31/08/19

TENIENTE CORONEL JOHAN AB ACH.

   Según su hoja de servicios militares, nació Johan en la localidad de Bregentz, Alemania -hoy Austria-, en 1722. Por esa misma hoja sabemos que era un hombre robusto y de una familia de hidalgos, pues a su calidad, es decir, a su origen social, se la define como buena, lo cual nos indica también que no era de familia nobiliaria.

Uniforme de soldado del Regimiento San Gall Dunnant
   Lo primero que sabemos de el es que entró a servir como voluntario en el Ejército del Emperador alemán Carlos VII, donde prestó sus servicios durante un año y diez meses en el Regimiento “Morawitz”, participando en el Chaque, cerca de Saint Pilten, y escalada de Praga y en el ataque de Schending, para luego pasar a España formando parte  del Regimiento de Infantería Suiza “Dunant” como Cadete, a partir del 26 de Abril de 1743. 

   Ese Regimiento prestaba sus servicios a España, según contrato formalizado entre el Rey de España, Carlos III, y el príncipe - abad de San Gall y San Juan Thurthal, en Suiza. Este Regimiento llevaba como Coronel a Jorge Dhunant, el cual acabó dando nombre al Regimiento, pasando a denominarse, posteriormente, “San Gall Dhunant”, Regimiento cuyo uniforme era azul con divisa encarnada y vueltas, collarín y solapa igualmente encarnados. Cartera de la casaca a lo largo y la botonadura de metal blanco.

   Su Hoja de Servicios militares es la siguiente:

   Los servicios militares prestados por Johan pasan por su estadía en los Ejércitos de Italia, Aragón, Cataluña, Galicia, Portugal y Castilla y los hechos de armas en los que se halló se resumen de la siguiente manera:

    Cuando la guerra en Italia se halló en la Campaña de Lachenal, en la toma de Montalbán, retirada de Parma, batalla de Piacenza el 16 de Junio de 1746 –donde las tropas hispanofrancesas fueron derrotadas por los austriacos-, a quienes se les venció mes y medio antes en Codogno y en la “función” de Tidone. Al ir embarcado en socorro de Génova fue hecho prisionero de guerra por la Escuadra inglesa.

   En 1758 y en virtud de los acuerdos firmados entre el Estado Español y el Príncipe Abad de San Gall, debió Juan ir a Alemania o a Suiza junto al Teniente Lorenzo Servet y  acompañando al Brigadier Jorge Dunnant - Coronel del Regimiento- para llevar a efecto la leva estipulada en los acuerdos firmados.

   Así mismo, en dichos acuerdos se determinó que las Compañías que conformaban el Regimiento pasasen de Aragón a Cataluña, debiendo ser el cuartel cerrado y radicado en alguna ciudad apartada de la frontera pero cercana al mar, como Mataró, Tarragona, Tortosa, Villafranca del Penedés o la ciudadela de Barcelona, decidiendo el Ministro de la Guerra finalmente que se estableciera en Tortosa, ciudad en la que conoció a Raimunda Casaviella Caballero, con quien contrajo matrimonio creemos que entre 1761 y Enero de 1762, pues el siete de Octubre de este último año nació su hija Raimunda, único hijo habido del matrimonio de que tengamos noticia.
    
   Después estuvo en la Campaña de Portugal con destino en Chaves.

   Siempre fue bien considerado en el Ejército, siendo muy bien calificado en capacidad, valor, aplicación y conducta, haciendo hincapié sus Coroneles en el valor, celo y conducta.

   Siempre en el desempeño de su profesión, solo usó dos veces de Real Licencia, una desde primero de Octubre de 1768 hasta primero de Abril de 1769. Licencia que se amplió y pasó en Madrid, donde justificó su existencia hasta el primero de Diciembre de 1770, que se incorporó debidamente a su Regimiento.

    Su ascenso en el escalafón militar español se puede resumir de la siguiente manera:

   - Cadete, el 26 de Abril de 1743,
   - Subteniente, 15 de Marzo de 1744,
   - Teniente, el 26 de Junio de 1746,
   - Capitán Teniente, el 1 de Julio de 1749,
   - Graduado de Teniente Coronel, el 26 de Abril de 1768, y
   - Capitán de Granaderos, el 29 de Diciembre de 1770

   A raíz del llamado Motín de Esquilache se inició un proceso contra los Jesuitas para su expulsión de España, aprovechándose ese suceso para acusarlos de haberlo provocado, pues existía una total animadversión contra ellos por parte del Gobierno y de la Corona.

   En este proceso fue protagonista nuestro Johan, pues participó como declarante contra los Jesuitas, tanto en Gerona como en Barcelona, dando fe de la malignidad  de aquellos y de su autoría en los motines que se sucedieron, aparte de en Madrid, en varias ciudades españolas.

