05/04/19

CAPITÁN ALEJANDRO LÓPEZ DE MONSALVE

   Desconocemos el lugar de nacimiento del Capitán de Caballos Coraza D. Alejandro López de Monsalve, aunque es probable que fuera natural de Orihuela o de Madrid o algún lugar cercano a estas localidades, tomando como fuente para esto algo que se dice en su hoja de mérito y servicios.

   Entró a servir en el ejército del rey D. Felipe V el primero de febrero del año de 1701, en la clase de soldado aventurero, es decir, que ingresó en una compañía costeándose sus propias armas, caballo y mantenimiento en el regimiento en el que fue encuadrado, significando lo de aventurero que decidió ejercer el oficio de las armas de forma voluntaria a su costa con el fin de labrarse un porvenir y, dentro de la medida de lo posible, ascender socialmente, pues había  decidido ejercer "el noble oficio de las armas", ejercicio que por su naturaleza confería, con el tiempo, nobleza al individuo.

Bandera de España en la época de D. Alejandro
   Su primer destino fue a la plaza de Ceuta, tomando parte en cuantas ocasiones se presentaron de hacer frente a las acometidas de los moros contra las posiciones españolas, destacando de entre esos encuentros las salidas que tuvieron lugar, junto a las tropas del obispo de la ciudad.

   Así mismo, destaca su presencia en el avance que se realizó contra los reductos Colorado y Machuca, asediados por los moros, de donde salió con una herida en el brazo izquierdo y una fuerte pedrada en la espalda, que le obligó a pedir su retirada del campo y ser conducido a la ciudad.

   Tras haber permanecido en Ceuta el tiempo determinado por la superioridad, pasó destinado, con sus propias armas y caballo, a seguir prestando sus servicios al rey en el regimiento de caballería del marqués de Pozoblanco, siendo enviado a la frontera de Valencia con Cataluña, principalmente en el sector de Uldecona y Vinaroz, localidades cercanas -hoy día poco más de 16 kms. por carretrera-que debían ser controladas para prevenir las acciones de los austracistas, y donde en un encuentro que tuvieron con el enemigo resultó herido en una pierna por un balazo, pero recuperándose satisfactoriamente regresó a su puesto y ya en su regimiento marchó con el ejército a poner sitio de Valencia.

   En esta jornada valenciana resulto que estando formando parte de una patrulla realizando labores de inspección y descubierta por la zona de Segorbe, se vio dicha patrulla sorprendida y acometida por migueletes, con los cuales se enzarzaron en combate y a resultas de la lucha debió retirarse del campo herido en la cabeza por una cuchillada, interesándole la oreja izquierda, que resultó con un importante corte.

   La retirada la hizo al cercano convento de gerónimos de Nuestra Señora de la Esperanza, donde fue atendido y protegido y no habiendo aun terminado de sanar decidió que debía reincorporarse de inmediato a su regimiento, por lo cual, disfrazado con un hábito de franciscano, abandonó el convento, debiendo procurar aparentar ser religioso, pues para llegar a sus líneas debía atravesar zona enemiga, por la sierra Calderona, pero tuvo la mala fortuna de ser descubierto por los miqueletes, quienes lo persiguieron hasta un río, en el cual, al cruzarlo don Alejandro, estuvo a punto de ahogarse, siendo sacado por los miqueletes, quienes lo llevaron preso a Castellón de la Plana y de allí, por orden de Staremberg, fue trasladado junto a otros prisioneros a Valencia, encarcelándoseles en la llamada Torre de Serranos, en una mazmorra que llamaban "del Loco".

   Encerrado en la mazmorra permaneció durante bastantes días, privado de comunicación, de auxilio médico y casi de alimentación, considerado como espía, por lo que se le quería pasar por las armas, pero gracias a su habilidad por hacerse pasar por ignorante y sus dotes para convencer de ello, consiguió que se le cambiara la orden de ajusticiamiento por la de pasarse al bando austracista, rendir pleitesía al pretendiente Carlos, no alzarse en armas contra él y retirarse a sus casa, lo cual aceptó, siendo conducido poco después a Orihuela acompañando al ejército que iba a poner sitio a Murcia.

