14/11/24

A LOS VENCEDORES DE BAILÉN. 1808.

A LOS VENCEDORES DE BAYLEN,

AL EXCMO. SR. CASTAÑOS, GENERAL EN GEFE,

Y A NUESTRO DIGNÍSIMO GOBERNADOR

REDING

 

   El estrépito de nuestras vencedoras ármas conmue-

ve las quatro partes del globo; todas quatro nos tien-

den sus cautivas manos para que rompamos las cadenas

bárbaras que, ó las oprimen, ó las amenazan: los in-

mortales hijos del Betis han arrancado los laureles á los

vencedores del Danubio, del Odder, del Vístula y del

Niemen: la espada que Francisco I rindió en Pavía,

nos había sido robada con dolo y mala fe, pero será

reemplazada con la de Napoleón I, que debía colocar-

se en el tabernáculo del templo de las Victorias en la

Capital de Francia, si es que tiene alguna vez el valor

necesario para desembaynarla al frente de nuestros exer-

citos: la de Dupont, tan celebrada en Jena, está ya

ofrecida á los pies de los altares del Dios de las Bata-

llas, y consagrada al mayor héroe de nuestros Monar-

cas, el glorioso S. Fernando III de este nombre.

  

   Las glorias de Sevilla, su lealtad y su patriotismo

eclipsarán algún día quantas en el espacio de treinta si-

glos habían ilustrado toda la redondez de la tierra. Los

poderosos Imperios que ha conocido el mundo, los cé-

lebres conquistadores que aterraron y subyugaron las

Naciones, no han dexado en pos de sí otra memoria

que la de la carnicería y la sangre, al del robo, el in-

cendio y el pillage; la España se presenta hoy en el

teatro militar del mundo baxo de otros auspicios mas

felices.

 

   La conquista de su verdadera independencia, y la

de la libertad de la Europa, son el objeto de sus votos,

y el móvil de sus empresas, no de aquella desenfrenada

libertad, de aquella horrorosa licencia que compró

la desgraciada Nación francesa á costa de un millón

de victimas, para romper todos los vínculos sociales,

los de la carne y de la sangre, y hasta los que desde

el principio del mundo habian existido entre el cielo y

la tierra: la España sola en tanto ha sido capaz de

concebir empresa tan noble en quanto fiel al Dios de

sus Padres, no ha querido doblar la rodilla delante del

idolo ante quien se han prostituido todos los Pueblos,

Campos de Baylen: ¡la posteridad os contemplará con

reverencia y con asombro, y repetirá con ternura y con

lagrimas los nombres amados de Castaños, y demás va-

lerosos y dignos Generales de las divisiones de su exér-

tito!

 

   La Corona Imperial que ciño dos veces la frente de

nuestros Monarcas, la pondrán de nuevo nuestras ma-

nos en la de los Césares que adornó por tantos siglos

la Italia, teatro dé nuestras glorias, patrimonio legíti-

mo en la mayor parte de nuestros Reyes, conquistada

repetidas veces á costa de la sangre de nuestros vale-

rosos progenitores, y cedida por vergonzosos tratados,

nos abrirá los brazos para recibirnos como libertadores,

y preferirá, si llegare el caso, a la dominacion del Pue-

blo español, cuya religión y costumbres la unían es-

trechamente á nosotros, al yugo infame del opresor

que la ha despojado de quanto le era caro y aprecia-

do: las diez Provincias de la Flandes, que perdimos

del todo por las desgraciadas paces de Utrech, no han

olvidado que pelearon mucho tiempo á nuestro favor,

sus campos empapados todavía en la sangre de nuestros

héroes, se transmitirán á la posteridad mas remota la me-

moria de nuestro valor y de nuestras hazañas; no vaci-

larán entre el gobierno liberal y suave de que gozaron

todo el tiempo en que estuvieron sujetas á nuestro impe-

rio, y el tiránico que trastornó y aniquiló en una sola

campaña el estado floreciente y opulento que habían

adquirido en los 95 años que transcurrieron desde que

pasaron de la dominación española á la de Austria has-

ta que fueron cedidas á la Francia contra el tenor de

los tratados del año de 1713.

 

   Andaluces: vuestra religión y vuestra confianza en.

Dios, vuestro heroico esfuerzo é incomparable valor,

han conseguido una victoria que ninguna Nación de

Europa habia logrado sobre el común enemigo; los

Exércitos germanos tan célebres desde Julio César, los

de los Federicos y Gustavos, los de los Cosacos y Cal-

mucos, terror del Norte, no alcanzaron desde el año

de 1791, en que tuvo principio la destructora guerra

de la revolución, aprisionar y desarmar un exército en-

tero: tal ha sido el primer ensayo de nuestras victorio-

sas armas: el pincel y el buril inmortalizarán en el

lienzo y en el marmol las acciones sobresalientes de los

héroes de tan memorable jornada.

 

   Malagueños: otros. Pueblos de España, á imitacion

de los de la antigua Grecia, se disputarán la gloria de

á quien pertenece Castaños, el Aquiles de nuestros días;

pero nosotros debemos estar también ufanos por la parte

que nos ha cabido: sea permitido á nuestro amor, á

nuestra gratitud, á nuestro respeto pagar este corto tri-

buto de reconocimiento a nuestro dignísimo General,

que aclaman y bendicen los Pueblos que disfrutan de su

presencia. Regocijémonos una y mil veces: el descen-

diente del libertador de las montañas helvéticas, mas

feliz que Guillermo Tell, ha ayudado con su valor so-

bresaliente, á poner los fundamentos de la libertad eu-

ropea á los 501 años en que éste hizo sacudir el yugo

á la Suiza. Reding, nuestro Gobernador Reding, el

padre compasivo de los pobres, el inflexible adminis-

trador de la justicia ¡quántos títulos tiene á nuestro

cariño, á nuestra gratitud, y á nuestra eterna memo-

ria, á la de España, á la de la posteridad! ¡Reding

amable! ¡Reding esforzado y activo, infatigable y va-

leroso! otra pluma mas eloqüente que la mía es la que

debe dedicarse á formar tu elogio; tu nombre es el

mayor entre tus conciudadanos.

 

   Andaluces: Vuestras espadas han despedazado los

corvos picos de las águilas Francesas: en Austerlítz la

pérdida de una abatió al orgulloso espíritu de Napo-

león; en Baylen hicisteis pedazos infinitas: estas serán

los despojos opimos que adornarán el carro triunfal del

vencedor: empuñemos todos la espada vengadora, y

con ella en la mano, y guiados de tan experimentados

y valientes Gefes, correremos de victoria en victoria

desde las márgenes del Betis hasta las del Sena, talan-

do, arrasando y destruyendo quantos campos, plazas

y exércitos encontráremos al paso, hasta que afiance-

mos pacíficamente á Dios en nuestros altares, á nuestro

Rey en su solio, y á la Andalucía por la fama de sus

proezas entre los primeros Pueblos de la tierra.

 

   Málaga 28 de Julio de 1808…. F. X. A.

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NOTA: Documento dirigido al pueblo de Málaga por el general Francisco Javier Abadía con motivo de la victoria de las armas españolas sobre las francesas en Bailén. 

   Este documento se encuentra en el Archivo del Ayuntamiento de Madrid.

Soldado Español

Málaga - 2024

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