   No sabemos porqué testificó contra ellos Johan, pero el caso es que lo hizo en una declaración -actuando como testigo principal- el 30 de Septiembre de 1766 en Gerona junto al canónigo Francisco Berga y al Doctor Gafarot, que era el comisionado por el Episcopado para interrogar a los seglares gerundenses. En la declaración que hicieron se veía claramente que había sido acordada entre ellos, pues eran prácticamente iguales, dándose, además, la circunstancia de que se habían mantenido en permanente comunicación. Johan afirmó que  

   “…los Jesuitas habían provocado y ayudado a cuantas conmociones contra los Gobiernos se han producido en la Edad Moderna” y para afirmar tal cosa se apoyaba en “los textos que habitualmente leía tanto españoles como franceses e italianos” y que además “a los jesuitas se les acusaba de organizar motines y complots…”.

   También actuó Johan como testigo principal en Barcelona, asegurando en su declaración 

   “…haber oído decir al Padre Maestro Fray Agustín Voltas, dominico, que en Roma se anunciaba ya el tumulto de Madrid antes de suceder…”.

   Sobre el motín de Madrid declaró que 

   “…se decía que había sido organizado por los Jesuitas debido al odio que sentían por la Casa de Borbón”   “…que los Jesuitas han hablado contra el Gobierno, que sabe que han escrito papeles injuriosos contra el Rey y sus ministros, remitiéndolos por correo a varios sujetos y que los apasionados de los Jesuitas, en dichas conversaciones, han hablado con tanta libertad que no han perdonado la sagrada persona del Rey…”.

   Una de las acusaciones de más peso fue acerca de las quejas que estos hicieron

    “…porque (el Rey) no podía atropellar a sus vasallos y que había que respetar las leyes del Reino y como Su Magestad no había dado oído a las representaciones que se le habían hecho repetidas veces viéndose el pueblo tiranizado por Esquilache, quiso (el pueblo) sacudir el yugo que suponía insoportable…”.

   Dijo también Johan que

   “…los Jesuitas hacían sermones alarmantes, tenían conversaciones delictivas, como las que oyó al Padre Blay en Gerona, que decía se manifestaba dolido de los Gobiernos de Francia y Portugal y, como consecuencia, del Gobierno de España, con expresiones indirectas sobre que se introducía el janseismo en el ministerio de España, que se introducía la herjía,….”.

   También que

   “…sabía que los Jesuitas no solo habían sido los autores materiales y formales de los motines madrileños desafiantes de la Monarquía, sino también en provincias y en cuantas turbulencias se dieron desde siglos antes en Venezia, Inglaterra, Polonia, Francia, Portugal, Bohemia y Moravia, fomentando calumnias contra el Estado y sus ministros, hasta llamar al Turco en su socorro contra dicha República de Venezia…”.

   Acerca de los disturbios de Barcelona, al parecer provocados por la actuación del marqués de la Mina secundado por Campomanes, afirmó Johan que

   “…todo esto se hacía únicamente por dichos padres con el objetivo de exasperar los ánimos de un pueblo de suyo tranquilo…”

o sea, como dando a entender que los Jesuitas incitaban al pueblo a rebelarse contra su Rey. No acaba ahí su declaración, pues también afirmaba que 

   “…armados de elementos eucarísticos y vista la persecución desencadenada contra su familia religiosa, se atreven a insinuar en sus sermones que quien sabe, quien sabe si por los pecados de España querrá Dios que venga otro Príncipe”.

   En otro momento de su declaración, Johan aseguró que 

   “…le habían dicho que los Jesuitas tenían en Gerona una tertulia llamada El farol, donde se hablaba contra el Gobierno y contra las otras Órdenes con total libertad y no siendo bueno lo que allí se dice…”

   A pesar de tanta investigación y de tanta toma de declaraciones contra los Jesuitas, acabó resultando que en ningún momento se puso de manifiesto esa presunta autoría intelectual de la Compañía de Jesús en nada relacionado con los motines, de la misma manera que tampoco resultaban convincentes todas las alegaciones que sobre sus actividades contra el Gobierno se les atribuía, pero en cualquier caso fue muy hábilmente aprovechado por Campomanes y otros para meterle el miedo en el cuerpo a Carlos III sobre los Jesuitas y conseguir, como al final se consiguió, expulsarlos del Reino de España.

   Lo que nos quedamos sin saber es porqué Johan testificó todo lo anteriormente expuesto, porque algunas de sus declaraciones que solo aportaban vaguedades fueron aceptadas, y porqué fue testigo principal, ¿por odio a los Jesuitas?, ¿por qué tenía alguna cuenta pendiente con ellos?, ¿por que fue comprado para que testificara en su contra? Vaya usted a saber, porque lo que es nosotros, de momento, nada de nada.


