A LOS VENCEDORES DE
BAYLEN,
AL EXCMO. SR. CASTAÑOS,
GENERAL EN GEFE,
Y A NUESTRO DIGNÍSIMO
GOBERNADOR
REDING
El estrépito de nuestras vencedoras ármas conmue-
ve las quatro
partes del globo; todas quatro nos tien-
den sus
cautivas manos para que rompamos las cadenas
bárbaras que,
ó las oprimen, ó las amenazan: los in-
mortales hijos
del Betis han arrancado los laureles á los
vencedores del
Danubio, del Odder, del Vístula y del
Niemen: la
espada que Francisco I rindió en Pavía,
nos había sido
robada con dolo y mala fe, pero será
reemplazada
con la de Napoleón I, que debía colocar-
se en el
tabernáculo del templo de las Victorias en la
Capital de
Francia, si es que tiene alguna vez el valor
necesario para
desembaynarla al frente de nuestros exer-
citos: la de
Dupont, tan celebrada en Jena, está ya
ofrecida á los
pies de los altares del Dios de las Bata-
llas, y
consagrada al mayor héroe de nuestros Monar-
cas, el
glorioso S. Fernando III de este nombre.
Las glorias de Sevilla, su lealtad y su
patriotismo
eclipsarán algún
día quantas en el espacio de treinta si-
glos habían
ilustrado toda la redondez de la tierra. Los
poderosos Imperios
que ha conocido el mundo, los cé-
lebres conquistadores
que aterraron y subyugaron las
Naciones, no
han dexado en pos de sí otra memoria
que la de la
carnicería y la sangre, al del robo, el in-
cendio y el
pillage; la España se presenta hoy en el
teatro militar
del mundo baxo de otros auspicios mas
felices.
La conquista de su verdadera independencia,
y la
de la libertad
de la Europa, son el objeto de sus votos,
y el móvil de
sus empresas, no de aquella desenfrenada
libertad, de
aquella horrorosa licencia que compró
la desgraciada
Nación francesa á costa de un millón
de victimas,
para romper todos los vínculos sociales,
los de la
carne y de la sangre, y hasta los que desde
el principio
del mundo habian existido entre el cielo y
la tierra: la
España sola en tanto ha sido capaz de
concebir
empresa tan noble en quanto fiel al Dios de
sus Padres, no
ha querido doblar la rodilla delante del
idolo ante
quien se han prostituido todos los Pueblos,
Campos de
Baylen: ¡la posteridad os contemplará con
reverencia y
con asombro, y repetirá con ternura y con
lagrimas los
nombres amados de Castaños, y demás va-
lerosos y dignos
Generales de las divisiones de su exér-
tito!
La Corona Imperial que ciño dos veces la frente
de
nuestros
Monarcas, la pondrán de nuevo nuestras ma-
nos en la de
los Césares que adornó por tantos siglos
la Italia,
teatro dé nuestras glorias, patrimonio legíti-
mo en la mayor
parte de nuestros Reyes, conquistada
repetidas veces
á costa de la sangre de nuestros vale-
rosos
progenitores, y cedida por vergonzosos tratados,
nos abrirá los
brazos para recibirnos como libertadores,
y preferirá, si
llegare el caso, a la dominacion del Pue-
blo español,
cuya religión y costumbres la unían es-
trechamente á
nosotros, al yugo infame del opresor
que la ha
despojado de quanto le era caro y aprecia-
do: las diez
Provincias de la Flandes, que perdimos
del todo por
las desgraciadas paces de Utrech, no han
olvidado que
pelearon mucho tiempo á nuestro favor,
sus campos
empapados todavía en la sangre de nuestros
héroes, se
transmitirán á la posteridad mas remota la me-
moria de
nuestro valor y de nuestras hazañas; no vaci-
larán entre el
gobierno liberal y suave de que gozaron
todo el tiempo
en que estuvieron sujetas á nuestro impe-
rio, y el
tiránico que trastornó y aniquiló en una sola
campaña el
estado floreciente y opulento que habían
adquirido en
los 95 años que transcurrieron desde que
pasaron de la
dominación española á la de Austria has-
ta que fueron
cedidas á la Francia contra el tenor de
los tratados del
año de 1713.
Andaluces: vuestra religión y vuestra
confianza en.
Dios, vuestro heroico
esfuerzo é incomparable valor,
han conseguido
una victoria que ninguna Nación de
Europa habia
logrado sobre el común enemigo; los
Exércitos germanos
tan célebres desde Julio César, los
de los
Federicos y Gustavos, los de los Cosacos y Cal-
mucos, terror
del Norte, no alcanzaron desde el año
de 1791, en
que tuvo principio la destructora guerra
de la
revolución, aprisionar y desarmar un exército en-
tero: tal ha
sido el primer ensayo de nuestras victorio-
sas armas: el pincel
y el buril inmortalizarán en el
lienzo y en el
marmol las acciones sobresalientes de los
héroes de tan memorable
jornada.
Malagueños: otros. Pueblos de España, á
imitacion
de los de la
antigua Grecia, se disputarán la gloria de
á quien
pertenece Castaños, el Aquiles de nuestros días;
pero nosotros
debemos estar también ufanos por la parte
que nos ha
cabido: sea permitido á nuestro amor, á
nuestra
gratitud, á nuestro respeto pagar este corto tri-
buto de
reconocimiento a nuestro dignísimo General,
que aclaman y
bendicen los Pueblos que disfrutan de su
presencia.
Regocijémonos una y mil veces: el descen-
diente del
libertador de las montañas helvéticas, mas
feliz que
Guillermo Tell, ha ayudado con su valor so-
bresaliente, á
poner los fundamentos de la libertad eu-
ropea á los 501
años en que éste hizo sacudir el yugo
á la Suiza.
Reding, nuestro Gobernador Reding, el
padre
compasivo de los pobres, el inflexible adminis-
trador de la
justicia ¡quántos títulos tiene á nuestro
cariño, á
nuestra gratitud, y á nuestra eterna memo-
ria, á la de
España, á la de la posteridad! ¡Reding
amable!
¡Reding esforzado y activo, infatigable y va-
leroso! otra
pluma mas eloqüente que la mía es la que
debe dedicarse
á formar tu elogio; tu nombre es el
mayor entre
tus conciudadanos.
Andaluces: Vuestras espadas han despedazado los
corvos picos
de las águilas Francesas: en Austerlítz la
pérdida de una
abatió al orgulloso espíritu de Napo-
león; en Baylen
hicisteis pedazos infinitas: estas serán
los despojos opimos
que adornarán el carro triunfal del
vencedor: empuñemos
todos la espada vengadora, y
con ella en la
mano, y guiados de tan experimentados
y valientes
Gefes, correremos de victoria en victoria
desde las
márgenes del Betis hasta las del Sena, talan-
do, arrasando
y destruyendo quantos campos, plazas
y exércitos
encontráremos al paso, hasta que afiance-
mos
pacíficamente á Dios en nuestros altares, á nuestro
Rey en su
solio, y á la Andalucía por la fama de sus
proezas entre
los primeros Pueblos de la tierra.
Málaga 28 de Julio de 1808…. F. X. A.
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NOTA: Documento dirigido al pueblo de Málaga por el general Francisco Javier Abadía con motivo de la victoria de las armas españolas sobre las francesas en Bailén.
Este documento se encuentra en el Archivo del Ayuntamiento de Madrid.
Soldado Español
Málaga - 2024