Manuel de
Arroyo nació en la villa burgalesa de Villarcayo el veinte de enero del año de
1686, siendo sus padres Dª. Clara María de Valdivieso Porras y D. Juan de
Arroyo Vélez y Valdivieso. Era una familia hidalga
No sabemos la edad, pero sí que entró al servicio del Capitán Don Pedro Irles y
Pineda, con quien pasó en febrero de 1706 a la ciudad mexicana de Veracruz,
pues D. Pedro iba a hacerse cargo del Corregimiento de la ciudad y puerto
veracruzanos. Para entonces Don Manuel era huérfano de padre desde el
veintiseis de febrero de 1699.
Para conseguir dicho cargo, el Capitán Irles entró a formar parte de una terna
de candidatos, apareciendo el en el tercer lugar, lo que le daba pocas
posibilidades, pero siguiendo una costumbre muy extendida en la Europa de
entonces, ofreció 18000 reales por, supuestamente, el empleo de Maestre de
Campo, suma que abonaría en dos partes, una en 1704 y otra en 1705, obteniendo
no solo ese empleo, sino que también el Corregimiento y una merced de hábito de
una de las Órdenes de Caballería españolas
Antes de continuar, debemos decir que nuestro D. Manuel de Arroyo tenía en el
momento de partir para la Nueva España veintiún años, que era alto, blanco de
piel, pelo crespo, soltero, que era hijo de cristianos viejos y sin haber sido
penitenciados nunca por ningún tribunal y que podía pasar a América
Bien,
tras asentarse su patrón, tomar las riendas del Corregimiento y adaptarse a su
nueva situación, determinó, con autorización del Virrey, sentarle a Don Manuel
plaza de Cadete en la Compañía de Caballos coraza del Capitán D. José Álvarez
de Nava, una de las de la dotación del presidio de Veracruz (entendiendo por
presidio la
ciudad o fortaleza que se podía guarnecer de soldados)
Habiendo quedado vacante en su compañía una plaza de Alférez, tuvo
a bien el Virrey de Nueva España, el duque de Albuquerque, despacharle título
de Alférez, empezando a servir su plaza desde el veintiseis de marzo de 1707
(aunque su título llevó fecha de veintiuno de junio de ese año) y estuvo
sirviéndola por un espacio de tres años y tres días, pasando durante ese tiempo
un año en el puerto de Acapulco, realizando los servicios de su clase, junto
con su Compañía y la del capitán Don Juan de Cienfuegos. Tras ese año, regresó
a Veracruz, donde permaneció.
El veintisiete de marzo de 1710 es promovido al empleo de Teniente, que lo
sirvió en la misma Compañía. El título se lo despachó el mismo Virrey de antes
y permaneció en tal situación hasta el seis de julio de 1713, que quedó
reformado. Esto debido, por un lado, a que se había cumplido su trienio y, por
otro, al cambio de Virrey. En efecto, al duque de Alburquerque le sucedió en el
cargo el duque de Linares, quien mandó reformar las cuatro Compañías de
caballos que había en Veracruz para crear una nueva de 120 hombres y a cuyo
frente puso al capitán D. Fernando Antonio de Noroña, de la Orden de Santiago.
Debido al buen comportamiento, cualidades de mando y al trabajo desempeñado por
Don Antonio de Arroyo durante el tiempo que desempeñó la tenencia, fue por lo
que el Virrey le concedió una tenencia en la nueva Compañía el veintinueve de
agosto de ese año de 1713, empleo que desempeñó los siguientes seis años y
cuatro meses, hasta el dos de enero de 1720.
Durante el segundo semestre de 1715 recibió del Gobernador de Veracruz,
el Coronel D. Gonzalo Gámez Messía, la comisión de que con veinticuatro de a caballo
pasase a la provincia de Tepeaca para sofocar el motín de más de trescientos
mulatos, quienes se habían alzado contra el Estado, poniendo en alarma al país
e intentado matar al Alcalde mayor de Tepeaca.