Bandera de España en la época de Juan

   En 1772 su Regimiento pasa a denominarse San Gall barón de Thurm.

   En el año de 1775, preocupados tanto el Rey como los ministros por la presencia de los piratas berberiscos que estorbaban el comercio de España y de otros países ribereños y queriendo limpiar los mares mediterráneos de semejante plaga que, además, capturaba muchos cristianos a los que esclavizaba, organizó el Estado un poderoso Ejército compuesto por alrededor de 18400 hombres -entre ellos Johan con su Regimiento-, los cuales fueron reunidos en Mayo de 1775 en Cartagena, formando tres divisiones al mando del General O´Reilly, zarpando rumbo Argel el 22 de Junio, uniéndoseles por el camino una fragata maltesa y dos del duque de Toscana. La Escuadra arribó el 30 de Junio frente a las costas de Argel e inició el desembarco de los hombres el siguiente 8 de Julio.

   Antonio Barceló, que por su pericia y experiencia fue encargado de proteger el desembarco, se acercó con sus naves de poco calado lo máximo posible a la costa para que su artillería hiciera fuego efectivo, pero pese a la férrea instrucción que había inculcado a sus tropas, los exploradores españoles calcularon fatalmente la zona que eligieron para el desembarco, quedando los cañones atascados en las arenas de la playa y por lo tanto inutilizados para el combate.

   Lo mal que se organizó el desembarco y las erróneas disposiciones posteriores, llevaron a la expedición a un absoluto desastre, en el que los españoles desembarcados sufrieron cerca de 3.000 bajas, de un total de 18.400 hombres, dejándole al enemigo 15 cañones, dos morteros, alrededor de 9.000 fusiles abandonados, así como alrededor de 600 caballos de frisa, 500 palas de hierro y 500 japas y picos. La Gaceta de Madrid informaba el 25 de Julio de 1775 de la muerte de 27 oficiales y 501 soldados muertos y de 191 oficiales y 2088 soldados heridos, aunque es probable que el número de muertos y heridos fuera mayor. Entre esos muertos se encontraba nuestro Johan, al intentar con su escuadrón hacer un ataque al enemigo que desde un fuerte cercano a la ciudad hostigaba a nuestras tropas. 

   Así pues, el 8 de Julio de 1775 dejó nuestro antepasado de existir, muerto heroicamente en el combate, defendiendo la Bandera de España a los cincuenta y tres años.

   A pesar de haber superado una dura batalla, en la que se logró tomar el fuerte de Argel, los batallones españoles no lograron avanzar lo suficiente para organizar un despliegue eficaz  y ante este fracaso ordenó O´Reilly el rápido reembarco de la tropas para el regreso a la Península, efectuando la acción en unas circunstancias muy desfavorables, tanto que el ejército tuvo que soportar fuertes cargas de caballería del enemigo, lo que hizo la situación difícil de llevar a cabo, y  no fue un desastre total gracias a la acción de los jabeques de Barceló que, demostrando una vez más su valentía y profesionalidad, se supo imponer a las circunstancias, sostuvo un vivísimo cañoneo contra los moros, salvando de esa forma a muchos, que de no haber sido por su actuación hubieran perecido.

   Félix Ignacio de Tejada, segundo comandante del navío de línea San Rafael, de 80 cañones, distinguiose en el ataque que dicho buque llevó a cabo en unión del navío Diligente, de 74 cañones, contra el castillo del río Xarache, tomando parte en la protección del reembarco de las tropas.

   La expedición fue un tremendo fracaso dado el elevado número de bajas, la pérdida de caballos, armas y material y del menoscabo del prestigio militar español, amén del envalentonamiento de los moros. Así pues, la Escuadra regresó y fondeó en Alicante entre el 14 y el 19 de Julio. 

   Este fracaso fue calificado de "desastre" en los círculos de la Corte y provocó durísimas
críticas contra O'Reilly, hasta el punto que la cúpula militar debatió su destitución.

   De Raimunda, su esposa, solo sabemos que  falleció en el año de 1779 y que su familia era originaria del Reino de Francia  y que vino a España a principios del siglo XVIII, cuando uno de sus hermanos acompañó como General al Rey Felipe V.

   Era hija de Francisco Casaviella Maseres y de Maria Francisca Caballero y Simó.

    Fueron sus abuelos paternos Juan Casaviella y Juana María Maseres. Fueron sus abuelos maternos Miguel Caballero y Ana María Simó.

Soldado Español
Málaga - 2029

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