05/10/24

UN CABO PRIMERO LAUREADO: TIBURCIO HERNÁNDEZ BELLO.

   Nació Tiburcio en la localidad vallisoletana de Villalar de los Comuneros, el día quince de agosto de 1846, hijo de Florencio y de Petra.

   Desconozco a lo que la familia de Tiburcio se dedicaría, es posible, dado el secular carácter agropecuario de la localidad, se dedicasen a la agricultura o al pastoreo, no descartando la cría de las palomas, actividad también muy antigua en la zona de la que aún quedan viejos palomares de adobe como testigos de aquella actividad.

   Sea como fuere, no vio Tiburcio futuro en su pueblo y quizás por oír a algún vecino hablar del ejército o por presentarse en su pueblo un banderín de enganche o una patrulla a recoger a los quintos, se incorporó al ejército en clase de soldado un trece de septiembre de 1867, contando entonces con veintiún años de su edad.

   Tras su periodo de instrucción, que desconozco donde lo pasó, fue destinado al batallón de Cazadores de Antequera, dentro del cual ascendió primero a cabo y luego a cabo primero, aunque no puedo decir en qué fechas obtuvo esos ascensos.

   Si traigo a Tiburcio a estas páginas es porque se hizo acreedor a la Cruz Laureada de San Fernando, lo cual es de celebrar, sobre todo él y su familia, no solo por semejante premio, sino porque lo disfrutó estando vivo, lo cual es de hacer notar, pues muchos de los que la recibían, lo fueron a título póstumo.

   ¿Y porqué nuestro Tiburcio se hizo acreedor a la máxima condecoración militar española? Ahí vamos.

   Según las fuentes consultadas, aparece Tiburcio ya con el empleo de cabo primero pero graduado de sargento segundo, en su batallón de Cazadores de Antequera, con el cual, hallándose en Cuba durante la llamada Guerra de los Diez Años, en uno de los encuentros con los independentistas, concretamente en el habido el dieciséis de mayo de 1872 en el del Callejón del Macuto y campamento insurrecto de los Montes de los Puercos.

   Pero vayamos poco a poco. En la mañana de ese dieciséis de mayo, salió Tiburcio de la plaza de Bayamo acompañado por veinticuatro soldados y mandados por un teniente con la tarea encomendada de reconocer el camino que de Bayamo iba a Zamanillo, en previsión de que no hubiera partidas de insurgentes al acecho.

   En un momento dado, Tiburcio y cuatro soldados que le acompañaban, se desviaron del camino internándose por un sendero conocido como Callejón del Macuto, advirtiendo al poco rato la presencia de un grupo de enemigos en número indeterminado, por lo cual retrocedió y de inmediato dio parte al teniente, quien dispuso que se avanzara hacia ese punto, pero advertidos los insurgentes, iniciaron fuego intenso, acabando con la vida del teniente y tres soldados más e hiriendo al cabo primero Tiburcio y a otros soldados.

   Esto, llevó en un primer momento a que entre la tropa cundiera el desconcierto y un inicio de desorden, máxime cuando vieron que los insurrectos sumaban diez veces más efectivos que ellos y se estaban lanzando a acometerlos machetes en mano, rodeándolos, lo que contribuyó aun más al desorden y, probablemente, al inicio del pánico.

   Pero que ocurrió, que Tiburcio, haciendo caso omiso a sus heridas y surgiendo ese sentido innato de la autoridad y del conocimiento, impartió rápidamente una serie de órdenes y voces de ánimo a los suyos, los organizó, ordenó que calaran bayonetas, que se realizaran varias descargas y al observar una cierta indecisión en los enemigos, dio la orden tajante de cargar lo más salvajemente posible a la bayoneta.

   Esta reacción cogió a los independentistas por sorpresa, pues ni por asomo podían figurarse que tan exigua tropa fuera a lanzarse con tanta furia contra ellos, por lo que el miedo cundió entre ellos, logrando arrollarlos, herirles y matarles a unos pocos y poner al resto en fuga, abandonando a sus muertos y heridos, armas, equipajes y otros efectos varios.

    Esta acción no quedó en el olvido, sino que llegó a oídos de la superioridad, la que se encargó de poner en conocimiento del Gobierno tan heroico hecho y el cabo primero Tiburcio tuvo el honor de verse sometido a un juicio contradictorio para ver si se le concedía la Laureada de San Fernando. Así

 « … de oido el informe emitido por el expresado Tribunal, el referido Gobierno se ha servido resolver que el hecho llevado á cabo por el interesado en el sitio denominado Montes de los Puercos el 16 de Mayo de 1872 se halla comprendido en el caso 7.°, artículo 27, tít. 4.° de la ley de 18 de Mayo de 1872, concediéndole en su consecuencia la cruz de San Fernando de segunda clase con la pensión vitalicia de 400 pesetas anuales… Madrid 24 de Febrero de 1874.»

   Esta cruz venía, además, acompañada de una pensión vitalicia de cuatrocientas pesetas anuales, las cuales no siempre llegaron a punto e incluso hubo bastantes veces en que no las cobró, acumulándose, dándose el caso de aparecer publicada en la prensa este hecho

   «…pues el comandante de infanteria retirado D. Tiburcio Hernández Bello ha podido llegar á este empleo, y en cambio aun no ha podido percibir los atrasos de una cruz de San Fernando que le dieron siendo cabo en Cuba, en 1872, y eso que con tan solo devolverle el importe del papel sellado invertido en inútiles reclamaciones, quizás se reintegrara de lo debido.»

   En cuanto al resto de su carrera no he logrado saber más que lo que en la prensa general y especializada he encontrado, que son sus sucesivos ascensos hasta el empleo de comandante de infantería con el que se retiró y que son como sigue:

- alférez en 1875,

- teniente en 1876,

- graduado de capitán el primero de agosto de 1877,

- capitán efectivo el diecisiete de septiembre de 1892, graduado de comandante, con destino en el cuadro permanente de la Zona de Monforte 54,

- comandante efectivo el siete de agosto de 1895, agregado a la escala activa de la Zona de La Coruña, 31,

   Obtuvo el retiro en Madrid el veintinueve de agosto de 1896.

   Estaba casado, aunque desconozco con quien, solo sé que iba con ella «a tomar las aguas» al balneario de Gitiriz, en la provincia de Lugo. Y para abril de 1936, aun seguía vivo.

Soldado Español

Málaga - 2024









https://www.familysearch.org/ark:/61903/1:1:6N48-5WL7

https://dbe.rah.es/biografias/68577/tiburcio-hernandez-bello

Revista de la Academia Hispano-Americana de Ciencias y Artes de Cádiz, p. LXX. Número extraordinario, octubre de 1916.

Gaceta de Madrid, 27-3-1874, p. 1

Anuario Militar de España 1893-1894, ps. 210 y 320; 1896, ps. 184 y 302;

Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, 1-9-1896, p. 965.

Periódico La Correspondencia de España, 25-2-1914, p. 6.

Periódico El Noroeste, 24-8-1903, p. 2

Memorial de Infantería, 2004, ps. 104 y 105 (del PDF)

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