Tras sofocar con éxito la rebelión, se le ordenó pasar a la zona
del presidio de los Ladrones, pues se estaban dando muchos casos de
bandolerismo y robos, creando mucha inquietud y miedo en la zona. Cumplió a la
perfección las órdenes recibidas, capturando a cuantos malhechores pudo y
restableciendo la calma en la región y todo ello sin recibir ayuda de costa ni
paga alguna para el socorro y manutención de los hombres y caballos que con él
fueron y ello motivado porque en esos momentos se hallaban más que maltrechas
las Cajas Reales de Veracruz.
Llegadas estas noticias al Virrey, éste le escribió una carta el once de enero
de 1716, en la que le manifestaba su pesar por haberle dejado partir a su
comisión tanto el Gobernador de Veracruz como el Capitán de su Compañía sin
darle socorro alguno. Le agradecía su buena labor y conducta para con el Real
servicio y le enviaba cuatrocientos pesos para que pudiera pagar a los hombres
de su mando, solicitándole le avisase de lo que necesitara mientras se
encontrara en la provincia de Tepeaca.
Con este respaldo, continuó su misión, la cual se amplió a la protección de
parte del camino que iba de la ciudad de México a la de Veracruz, debido a los
robos que se estaban sucediendo, consiguiendo prender a unos cuantos
bandoleros, a los que condujo a Veracruz para entregarlos a la Justicia. Su
acción acertada y eficaz consiguió devolver la paz y la quietud a las zonas que
se le encomendaron.
Poco después tomó el relevo en el mando del Virreynato el marqués de Valero,
nombrado como tal Virrey el veintidós de noviembre de 1715.
Dicho nuevo Virrey y debido al contrabando existente de ropa en
los puertos de Sotavento y de Barlovento llamados Tamiagua, Tuspa, Isla de
Lobos, Alvarado, Punta de Antón, Lisardo y Guazacoalco, comprendió que para
luchar eficazmente contra ello y erradicarlo necesitaba de una persona de
probado valor y efectividad en la acción, encontrándola en la de Don Manuel de
Arroyo, nuestro Teniente, por lo que le comisionó para que pasase a los
referidos puertos y averiguase los fraudes que se estaban cometiendo contra la
Real Hacienda, es decir la Hacienda pública, dándole la autoridad y
jurisdicción necesarias para llevar a efecto la aprehensión de los alijos y la
detención y entrega a la Justicia de los defraudadores del Estado. Así, después
de recibir dicha comisión el diez de noviembre de 1718, empezó a poner manos a
la obra, disponiendo para ello tan solo de su sueldo y de lo asignado por las
leyes en los decomisos.
Puerto de Veracruz en mayo de 1751 (AGI, MP-MEXICO,181)
En el año de 1719 recibió el Virrey órdenes de Su
Majestad de reclutar quinientos hombres para formar cuatro Compañías de
Dragones, al objeto de guarnecer el puerto de Veracruz. En este tiempo, Don
Manuel ejercía su empleo de Teniente en la Compañía de Don Juan Bernardo de
Aguirre y habida cuento la calidad y méritos de nuestro hombre, determinó el
Virrey darle el mando de una de las nuevas Compañías de Dragones, con un sueldo
de ciento diez escudo al mes, despachándole título de Capitán el dos de
diciembre de 1719, empleo que ejecutó durante dos años y diez meses y medio,
hasta el seis de noviembre de 1722, fecha en la que quedó reformado junto al
Capitán Don José de Lodosa y el Comandante del regimiento Don Pedro Tamayo.
Esto ocurrió cuando tomó el cargo de Virrey el marqués de Casa Fuerte, quien
traía órdenes del Rey al respecto.