   Como no tenía ninguna intención de traicionar a la causa de Felipe V, aprovechó una ocasión que se le presentó cerca del río Segura. En un descuido de sus vigilantes se escapó del campamento austracista y huyó en dirección a Murcia, poniéndose de inmediato a las órdenes del cardenal Belluga, que había asumido el mando en la plaza.

   Aceptado de inmediato y poniendo al corriente de lo que había visto, fue designado para llevar quince caballos al duque de Berwik, cuyo campamento se hallaba en Albacete y una vez entregados los caballos fue destinado a prestar sus servicios en las Guardias de Corps, realizando sus cometidos a gran satisfacción de sus superiores.

   Una vez cumplidos sus servicios en ese Regimiento, volvió a formar parte del regimiento de caballería del marqués de Pozoblanco, pero ya con el grado de capitán de caballos coraza y con la compañía a su mando participó en la famosa batalla de Almansa,  decisiva victoria borbónica sobre los austracistas dada el veinticinco de abril de 1707 y que sirvió para despejar el camino que llevaba a la conquista del reino de Valencia, y la noche de la rendición de la capital de ese reino fue el él el primero en entrar en la ciudad, siendo su primera acción el dirigirse a la torre de Serranos a liberar a los presos felipistas que ella languidecían.

Batalla de Almansa
     Tras estos sucesos, permaneció con su regimiento de guarnición en Valencia, prestando el servicio de su clase, hasta que se recibió la orden de pasar al campo Tortosa, pues se iba a poner sitio a esa ciudad, el cual duró hasta su rendición y ocupación por las tropas de Felipe V, actuando D. Alejandro en todo momento con valor, decisión y capacidad en el mando.

   Una vez acabada esta acción fue destinado a seguir su mérito en el regimiento de Reales Guardias de Corps, donde ya estuvo, siendo encuadrado en la misma brigada y asumiendo el mando de la compañía en que estuvo encuadrado, donde continuó prestando el servicio de su clase hasta el año de 1710, que por enfermedad obtuvo licencia de su sargento mayor D. Juan de Idiáquez para pasar a Madrid a continuar su convalecencia, pero quiso la suerte que hallándose reponiéndose, fue ocupada Madrid por las tropas del pretendiente austriaco, entrando violentamente en la casa en que se hallaba, la que saquearon y de donde se llevaron preso a nuestro hombre por negarse a entregar sus documentos de servicios militares y delatar a sus compañeros de milicia que se hallaban en la corte. 

  Afortunadamente para el -como para otros muchos- los austracistas debieron abandonar la capital, quedando libre y pudiendo seguir con la recuperación de su salud, la que una vez recuperada le puso de nuevo a disposición de sus superiores, quienes determinaron que sus servicios eran más convenientes en la ciudad toledana de Talavera, donde quedó.

   Pasaron los años, terminó la guerra y la normalidad empezó a instalarse en España, y en 1717, habiéndose enterado que se iban a quedar vacantes las alcaldías de Cholula y de Michoacán en el reino de la Nueva España, la actual República de México, solicitó al rey, en atención a sus dieciseis años de servicios militares,  diez de ellos en guerra, una de esas plazas de alcalde, aduciendo sus méritos y bienes propios gastados en el servicio al rey para considerarse acreedor a esa gracia.

   Su petición fue remitida a las instancias superiores, pero ya por motivos de la reorganización del estado que se estaba llevando a cabo, ya por cualquier otro que desconocemos, su petición no fue considerada, hasta que, por fin, el seis de junio de 1728 y residiendo ya en México, se le expidió el título de alcalde mayor de Cholula, tomándose razón del real título en el contaduría principal de la Casa de la Contratación el siguiente veintidós de julio de 1729, último trámite antes de tomar posesión de su nuevo cargo.

   Por la documentación manejada, sabemos que estaba casado con Dª. Juana Paula Coello, con quien contrajo matrimonio sobre 1719 y que tenía dos hijos, Juliana y Mariano. También tenemos noticia de que le acompañó a México su criada, D. Hipólito Juan Mena, natural de Alameda de la Sagra, Toledo, quien estaba casado.

   No hemos encontrado más noticias de este oficial.

Soldado Español
Málaga - 2019

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