias
que ocurren durante la guerra, reseñar que el 2 de Octubre de 1811 y con motivo
de una causa que se seguía contra el Teniente General del Ejército, el conde de
Cartojal y contra el Ministro del Supremo Consejo de Indias, Don Cayetano de
Urbina, Raimundo, a petición de la
Defensa , emitió un certificado por el cual detallaba las
circunstancias militares derivadas del servicio de Urbina en el 2º Batallón del
Real Cuerpo de Guardias Españolas hasta la fecha.
El 12 de Noviembre es ascendido a Sargento
Mayor y a Inspector de su Regimiento, realizando este servicio hasta la
disolución de la Guardia
Real durante las revueltas habidas en 1820. Posteriormente
fue promovido al empleo de Mariscal de Campo, quedando de cuartel en Madrid el
13 de Octubre de 1814. El 3 de Diciembre de 1817 le fue concedida la Gran Cruz de la Orden Militar de San
Hermenegildo. Cruces de distinción que
recibió por acciones militares fueron las de la batalla de Chiclana, la acción
de Aranjuez y la de Almonacid.
Hombre militar y de principios, vio con
consternación los sucesos que ocurrieron con motivo de la insubordinación
acontecida a primeros de Enero de 1820, no pudiendo de ninguna manera aprobar
los desórdenes de las antiguas “Guardias Pretorianas”, afectándole, al parecer,
de tal manera, que su salud se vio afectada por ello al no poder sufrir los
insultos que de aquellos sucesos recibió y por una institución a la que amó
intensamente. En esta época vivía en la calle de Relatores, 16, 4º principal.
Parece ser que era un hombre serio y
circunspecto, lo cual no impedía que en su momento supiese ser festivo y
alegre, manifestando su carácter andaluz y gaditano. Era un hombre culto y
familiar, con una esmerada educación, de aspecto y porte noble y despejado; era
muy religioso y piadoso. Valiente y sereno en el fragor del combate, como si de
Ares habláramos, Jefe estimado por sus soldados, obediente a sus superiores y
gran caballero al decir de los que lo trataron.
No profería lamentos en la
tribulación, comportándose cual espartano durante las privaciones y las
miserias de las campañas militares en las que fue protagonista. Parece ser que
era un hombre robusto y de una excelente salud.
Buen español y buen cristiano, buen militar
y buen súbdito de su Rey, son las cualidades que adornaron su figura.
Entregó su alma al Altísimo el 27 de Marzo
de 1823, en Madrid, siendo enterrado ese mismo día.
Fueron sus padres Miguel de Sotto Herrera y
Serafina Langton Carew. Fueron sus abuelos paternos Raymundo de Sotto Dalton y
María Herrera González. Fueron sus abuelos maternos Nicholas Langton Rothe y
Francisca Carew Sánchez de Silveira.
Tuvo que sepamos cuatro hermanos: Lorenzo
(n. 1762), Francisca, Miguel y Nicolás (n. 1764. Capitán de la Milicia Urbana )
Tuvo, que sepamos, cinco hijos: Serafín,
Maria Ramona, Maria Antonia, Petra y Maria de los Dolores.
Soldado Español
Málaga - 2020
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