Dicho
Virrey, fue puntualmente informado de que Don Manuel había mantenido su Compañía
con el mayor de los lucimientos y elevada disciplina, no solo como Capitán de
ella sino que también cuando era Teniente, en las ocasiones en que pasó a
México y otras provincias, en las comisiones del Real servicio, asistencia a
las continuas rondas que se practicaron en esos años pasados, a las guardas de
las playas y puertos de su jurisdicción y en los ejercicios militares que
necesarios fueron para el mantenimiento de la disciplina, orden y operatividad
de los hombres a su cargo.
Así pues, con esta impecable hoja de servicios, el nuevo Virrey le escribió una
carta el primero de noviembre de 1722 en la que le informaba que le reforma se
hacía por orden del rey y no por defecto que se hubiese reconocido en él y que
para remediarlo acudiese a Su Majestad para solicitar alivio y nuevo destino,
para lo cual le daba licencia para ir a la Península, embarcando poco después
en uno de los navíos de azogues que estaban prestos para zarpar.
Antes de partir entregó informe detallado de su historial y de su Compañía a
Don Guillermo Labalois, Inspector General de las Tropas de aquel reino, junto a
las armas, caballos y vestuarios, todo en orden y correctamente, lo cual
certificaron los siguiente oficiales reales de Veracruz: Don Gonzalo Gámez
Messía y Don Nicolás ventura de Chavarría, Gobernadores que fueron de Veracruz,
sus Capitanes y su Sargento mayor, quienes le juzgaron digno de recibir cuantas
mercedes fuese servido el rey concederle.
Así mismo, y esto como dato curioso, su madre le proporcionó escritura de su
puño y letra certificada ante escribano público, mediante la cual le cedía a
Don Manuel los derechos de los servicios de su hermano Don Tomás, Capitán, el
cual había fallecido en Valencia en 1704 y que había servido al rey por más de
doce años en diferentes puntos de España y que había sido muy bien considerado
por todos sus superiores. Esto lo hacía para que el rey le remunerara los
derechos de su hermano muerto y añadirlos a los suyos. Comentar que su madre
falleció en Villarcayo, provincia de Burgos, el trece de enero de 1724,
habiendo hecho testamento ante Alonso Díaz de Tudanca y Juan Bautista de
Céspedes dos antes de fallecer.
Tras llegar a Madrid y exponer su situación y méritos, obtuvo patente de
Capitán de dragones de la ciudad y Puerto de Veracruz, pues quien la ocupaba
desde junio de 1721, Don Alfonso Carrascosa, había fallecido
recientemente, en ese año de 1724, y dado que ya había mandado antes esa
Compañía y su hoja de era excelente. Dicha patente llevaba fecha de
diecisiete de septiembre de 1724.
Con la patente bajo el brazo ya solo le restaba embarcar en Cádiz rumbo a Nueva
España, rumbo a Veracruz, pero hubo de esperar al once de julio del año
siguiente para que se le diera despacho de embarque, verificándose poco después
Embarcó en la Capitana de la flota y quiso el azar que esta se incendiara,
logrando salvar su vida, realizando el resto del viaje en otra de las naves,
aunque había perdido sus pertenencias y su patente y al llegar a Veracruz
informó al Virrey de su problema y enterado ya este de ese suceso ordenó que se
le pusiese en el mando de la referida Compañía.
Así mismo informó al Rey de lo ocurrido, el haberse quedado sin nada, y
queriendo continuar su mérito elevó súplica para que se le concediese la
Alcaldía mayor de Chichilapa y Simatlán, que estaban por proveerse. Esta
súplica debió elevarla a fines de 1725 o primeros de 1726 y no sabemos si
obtuvo lo solicitado.
Lo que sí sabemos es que solicitó hábito de Caballero de Santiago, lo cual
obtuvo en el año de 1728
Y esto es todo cuanto
sabemos de este soldado español, el cual realizó su carrera militar en Nueva
España, actual República de los Estados Unidos Méxicanos.
Soldado Español
Málaga - 2020
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